Entre las distintas opciones de talleres literarios, clínicas y cursos de lectura -tanto presenciales como virtuales- que se llevan a cabo en Rosario durante el verano, figura el que en febrero realizará el escritor Pablo Colacrai. Se trata de Las formas del cuento, curso que propone un recorrido por las distintas formas de escribir cuentos que se desarrollaron desde principios del siglo XIX. “Voy a centrarme en tres cuentistas fundamentales: Poe, Chéjov y Kafka -señala el autor desde las redes-. Analizaremos las diferencias entre sus estructuras y sus estrategias narrativas, y también rastrearemos la influencia que tuvieron en autores contemporáneos como Hemingway, Calvino, Carver, Heker, Castillo, Schewblin y Downey. Hay material teórico y de lectura para los participantes. Los encuentros serán los miércoles de febrero, de 19 a 21 hs. por zoom”.

Por su parte, Beatriz Actis inicia en febrero su curso virtual de escritura, que tiene carácter individual y está organizado a partir de módulos de tres meses (el taller presencial grupal de Rosario se iniciará en marzo). Durante enero y febrero, además, la escritora realiza clínica de obra tanto presencial como virtual, es decir, un espacio centrado en el trabajo de un proyecto de escritura específico que desea realizar el participante, a modo de acompañamiento y supervisión. Se aborda tanto la literatura para adultos como para niños, esta última modalidad orientada a adultos que deseen escribir para niños y jóvenes.

Otras propuestas

Mirador provincial dialogó con Vanesa Gómez, quien comentó: “Este verano doy un taller virtual (meet y drive), semanal, de dos horas de duración, de 18 a 20 hs, con seis encuentros (hoy y en febrero: 1ro., 8, 15, 22 y 29), introductorios al oficio de escribir, con posibilidad de incorporarse al grupo del taller anual, virtual o presencial. La novedad es que vamos a trabajar exclusivamente con autoras, una madre literaria por encuentro: Alfonsina Storni, Silvina Ocampo, Sara Gallardo, Alejandra Pizarnik, Libertad Demitrópulos y Liliana Heker, junto con propuestas de escritura creativa. En mi taller –y mis alumnos lo saben– se escribe o se escribe: prosa, poesía, un diálogo, una escena, una descripción. Lo importante es que en cada encuentro puedan llevarse un germen de escritura, un borrador, material donde y a partir del cual, luego, seguir construyendo”.
Interrogada también sobre qué suerte de balance personal hace de su actividad literaria durante 2023, en especial en relación con la publicación de su último libro de cuentos, Gómez respondió: “Estoy a full y aprovecho el momento, la onda verde. Leo y escribo mucho, así, en ese orden. Es algo que no me había pasado con mis anteriores libros, donde tras la publicación tuve momentos largos o, pequeños períodos –según cómo se vea– de no poder escribir. Y fue terrible. Cerramos el año pasado con una hermosa convocatoria al Concurso de Narrativa Alma Maritano y luego, con la muestra anual de mi taller de escritura creativa, donde intenté reconstruir esas muestras anuales que hacía Alma Maritano en su taller, donde los talleristas leían pero también había teatralización de los textos, voces en off, música. Le hicimos honor y tiramos La Casona por la ventana: cerramos con canto y baile. En cuanto a Los que esperan”, mi último libro de cuentos, me trajo muchas alegrías, muchas felicidades. Tuve la oportunidad de llegar a lectores muy distantes geográficamente y eso es algo que no tiene precio. Para este año, debería salir Bárbaras, una novela mía editada por UNR. A esperar un poco más…”.

Por su parte, en diálogo con Lila Gianelloni, la autora explicó: “En el mes de enero continúa la actividad que llamo clínica de obra, es decir, un espacio construido a partir de lo que cada una o cada uno lleva a los encuentros para leer, lo que desea trabajar o viene trabajando. Estas clínicas se llamaron Agua, Viento y el Sol. Cada ciclo volvió a comenzar con otro nombre, en febrero será Polvareda. Nos reunimos cada quince días. También durante este verano ofrecemos – en este caso Beatriz Vignoli y yo- El agite, un taller para, justamente, agitar las ganas de escribir. Son 2 encuentros que venimos coordinando hace un tiempo, para principiantes y quienes ya escriban pero necesiten agitarse un poco o simplemente los mueva la curiosidad. En breve ofreceremos un nuevo espacio de escritura literaria para jóvenes que coordinaré junto a Carla Borgonovo, que se sumará a los múltiples espacios que ya existen. Resulta buenísimo que sea así: que sean muchas las personas en la ciudad que decidan escribir y encuentren, cada una de ellas, espacios que las alojen”.

