El empate dominguero entre Gimnasia de Mendoza y Estudiantes de Caseros (líderes junto a Sabalero antes de arrancar la cuarta fecha, todos con 7 puntos), le ponían un condimento extra al cruce de Colón con Chaco For Ever en el Cementerio de los Elefantes: el ganador se consagraba como “Puntero de Carnaval” en soledad en la zona “B”. Si ganaba el dueño de casa, empujado por una multitud en la Catedral del Sur, quedaba con 10. Si el “Algodonero” del santafesino Ricardo Pancaldo daba el golpe, era líder con 9. El empate lo ponía al “Negro” como multi-puntero. O sea, cartel de partidazo que pagara el esfuerzo de volver a casa casi en día lunes.

El césped del Brigadier López, que arrancaba con buen maquillaje, generaba dos sensaciones: 1) demasiado bien por la cantidad de agua que no sólo dominó el domingo sino toda la semana sin sol en la ciudad de Garay; 2) con el correr de los minutos, además de desfigurarse, el campo sería determinante en cuanto al valor de las pérdidas: pelota arriesgada, pelota de gol.

Colón vive a lo Colón. Con historia, estadio, estrella y multitud de candidato. Foto: Mirador.

Después de un recibimiento espectacular, Colón decidió pagarle a los hinchas tanto amor de tribuna y bajo la lluvia con un gol a los tres minutos. Lindo toqueteo de Bernardi y “Facu” Sánchez, centro que no falla casi nunca y Gigliotti que no falla nunca…¡adentro y 1 a 0! Nada de cumbia, todos con el viejo y querido “Gitano” Sandro al ritmo de “Ese es mi amigo el Puma, dueño del corazón, del Barrio Centenario…”.

En la jugada siguiente, Chaco salió como león herido: transiciones rápidas y gol anulado a Romero por off-side real. A los 13 minutos se pudo terminar todo: Gigliotti pareció el de hace 12 años y no el actual: la tiró larga, ganó entre dos e intentó definir como si la cancha estuviera seca, por lo que el “globo” se le quedó sin aire. Era el 2-0…no fue nada.

Desde ese momento, Colón casi que desapareció de casa: le empezó a ceder balón, terreno y protagonismo al visitante. Si fue una estrategia para jugar de contra, se le fue la mano. Entre Castet y Negro, la cosa estaba negra: cada pelotazo largo era medio peligro.

La realidad que los de Pancaldo no tuvieron precisión en la puntada final. Y la vez que la pelota iba al gol, Díaz fue “Batman” y no Marcos: volado “a lo Leo” para evitar el empate de Romero.

La sensación, al irse al descanso, era de tranquilidad por el resultado pero con la obligación de corregir cuestiones. Colón, que atacando fue siempre de extrema-derecha, tenía un lío tremendo por izquierda cada vez que los chaqueños atacaban por ahí.

Colón vive a lo Colón. Con historia, estadio, estrella y multitud de candidato. Foto: Mirador.

El “Pata” Pereyra junto a sus asistentes leyeron los primeros 45 minutos con esa misma preocupación y volvieron al complemento con un cambio: afuera Barreto (de pobre aporte) y adentro Jourdan para apostar a tener más gente en el mediocampo, más tenencia y profundidad. De paso, cerrarse más en modo 4-4-2 con “Facu” Sánchez más contenido.

A los 21 minutos del complemento se dio una acción de rotura de partido: Barbieri, zaguero visitante, salió jugando, se le fue larga y barrió pelota, terreno y la tibia de Forneris. Cuando todos pensaban que era amarilla, el juez mostró la roja y Chaco se quedó con uno menos. Al toque, Pancaldo mandó dos cambios juntos.

Si la roja a Barbieri pudo romper el partido, la “no roja” a Negro a los 27 minutos lo rompió del todo: se quedó todo Chaco protestando. En la jugada siguiente, Bernardi veloz por izquierda como en los tiempos de Primera, contra letal, pase gol y esta vez sí…¡gol de Jourdan para el 2-0 por el otro lado!

Rápido, para evitar otra amarilla, Pereyra mandó a Fernández por el regalado Negro. En la misma ventana (quizás apresurado), sacó a Bernardi y a Gigliotti para que ingresen Soñora y Sanguina. Cuando volvió el juego de esos cambios, descontó Chaco For Ever con un auto-gol de Facundo Sánchez, colgando de cabeza a Marcos Díaz.

La ovación anticipada al pitazo final fue para Forneris, cuando el “Pata” Pereyra lo mandó a Garrido. Los ocho minutos de adición fueron para aguantar, sufrir y festejar. A lo Colón. Por momentos, bailando bajo la lluvia. Conservando el invicto y quedando solo en la punta de su zona.

Se sabe, los dos ascensos son en noviembre y falta mucho. Pero en el “mientras tanto”, Colón vive a lo Colón. Con historia, estadio, estrella y multitud de candidato. Por eso el 2-1 de carnaval se festejó con agua y sábalos en el medio del Salado. No le importa eso de una letra a Colón. Antes en la “A”, por ahora en la “B”…¡Carnaval toda la vida!