Un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (FCA-UNL) está desarrollando una herramienta biotecnológica para ser utilizada como insumo para inoculantes de alfalfa. El objetivo es lograr mayor productividad y persistencia de la planta así como también una notable disminución del daño ambiental. Los inoculantes son fertilizantes de base biológica, que se aplican en semillas o suelos.
El proyecto, titulado “Una herramienta biotecnológica para el desarrollo de inoculantes de alfalfa. Nuevas cepas de selección local”, está dirigido por las doctoras María Antonieta Toniutti y Laura Viviana Fornasero. El equipo de trabajo también está integrado por Dino Joauck, Nicolás Zuber, Julia Puchulú, Nadia Boetto, Luciano Costamagna y Delfina Guidotti.
En Argentina, la pastura por excelencia es la alfalfa constituyendo un recurso clave en la alimentación del rodeo. Se estima que en nuestro país se siembran más de 3,4 millones de hectáreas de alfalfa y la gran difusión de este cultivo se debe a su alto rendimiento de forraje y adaptabilidad a diversas condiciones ambientales como suelo, clima y manejo.
Proceso productivo
Las especies que integran la familia de las leguminosas, entre ellas alfalfa, tienen una gran avidez por nitrógeno. “Este elemento es fundamental para el desarrollo de las plantas e integrante indispensable en la formación de proteínas, pero es un nutriente limitado en los suelos agrícolas”, detalló la investigadora Toniutti.
Comparado con otras especies, el forraje de alfalfa tiene un mayor contenido de proteínas y por consiguiente, altos requerimientos nitrogenados. Estos altos requerimientos pueden provocar una pérdida rápida y constante de la fertilidad nitrogenada del suelo si no existe un sistema de reciclaje parcial del nitrógeno, unido a un eficiente método de fijación biológica de nitrógeno molecular por asociación con rizobios específicos. Cuando en los suelos donde se cultiva la leguminosa los rizobios (bacterias que fijan el nitrógeno) requeridos están ausentes o no son eficientes se procede a la inoculación. “La alfalfa no es una especie nativa, por esta razón los rizobios específicos no se encontraban presentes en nuestros suelos cuando se introdujo esta forrajera. La tecnología de inoculación tiene como finalidad incorporar rizobios altamente infectivos y eficientes en las leguminosas de interés agropecuario. El proceso productivo comienza con una exhaustiva selección de las cepas de rizobios contemplando infectividad y efectividad en laboratorio, invernáculo y campo”, explicó Toniutti.
Las cepas de bacterias más eficientes son aquellas que tienen mayor cantidad de nódulos medianos y grandes, arracimados o palmados siendo rojos en su interior, ubicados en raíz primaria y tienen rápida y prolongada fijación, acompañada por una mayor producción de materia seca y contenido de nitrógeno.
Actualmente el grupo de investigación está evaluando el comportamiento de cuatro cepas de rizobios seleccionadas por su eficiencia en la fijación de nitrógeno en dos variedades de alfalfa “la idea es ampliar el estudio utilizando distintas variedades de alfalfa para lograr un consorcio de cepas de alta eficiencia simbiótica que permita mejorar la calidad del forraje e incrementar su producción forrajera”, detalló Toniutti.
Resultados obtenidos y esperados
Al finalizar el plan de trabajo propuesto, se espera obtener un complejo de cepas con destacada fijación de nitrógeno y tolerantes a condiciones estresantes de pH, altas temperaturas y salinidad para el desarrollo de un inoculante para alfalfa, probadas y evaluadas a campo.
Las ventajas que dispone la implementación de estas cepas son la tolerancia a condiciones extremas, destacada eficiencia simbiótica en condiciones controladas y mayor producción de materia seca en comparación con las plantas fertilizadas con nitrógeno.
Dejando de lado la mayor productividad y resistencia obtenida, se destaca que respecto a la alternativa de abonar los por métodos tradicionales, se observa una notable disminución del daño ambiental causado por aplicación de agroquímicos y una considerable reducción en los costos en la producción de forrajes.
La mayor ventaja competitiva de esta herramienta es que se realiza con cepas seleccionadas en la zona. “Entonces lo que nosotros estamos observando es si hay alguna cepa que tenga una mejor performance con alguna variedad de alfalfa para ir seleccionando también en función de eso”, agregó la directora del proyecto.
Capital Semilla
En el marco de la convocatoria 2022 de Capital Semilla, el equipo investigador resultó seleccionado para avanzar en un proceso de valorización y para recibir financiamiento, en el marco del Programa de Valorización del Conocimiento, perteneciente a la Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación, de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
La línea de financiamiento de Capital Semilla está destinada a aportar valor a las capacidades de los grupos de investigación de la UNL o a sus resultados, susceptibles de aprovechamiento económico o social. Se trata de un fondo propio de la UNL que se ha consolidado ya como una línea a través de la cual, la casa de estudios potencia a sus grupos de investigación.