Fundada en el corazón rural de la provincia, esta institución ha sido testigo de la educación de generaciones enteras de niños y niñas que crecieron rodeados de naturaleza, esfuerzo y valores.
Para quienes fueron alumnos de la escuela, este aniversario no es solo un motivo de celebración, sino también de gratitud y nostalgia. En cada rincón del edificio resuenan las voces de maestros que dejaron su vos inquebrantable, de compañeros que compartieron la infancia y de historias que marcaron vidas enteras. Entre esos nombres inolvidables, uno brilla con especial intensidad: el de la querida docente y directora Livia Costa de Hischier, cuya entrega y vocación siguen siendo un símbolo del espíritu de la institución.
La huella imborrable de una maestra
Livia Costa de Hischier no solo fue una docente más. Para muchos, fue una segunda madre, una guía que con paciencia y cariño enseñó mucho más que letras y números. "De corazón, en esa escuela di mi vida entera, sembrando el abecedario… Los quiero mucho a todos los que fueron mis alumnos, a los colaboradores y los recuerdo con el cariño de siempre", expresó con emoción en el marco de este centenario.
En diálogo con Mirador Provincial, la histórica docente recordó con profunda nostalgia su paso por la institución, asegurando que los años que pasó enseñando en la Escuela Martín Fierro fueron los más felices de su carrera. "Mis mejores años como maestra fueron en esta escuela. En estos 100 años de vida se me vienen a la memoria muchos y muy lindos recuerdos. Cientos de alumnos de las casas rurales dieron sus primeros pasos aquí, y eso no se olvidará jamás", aseguró.
En sus palabras se refleja la esencia de la educación rural: un compromiso con la enseñanza que trasciende los libros y se convierte en un acto de amor y dedicación. En las escuelas de campo, los lazos entre maestros, alumnos y familias son más estrechos, y la educación se vive como una experiencia comunitaria, en la que cada niño es importante y cada logro se celebra con orgullo.
Cien años de historia y aprendizaje
La historia de la Escuela Martín Fierro es la historia de su comunidad. Desde su fundación en 1925, el establecimiento ha sido un faro de educación en Colonia Dos Rosas y La Legua, brindando oportunidades a generaciones de niños que de otra manera habrían tenido dificultades para acceder a la educación formal.
Con el paso de los años, la escuela ha cambiado en infraestructura y métodos de enseñanza, pero ha mantenido intacto su espíritu: el de ser un espacio donde se cultiva el conocimiento y se forman personas con valores sólidos. No han faltado los desafíos, desde los cambios en las políticas educativas hasta las dificultades propias de la educación rural, pero la escuela ha sabido mantenerse en pie, gracias al esfuerzo de docentes, alumnos y toda la comunidad.
A lo largo de su historia, la escuela ha sido testigo de innumerables anécdotas. Desde los recreos en el campo abierto hasta las clases bajo la sombra de un árbol en los días de calor, cada exalumno tiene un recuerdo especial de su paso por estas aulas. Muchos de ellos hoy son profesionales, comerciantes, agricultores, pero todos coinciden en que la base de su formación y valores se encuentra en aquellos primeros años en la escuela rural.
Un reencuentro para celebrar el legado
Este centenario no solo es una celebración, sino también una oportunidad para reunir a todos aquellos que formaron parte de esta historia. Con este objetivo, se está organizando un gran evento para el próximo 4 de octubre, donde exalumnos, docentes y vecinos podrán revivir momentos inolvidables y rendir homenaje a la institución que los vio crecer.
Desde la organización, se invita a quienes pasaron por la escuela a aportar recuerdos, fotografías y anécdotas que enriquezcan la celebración y la conviertan en una verdadera fiesta de la memoria y la identidad. La idea es que este evento no solo sea una jornada festiva, sino también un acto de reconocimiento a quienes hicieron posible que la Escuela Martín Fierro llegara a sus 100 años con el mismo espíritu con el que fue fundada.
El centenario de la Escuela Martín Fierro es un testimonio del valor de la educación en las zonas rurales. Es un recordatorio de que, más allá de los avances tecnológicos y los cambios en los modelos educativos, lo esencial sigue siendo el vínculo humano, la pasión por enseñar y el compromiso con la comunidad.
Hoy, en su centenario, la escuela no solo celebra su historia, sino que también reafirma su misión de seguir educando con el mismo amor y dedicación que la han caracterizado a lo largo de los años. Y en cada uno de sus exalumnos, en cada maestro que dejó su marca educativa y en cada niño que aún pisa sus aulas, su legado sigue más vivo que nunca.
Lorena Mansilla, actual directora
"Con gran orgullo y cariño le decimos hoy, ¡Feliz Cumpleaños! a la escuela que nos recibe todos los días para ser "Nido" de nuestros pequeños alumnos que día a día concurren a nuestra amada 6220. Un día como hoy, pensamos en todos los que han pasado por ella en estos largos 100 años: alumnos, docentes, directivos, cooperadores, familias, supervisores. Porque cada uno tuvo su rol, su compromiso, su participación en la larga vida de esta escuela. La escuela no es escuela sin sus alumnos, y en honor a todos esos niños y niñas que han pasado por ella y dejado su huella aquí, queremos decirle: ¡Feliz cumpleaños queridísima escuela! Gracias por formar parte imborrable de la educación de tantas infancias que guardan en su corazón el recuerdo de su paso por esta escuelita rural".