Las altas temperaturas que se vienen registrando en diferentes regiones del país y especialmente en Entre Ríos, con marcas que han alcanzado los 40° a fines de febrero y principios de marzo, expusieron una problemática crónica del sistema educativo provincial. Sin la infraestructura edilicia necesaria y el equipamiento adecuado para hacerle frente a la ola de calor, muchas escuelas debieron implementar la reducción horaria o en el peor escenario, suspender el dictado de clases.
Si bien la situación había sido advertida por docentes, alumnos y familiares, el CGE a través de la circular 05/25 del 23 de febrero, solicitó a las Direcciones Departamentales de Escuelas que, “en colaboración con los equipos de supervisión y los establecimientos educativos, evalúen y diseñen planes de acción destinados a mitigar el impacto del calor sobre la comunidad educativa, asegurando a su vez la continuidad de la trayectoria escolar”.
En ese marco, la normativa habilita a las instituciones educativas a la reducción horaria “para evitar las horas de mayor registro térmico, así como la alternativa de la virtualidad”. Según informó el CGE se trata de una estrategia “para tratar de generar acciones que permitan continuar con el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Y por otro lado protegerlos en lo posible de las inclemencias climáticas”.
La resolución, que está a punto de perder vigencia, cobró relevancia en la inauguración del ciclo lectivo a raíz de presentaciones de escuelas que carecían de ventiladores o de espacio físico para dictar clases con normalidad.
Según datos proporcionados a Mirador Entre Ríos por el coordinador de Direcciones Departamentales de Escuelas (DDE) del CGE, Sebastián Benedetti, en Entre Ríos debieron suspenderse clases por la ola de calor en 17 instituciones educativas y en otras 790 se dispuso la reducción horaria. Las falencias que más se reiteraron en las entidades que interrumpieron el dictado de clases fueron “problemas de acceso a la red eléctrica o en la provisión de agua”.
Cabe mencionar que el sistema educativo entrerriano cuenta actualmente con un universo de 1.500 establecimientos educativos.
Consultado por las deficiencias edilicias y operativas más comunes, el funcionario explicó: “Cada una tiene su propia singularidad, en algunos casos tiene que ver con falta de ventilación, en otros con que las escuelas no cuentan con espacios con sombra suficiente como para que puedan trabajar aire libre; en algunos casos tiene que ver con los agrupamientos que son quizás muy numerosos. Cada una tiene su particularidad y en función de eso es lo que solicita la reducción horaria, y justificando obviamente con esto que estamos comentando ahora”.
En este sentido agregó: “Además, en algunos casos se da que las escuelas pueden, porque tienen espacio físico suficiente, y lo han hecho en algunos casos, juntar el turno de mañana y el turno tarde, en un horario compartido y reducido, entonces todos tienen la educación garantizada, el servicio de educación y además el comedor, en las escuelas que cuentan con comedor: entonces van los dos turnos a la mañana, luego van al comedor y después se retiran, entonces el turno tarde, que es donde está más complicado con el tema de calor, quedarían exceptuados”.
Benedetti aseguró que el gobierno provincial puso en marcha un Censo de Infraestructura Escolar “porque nunca se hizo” y está a cargo de profesionales de la construcción, quienes están recorriendo diferentes escuelas.