El juego ilegal es una práctica que en Entre Ríos sigue subsistiendo, amparado bajo un aceitado sistema de apuestas que funciona en torno a los denominados “banqueros” o “cajeros”. Como en cualquier negocio clandestino, las estrategias para atraer clientes van cambiando en función de obtener una mayor rentabilidad: en otras épocas era habitual escuchar que el juego ilegal estaba asociado a los “levantadores de quiniela”, aunque el avance de las nuevas tecnologías modificó radicalmente la oferta de juegos.
Las organizaciones dedicadas a este negocio fueron mutando hacia el nicho de las apuestas en plataformas en línea, asegurándose una mayor rentabilidad y nuevos clientes a través de diferentes redes sociales.
“Hay muchos casinos ilegales que andan dando vuelta y contratan gente común de la calle, quienes son usados para hacer publicidad de los casinos. A través de ellos cargan crédito por Facebook o por WhatsApp”, alertó a Mirador Entre Ríos el secretario de la Asociación de Agentes Oficiales del Iafas de Entre Ríos (AAOIER), Guillermo Bizzotto
Según datos proporcionados por la entidad, en base a estadísticas de la Federación Argentina de Cámara y Asociaciones de Loterías, Quinielas y Afines, el juego clandestino supera “entre siete u ocho veces las apuestas que se hacen a través del sistema legal por el volumen que se dice que manejan”.
El boom de las apuestas en el circuito ilegal se ha naturalizado de tal forma, que los habituales clientes de las agencias de tómbola oficiales hablan de su experiencia en las plataformas clandestinas. “Perdí o gané en tal casino. Otros dicen que le cargó al vecino y le demoraron en el pago. Hay mucho más juego ilegal en forma online en comparación con el circuito legal”, advirtió Bizzotto.
Además, reparó en los procedimientos de control del Iafas para los juegos físicos y en línea: “Las plataformas controlan la georreferencia, es decir que no podés jugar en una plataforma de Entre Ríos si no tenés domicilio legal en la provincia. Lo mismo sucede con la cuenta bancaria registrada y el número de celular”. Para evadir este tipo de controles los “cajeros” recurren a diferentes tipos de estrategias. Según Bizzotto, una de las maniobras más comunes cuando se denuncia una plataforma es darla de baja y en simultáneo, se genera una nueva plataforma, con su correspondiente dirección de Internet. En este sentido planteó que “es una lucha bastante desigual. Si se apuestan 100 millones de pesos en los casinos clandestinos, el Estado se perdería de recaudar 15 millones de pesos”.
ESTAFA EN GUALEGUAYCHÚ
Una mujer de Gualeguaychú aseguró haber ganado 103 millones de pesos en una plataforma de apuestas en línea y ante la falta de pago del premio, se consideraba estafada.
Luego se conoció que la apuesta había sido realizada en un sitio ilegal.
El caso tuvo una amplia repercusión, dejando al descubierto el funcionamiento de una práctica delictiva en ascenso. La mujer decidió apostar 10.000 pesos en la plataforma. La fortuna estuvo de su lado y rápidamente su saldo ascendió a la asombrosa cifra de 103 millones de pesos.
Emocionada, se comunicó con “la cajera de Gualeguaychú”, la persona encargada de gestionar los pagos, quien inicialmente la felicitó y le explicó que el dinero sería transferido en cuotas de 1.000.000 de pesos por día debido a limitaciones operativas.
A pesar de estas promesas, los problemas comenzaron poco después. Según la mujer, le ofrecieron primero 5 millones de pesos y luego 10 millones de pesos como pago único, pero ella rechazó ambas propuestas, exigiendo el cobro completo del monto. Como adelanto, recibió 1.000.000 de pesos, pero la plataforma alegó posteriormente la existencia de un supuesto “límite de apuestas” que habría invalidado su ganancia.
Además, la víctima sospecha que el premio fue cobrado por otra persona, ya que en el sistema figura como pagado, aunque no recibió el dinero. “Es un sueño que se convirtió en pesadilla. Con este dinero podría haber cambiado mi vida y la de mi familia, pero ahora me siento completamente estafada”, se lamentó.