En relación con sus actividades literarias en 2023, señaló: “Trabajé en encuentros de clínica y coordiné junto a Beatriz Vignoli El agite, que ahora se repite. En la Feria del Libro ofrecimos el taller Naturaleza y Literatura, con Belén Campero, Rosana Guardalá Durán y Nacho Estepario. En octubre, el mismo equipo de trabajo coordinó el taller El lenguaje de las flores en la librería Mal de Archivo. Por último, en noviembre, en el Centro Cultural Parque de España, el taller Herbario Sentimental, escrituras botánicas. Este encuentro fue pensado como un cruce entre arte y naturaleza, ya no como división binaria, lejos de eso, el encuentro es la confección de un herbario botánico sentimental y lo coordinamos en forma conjunta con Mauro Torales quien se desempeña en el Museo de Ciencias Naturales Ángel Gallardo; fuimos convocados para esta tarea por Virginia Russo, a quien agradezco. El balance de las actividades de cada uno y de todos los talleres que coordiné sola o con otras personas es muy bueno, ocurren cosas distintas en cada encuentro, con su modalidad, sus propuestas, sus participantes, pero tienen en común la fuerza de la creación, la diversidad de puntos de vista, la curiosidad, la búsqueda de espacios comunes. Escribir no es un acto solitario, se escribe con otros, otras, otres. Por eso en las propuestas ponemos énfasis en la escucha, escribir es escuchar. Escuchar supone un otro, otra que requiere una escucha atenta. Las escrituras botánicas fueron un alto aprendizaje para mí, Mauro Torales es botánico, es un gran maestro y fue un excelente compañero en este taller. La ciencia nos ofrece su particular lenguaje, su mirada rigurosa, Mauro nos guio por recorridos familiares, a lo largo de la costa del río, desde Oroño hasta el Parque España, deteniéndonos en cada árbol, presentándonos su nombre, características, saberes científicos y sus resonancias populares, pidiendo permiso al árbol y tomando una pequeña muestra del ejemplar para armar nuestro herbario que será colectivo y será sentimental en la medida que le asignemos sentido, más allá de la descripción científica, a nuestra experiencia. Las piezas recolectadas se guardaron según indicaciones precisas de Mauro para que el tiempo las seque y se conserven en forma correcta. El herbario se completó el segundo día, en la Mediateca del CCPE, donde leímos y escribimos, es decir, dimos rienda suelta a nuestro jardín interior. Las escrituras de ese día acompañan las piezas del herbario”.

Talleres y ciclos de lectura

En diálogo con Felipe Hourcade, el autor señaló: “Coordino dos talleres literarios virtuales. Uno es de modalidad individual, en el que dicto talleres personalizados de poesía y narrativa; en estos talleres trabajamos sobre los deseos literarios de cada alumno y avanzamos en pos de eso tanto en la lectura como en la producción escrita. También, de forma individual, hago trabajos de clínica de obra, en los que acompaño al autor en el proceso de escritura de un libro, o en la corrección y edición de un libro ya terminado. Además, este año comenzó el taller de poesía grupal Las cosas tienen movimiento, también de modalidad virtual, el 24 de enero, que voy a coordinar junto al poeta santafesino Misael Castillo. Es un taller anual, y los interesados en sumarse pueden hacerlo en cualquier momento. Se trata de encuentros de teoría y práctica (lectura y escritura), de dos horas, con una frecuencia semanal. En Las cosas tienen movimiento partimos de la idea de que todo acto de escritura comienza con una lectura que moviliza y, en ese sentido, con Misael planteamos un recorrido que va de lo contemporáneo a lo clásico, y viceversa, en todo momento, como una suerte de desplazamiento permanente. Para ninguno de los dos talleres se requieren conocimientos previos”.

Consultado, además, sobre sus actividades literarias durante el año que acaba de finalizar, Hourcade contó: “Personalmente, el 2023 fue un año increíble. Partiendo del hecho de que lo que más me interesa es trabajar con ‘la literatura viva’ (lecturas, talleres, entrevistas, eventos literarios en general: la literatura en movimiento), destaco los distintos eventos en los que participé el año pasado como experiencias que me permitieron indagar tanto en mi trabajo personal, en mi escritura, como en la de otros autores contemporáneos. En este sentido, tanto el Festival Poesía Ya! realizado en el Centro Cultural Kirchner como el Festival Internacional de Poesía de Rosario, en el Centro Cultural Parque España, en los cuales tuve el honor de participar, fueron momentos clave no sólo para dar a conocer mis textos sino también para poder expandir mi mirada y descubrir autores que no conocía. La participación en eventos literarios (lecturas, ciclos, festivales) también repercutió en mi trabajo con los otros, al igual que mi amistad con Ernesto Gallo. En base a las charlas que tenemos y las ideas que compartimos, organizamos el ciclo literario Los detectives salvajes. Lo hacemos desde una óptica plural, que incluye tanto a poetas como narradores, de distintas edades y con recorridos diversos. El apoyo que tuvimos desde un primer momento de parte de la cooperativa Almacén El Trocadero, de la Escuela de Literatura Aldo Oliva y la Interzona Cultural, que tienen lugar ahí, fue y es de un valor indispensable para llevar adelante la actividad. Empezamos en mayo de 2023, con una frecuencia mensual, e hicimos el octavo y último ciclo del año pasado en diciembre. En total, pasaron 32 autores por Los detectives. En febrero de este año vamos a seguir sumando voces a nuestro ciclo. Para nosotros es muy importante sostener un espacio como Los detectives salvajes, ya que no sólo implica un serio trabajo con la literatura viva, sino que también, y quizá sea lo más importante, nos permite crear una comunidad de autores y lectores que se retroalimenta en cada edición, con cada escucha”.

En cada caso, para obtener más información sobre las diversas actividades, los interesados pueden comunicarse a través de las redes con los escritores que coordinan los cursos y talleres.