Moverse en transporte público en Paraná es una experiencia que deja que desear: colectivos que pueden salir de servicio en cualquier momento, un precio de boleto difícil de costear en un contexto económico aún más complejo y niveles de comodidad muy bajos en las unidades. También falta organización de los recorridos, en tanto la escasa cantidad y calidad de unidades y frecuencias es algo que se normalizó en los últimos años en una ciudad capital de una provincia en la que el sistema de transporte público está manejado por una sola empresa. Buses Paraná, una U.T.E. (Unión Transitoria de Empresas) que reunió a ERSA, empresa que compró a La Victoria, y Mariano Moreno, es quien tiene el control total del sistema actualmente. Al respecto, Clelia Zapata, referente de la Asamblea Vecinalista Ciudadana, en diálogo con Mirador Entre Ríos dijo: “Esa unión fue la entrega total del servicio de colectivos”.
Desde entonces, las condiciones fueron empeorando cada vez más, con pasajes que siempre estuvieron entre los más caros del país y que desde 2016 no tiene renovación en las unidades que recorren diariamente la capital provincial. Ese uso generó desgastes en los transportes de gran porte que cada tanto sufren problemas mecánicos e incluso incendios, generando peligro en la integridad de las y los usuarios como también inconvenientes para llegar a destino. En conversaciones con Mirador Entre Ríos, Armando Sánchez, quien integra el espacio Políticas para la República y fue candidato a intendente, sostuvo que “la calidad del servicio es pésima desde hace varias gestiones. Hay incumplimiento por parte de la empresa, pero también falta de control municipal. Solo se remite a poner multas que desconocemos si se pagan”.
DEMANDAS
Sin desconocer las innumerables demandas que la población tiene con respecto al sistema de transporte público, este medio salió a la vía pública y consultó a las y los usuarios por su visión sobre el servicio en la ciudad. El balance, como era de preverse, no fue nada bueno e incluso marcó cierto nivel de desaliento por parte de la población. Los “estamos acostumbrados a esperar” y “no creo que cambie” fueron las frases más escuchadas en el marco de este micro sondeo en el centro paranaense.
Las esperas bajo el sol del mediodía en las paradas del 3, sobre Pellegrini, del 10, sobre Carbó, y del 1, actualmente sobre calle Perú por cortes de calles, generan gran malestar sobre todo en las clases trabajadoras que deben utilizar el transporte. En tal sentido, desde Políticas para la República sostienen que “los usuarios sufren desde hace tiempo con un servicio de pocas frecuencias, de viajes muy largos y poco confortables”.
La señalización es otra de las grandes problemáticas, con paradas que no están informadas a pesar de que en 2024 se instaló nueva cartelería pero que, como suele ocurrir, en algunos casos no tuvieron efectos positivos. En tal sentido, desde la Asamblea Vecinalista agregaron que “Paraná es una capital de provincia, merece y necesita tener un sistema de transporte público de pasajeros que haga gala de su buen nombre y que respete los tiempos y salarios de los trabajadores, estudiantes, amas de casa y familias enteras”.
NUEVO PLIEGO
En 2016, en el gobierno de Sergio Varisco, el Concejo Deliberante (HCD) aprobó un pliego para la licitación del servicio que tuvo vigencia hasta diciembre de 2024. En ese entonces, el acuerdo prometía un diagrama racional y eficiente, con menor impacto ambiental y con optimización de recorridos y frecuencias. Sin embargo, según Sánchez “estos hechos nunca se contrastaron en la realidad ni fueron considerados como elementos ordenadores”.
En ese contexto, plagado de críticas hacia un sistema que no funcionó y una empresa que no pensó en las y los usuarios, a finales de 2024 –ya en la gestión de la intendenta Rosario Romero– ingresó al HCD un proyecto con nuevos pliegos para el transporte público. Mirador Entre Ríos se contactó con Katherina Stickel, secretaria de Seguridad Vial, Movilidad y Ordenamiento Urbano de la Municipalidad de Paraná, pero ante la consulta sobre las medidas a tomar para mejorar el sistema no hubo respuesta desde el otro lado.
Previo a su aprobación, se realizó una audiencia pública de la que, según la Asamblea Vecinalista, no se tuvieron en cuenta las propuestas realizadas por otros sectores de la ciudadanía. Denunciaron que este nuevo pliego no está enmarcado en un plan de movilidad urbana y que tampoco se realizó un estudio. Sostienen que “un plan de movilidad se debe mostrar de cara a la ciudadanía en un ejercicio de transparencia que exponga cómo alcanzar los objetivos y las distintas etapas para sus cumplimientos”.
PEOR QUE EL ANTERIOR
Según el pliego aprobado, se establecen medidas para un transporte sustentable y el cambio de líneas con números por letras para su identificación. Sin embargo, Armando Sánchez sostiene que “los recorridos actuales son ineficientes y en los pliegos aprobados se proponen casi exactamente los mismos”. Asimismo, sentenció que los 12 años que durará la concesión “son excesivos”. En esta misma línea, Clelia Zapata manifestó que el pliego actual “es peor, con una concesión por 12 años más otros cuatro años posibles que terminan siendo 16 años, el doble que el anterior”.
Si bien los cambios son necesarios y pueden traer movimiento de fondo en un sistema que ya no funciona, las perspectivas de que la situación mejore no parece algo tan cercano en el tiempo. Mientras tanto, las y los usuarios seguirán siendo quienes paguen los platos rotos de un servicio plagado de malas gestiones y decisiones que no fueron pensadas para quienes viajan por Paraná a bordo de este tipo de transporte.