Rosario Central se emborrachó tanto con el título que logró en diciembre del año pasado, que la resaca le duró más de la cuenta y terminó cerrando un 2024 muy pobre. El club rosarino tenía la gran oportunidad de dar un gran salto en el orden internacional a partir de su clasificación a la Copa Libertadores, pero después de no poder pasar la fase de grupos ni siquiera puedo avanzar hasta instancias finales de la Sudamericana.
En el concierto nacional, le fue aún peor. Arrancó la temporada con Miguel Russo, que renunció sorpresivamente a pocos días de jugar partidos claves frente a Inter de Porto Alegre, por la continuidad en la Copa, y ante Newell's. Siguió Matías Lequi, con pocas cosas para destacar, y finalizó con Ariel Holan, que sigue siendo una incógnita de cara a 2025.
Ruben volvió para jugar con Di María, pero no pudo cumplir su sueño.Foto: Gentileza.
Central no clasificó a los mata-mata de la Copa de la Liga, donde defendía el título como campeón vigente. Y en la reciente Liga Profesional, terminó en el puesto 20 de 28 posibles. También se fue prematuramente de la Copa Argentina, una competencia que le empezó a ser esquiva luego de haber jugado cuatro finales y de haber conquistado ese título en 2018. La única alegría grande que tuvo en el torneo doméstico, fue haberse quedado con el clásico de la ciudad, al vencer a Newell's en el “Gigante” de Arroyito con el gol del defensor uruguayo Facundo Mallo.
En el orden continental, Central hizo un papel apenas digno, aunque hay que reconocer que no tuvo suerte en el grupo que le tocó en la Copa Libertadores. La pelea por los dos boletos a octavos de final fue contra Atlético Mineiro, que llegó hasta el partido decisivo contra Botafogo, y contra Peñarol de Montevideo, que fue semifinalista. Disputó hasta último momento el segundo lugar contra el equipo uruguayo, pero no le alcanzó.
Al quedar tercero en su grupo de Libertadores, fue por un lugar en la Sudamericana. Allí tampoco tuvo fortuna, porque le tocó un mano a mano con Inter de Porto Alegre, equipo grande de Brasil al que logró eliminar, ya con Matías Lequi en el banco. Pero en la fase siguiente fue tachado por Fortaleza, otro equipo brasileño fuerte.
A pesar de todos esos traspiés deportivos, la gran decepción de todos los “canallas” no estuvo en el campo de juego. Es más; se vinculó más con la crónica policial que con la deportiva. Todos los hinchas esperaban el estelar regreso de Ángel Di María. Incluso Marco Ruben, el goleador histórico del club que había decidido volver del retiro para jugar sus últimos partidos junto a “Fideo”. Pero las graves amenazas que recibió la familia del campeón del mundo, frustraron un retorno que estaba esperando el país entero.
En cuanto al funcionamiento del equipo, Central se vio perjudicado por las lesiones que sufrieron a lo largo de todo el año los principales referentes del plantel. Los zagueros Carlos Quintana y Facundo Mallo, pilares del equipo campeón dirigido por Miguel Russo, estuvieron más en la sala de kinesiología que en la cancha. Más o menos lo mismo sucedió con Ignacio Malcorra y Jaminton Campaz. Y el juvenil Agustín Módica, que irrumpió en la primera “canalla” a puro gol, se rompió los ligamentos de la rodilla y recién podrá regresar en la próxima pretemporada.
Encima, el nueve de jerarquía que la dirigencia de Central fue a buscar, que fue Enzo Copetti, terminó siendo la mayor decepción: hizo un solo gol en los 22 partidos que disputó con la camiseta “auriazul”. Casi nada para la importante inversión que el club hizo por él.
Casi en el final de la temporada, el presidente Gonzalo Belloso decidió interrumpir el ciclo de Matías Lequi y contrató a Ariel Holan para sacar a Central de su letargo. El ciclo arrancó en forma aceptable, con un empate en cancha de Estudiantes y una victoria sobre Central Córdoba en Santiago del Estero. Después vino la derrota de local contra Racing y el desastre en cancha de River, con los dardos que lanzó Ruben luego de la goleada, advirtiendo que le habían faltado el respeto. La cosa terminó un poco más armónica con el triunfo de local sobre Belgrano.
Párrafo aparte para el tema seguridad en el estadio y sus alrededores, luego del doble crimen del histórico líder de la barra brava “canalla”, Andrés “Pillín” Bracamonte, y su ladero Daniel “Rana” Attardo, en la noche del 9 de noviembre, luego de la derrota de Central ante San Lorenzo en el “Gigante” de Arroyito. El equipo rosarino terminó jugando sus dos últimos partidos de local con la popular norte clausurada y con un gran interrogante sobre el liderazgo de la barra a partir del asesinato de “Pillín”.
Volviendo a lo deportivo, Central necesita reordenar sus prioridades, hacer un buen mercado de pases y recuperar a los líderes futbolísticos que lo llevaron a ganar un campeonato. La resaca le duró todo un año y ya fue demasiado.