En saco roto cayó la ilusión de reflotar el viejo sueño póstumo del ex gobernador socialista, Hermes Binner, de construir el Puerto de la Música en Rosario. Aunque parecía que la iniciativa había cobrado fuerzas cuando el año pasado el gobernador, Omar Perotti, firmó el acuerdo con la Nación para que se le pague la histórica deuda de coparticipación a la provincia con la idea de que se pudiera avanzar con esta iniciativa, nada sucedió y el proyecto sigue archivado.
El Puerto de la Música fue desarrollado por el famoso arquitecto brasileño Oscar Niemeyer (fallecido en 2012) y el único que proyectó para Argentina. Se trata de un conjunto de 20 mil metros cuadrados compuesto por un centro de exposiciones, una escuela de música y una sala de conciertos.
El propio secretario general del Sindicato de Músicos de Rosario, Hugo Vitantonio, se había entusiasmado sosteniendo a Mirador Provincial: “Tiene una relevancia de carácter estratégico para la puesta en valor de la cultura santafesina”, y elogió la actitud de Perotti de “rescatar un proyecto que venía de una gestión anterior” porque “es algo poco frecuente en la política, donde todo el mundo quiere tener el derecho de autor de las obras que impulsa”.
Luego, se generó una polémica y se pasó de la alegría de ver renacer esta iniciativa se pasó sin escalas a la frustración local. Es que Binner pensaba el Puerto de la Música frente al río Paraná en Rosario, a metros del Monumento a la Bandera, pero Perotti indicó -en su momento- que se desarrollaría en otra ubicación. Se emplazaría en Granadero Baigorria, a la altura del barrio Remanso Valerio, junto con la constructora privada Pecam.
Agregó que estaría en el límite con Rosario en inmediaciones al puente Rosario - Victoria. También señaló que los aportes provinciales provendrían de las utilidades de desarrollos inmobiliarios privados que se habilitarían al mismo tiempo.
Tanta fue la ebullición de la noticia que generó que el Palacio Vasallo reaccionara al respecto. Puertas adentro pregonó que se avance con la construcción del mega complejo, pero sí o sí en Rosario. El concejal Carlos Cardozo, de Unión Pro/Juntos por el Cambio, hizo referencia a una nota presentada por la arquitecta Silvana Codina, en la que expone su posición a partir del anuncio respecto que la construcción se haga en la vecina ciudad de Granadero Baigorria.
Esto es lo último que se hizo desde los diversos sectores políticos para tratar de que la iniciativa no fallezca y pueda tomar vuelo propio. Sin embargo, los vaivenes económicos y la coyuntura provincial, acompañada de una potente sequía tanto del campo como del río Paraná, volvieron a empujar al proyecto al rincón de los sueños por cumplir.
Lo llamativo del Puerto de la Música es que se trata de una idea cultural que no logra prosperar aun teniendo el consenso de la ciudadanía y de los protagonistas del mundo de la cultura que luchan para tener un espacio donde explotar sus actividades con comodidad.
Casi, pero no
En el último gran intento socialista por tratar de que se consolide la iniciativa para que se levante, en el tramo que comprende avenida Belgrano entre Avenida Pellegrini y Cerrito, conllevaba la necesidad de quitarle esos metros de parcela al Puerto de Rosario, que se encontraba concesionado por la firma Terminal Puerto Rosario (PTR).
Si bien desde el gobierno de Binner -cuando lideraba la provincia- habían explicado que el terreno sur que deberían utilizar sería compensado con un terreno en el sector norte del mismo tamaño, generó temor en el sindicato que nucleaba a los trabajadores del puerto.
El miedo de Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (Supa), se fundaba en que “producto de la mega obra se perdiera capacidad productiva en el puerto, lo que conllevaría a despidos de trabajadores”, recordó a Mirador Provincial quien fuera el expresidente del Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro), Ángel Elías, desde 2008 al 2020. Acto siguiente, unos 25 operarios dejaron sus cascos en el suelo y desde entonces las tareas quedaron paralizadas, “tomando el Enapro como medida de fuerza por varios meses”, agregó.
Sumado a este conflicto sindical, el gobierno de Binner se vio trabado en otro ítem. Resulta que las tierras nacionales cedidas a la actividad portuaria no pueden cambiar su finalidad, salvo que se haga en el marco de un desarrollo como el que se hizo en ciudad de Santa Fe, con mobiliario urbano con el objetivo de potenciar el área portuaria.
Por esta razón, el gobierno provincial necesitaba el aval de Nación -era gobierno kirchnerista- para poder avanzar con las obras, pero nunca logró obtenerlo.