Si se mira desde el resultado, está todo bien. Máxime en esta copa que se hace tan esquiva y sorpresiva para Unión. Y si se sigue mirando el resultado, se suma la alegría de la gente. Porque el hincha quiere, ante todo, que Unión gane. Y Unión ganó. Dicho esto: uno no se queda exclusivamente con el resultado y debe analizar juego. Y Unión tuvo un largo pasaje de más de media hora -la inicial del partido- en la que jugó muy mal y esto provocó, por ejemplo, que el técnico hiciera dos modificaciones antes del cierre del primer tiempo, en un hecho infrecuente, poco común, atípico y que se da solamente cuando nada está saliendo bien.
Dómina marcó la igualdad tras un pase perfecto de Gamba.Foto: Prensa Unión
Así como decíamos hace unos días que Unión había jugado su mejor partido ante Gimnasia, el primer tiempo con Colegiales fue de lo peor. Un equipo frenado, planchado, sin dinámica, sin precisión, atado y sin ninguna creatividad. Entró dormido y cumplido el cuarto de hora perdía el partido en una jugada en la que tuvo mala suerte, porque luego del cabezazo de Gordillo que se estrelló en el travesaño, la pelota rebotó en Cardozo y se metió adentro del arco. Gol en contra que aumentó la gravedad de la situación.
Colegiales se paró cortito en la mitad de la cancha hacia su propio sector. Y frente a esto, lo de Unión fue leve y por momentos intrascendente. Muchas imprecisiones en los pases, poca capacidad para desbordar en el mano a mano y para encarar a jugadores que parecían más lentos pero que se las ingeniaban frente a un equipo de andar cansino y sin dinámica.
El gran cambio de cara de Unión
Cambio 1: el esquema. El Kily, viendo lo mal que jugaba el equipo, modificó la línea de cinco (algo que se viene convirtiendo en costumbre todos los partidos). Mandó a Del Blanco a jugar como volante por derecha para que enganche hacia adentro y que le quede la cancha de frente. Era el único que se animaba a encarar. Lo tiró a Fascendini de lateral por izquierda, con línea de cuatro en el fondo. Pero el mediocampo no tenía claridad. Y los jugadores que debían abastecer a los de arriba, sobre todo Fragapane, sin movilidad y ausente del partido.
Cambio 2: los nombres. No es habitual que un técnico meta dos cambios a los 35 minutos del primer tiempo. Ni siquiera esperó el entretiempo el Kily. Mauricio Martínez y Gamba por dos defensores (Ludueña y Fascendini). Pero no fue solo eso, sino que Profini (que no le escapaba a las generales de la ley respecto del flojísimo nivel individual de los jugadores) se retrasó para formar dupla central con Pardo, quedando Domina y Gamba abiertos a los costados.
Y Gamba hizo en una sola jugada lo que Fragapane no hizo en todo el primer tiempo. Habilitó con un pase perfecto a Domina que, esta vez, ganó en el mano a mano en base a velocidad y definió bien ante la salida de Di Fulvio.
Fue lo mejor que le pasó a Unión en ese primer tiempo flojísimo. No irse al descanso perdiendo el partido fue la mitad del vaso lleno. O el poquito de vaso lleno para mejor decir, porque lo malo (que fue mucho) dejó el vaso casi vacío. Y esto fue lo que vio el Kily para sacar a Fragapane en el entretiempo y darle la chance al pibe Verde de jugar 45 minutos.
Como “sacando un conejo de la galera”, a Estigarribia le quedó picando la pelota dentro del área y no perdonó. Un Estigarribia que estaba aportando poco, pero que tuvo una y no perdonó. Iban 6 minutos del segundo tiempo y Unión se encontraba en ventaja cuando su nivel futbolístico no lo justificaba de ninguna manera, más allá de que enfrente tenía a un equipo ordenadito pero sin muchas luces.
La lesión de Gerometta y el cansancio de Estigarribia obligaron a los dos cambios finales. Entraron Vargas y Colazo. En medio de esas modificaciones, hubo una jugada muy clara para Unión cuando Estigarribia peinó la pelota para el pique de Domina, por detrás suyo, y al remate le faltó fuerza y fue desviado prácticamente sobre la línea por Rasso.
Mauricio Martínez le dio un mejor primer pase a Unión, aportó algo de claridad y movilidad a un encarador Verde, y Unión mejoró su postura en el segundo tiempo, después de una parte inicial para el olvido. Y fue allí, a partir del momento del segundo gol, que Unión justificó la victoria. No porque el equipo haya jugado bien -cosa que nunca pasó en el partido- sino porque se ordenó mejor, fue un poco más preciso en el manejo de la pelota y generó algunas situaciones, como la apuntada de Domina o un remate desde la media luna de Verde que se estrelló en el travesaño y que fueron muy claras.
Resultado más que positivo
Son algunas de las cosas que deberá revisar el Kily. Le dio dos chances de titularidad a Fragapane, que fue un jugador que buscó en este mercado de pases y también en el anterior, cuando la inhibición le impidió traerlo, pero no se justifica que juegue Fragapane con una respuesta escasa como la que dio en San Nicolás y que Verde se quede afuera. El Kily quiere llevarlo de a poco y no está mal, pero es tan flojo el rendimiento de los que tienen que crear fútbol en Unión, que el atrevimiento de este chico se merece más continuidad.
El golazo de Verde desde afuera del área, violento y rasante para dejar sin chances a Di Fulvio, le puso el 3 a 1 definitivo. Fue un final feliz dentro de un trámite que tuvo pasajes de honda preocupación.
La primera media hora fue pésima. A partir de los primeros cambios, el equipo fue cambiando. Mauricio Martínez con su buen manejo, Gamba con ese pase a Domina y la entrada de Verde le cambiaron un poco la cara. Pero este partido debe generar una profunda autocrítica. Sobre todo esos pasajes iniciales muy malos y otra vez una historia que se repite: un esquema con el que se inicia los partidos y que enseguida debe cambiarse para que el equipo cambie. Y para bien.