Foto: Imagen ilustrativa
Gisela Mesa
El escritor y filósofo italiano Umberto Eco solía criticar duramente a las redes sociales, ya que pensaba que éstas le daban espacio a "legiones de idiotas". La pandemia obligó a estar recluidos en nuestros hogares lo que generó que las relaciones se basaran totalmente vía redes sociales. Esta modalidad nos lleva preguntarnos ¿la vida digital es más frívola que real? ¿Estamos realmente conectados? Todas estas inquietudes fueron consultadas al Licenciado en Trabajo Social y Psicopedagogo, Osvaldo Agustín Marcón en entrevista con Mirador Provincial.
-¿Cuál es tu punto de vista sobre la cultural digital y qué opinión tenés sobre el uso de las redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram?
-Te diría, en primer lugar, que es un fenómeno complejo que se intenta resolver de manera simple. Veo cierta tendencia a calificar o descalificar creando una brecha entre quienes están a favor y quienes están en contra. Hemos leído tiempo atrás a Umberto Eco diciendo que las redes dan derecho a hablar a legiones de idiotas. Estoy parcialmente de acuerdo con eso. Siempre pienso que, por ejemplo, la industria editorial, la invención de la máquina de escribir u otros hitos civilizatorios han producido otros efectos de alto impacto. Sin ir muy lejos, todos sabemos que quien dispone de recursos económicos puede costear todo lo necesario para escribir y publicar un libro en papel que, me parece, no garantiza por sí solo ideas por fuera de muchas de las idioteces a las que refiere Eco. De hecho, las bibliotecas en papel incluyen todo tipo de producciones, valiosas, pero también disvaliosas. Siempre recuerdo, al pensar en esta cuestión, que Aristóteles, puntal en el desarrollo de las ideas occidentales, también planteó que las mujeres tenían menos dientes que los hombres considerando esto una evidencia de su inferioridad. Y no existían las redes sociales. Si hurgamos en la historia de los saberes científicos, encontraríamos muchísimas teorizaciones que hoy provocan risa. Insisto: sin redes sociales.
-¿Podría decirse entonces que estamos ante un nuevo paradigma donde predomina el anonimato y no el cara a cara?
-Sí, me parece interesante esa idea que yo suelo discutir proponiendo pensarla como "careta-a-careta", no por la idea de falsedad o ausencia de relaciones genuinas, sino más bien por aquello de que necesariamente somos distintos según cambia el contexto. Hay cosas, por ejemplo, que las personas (y esto se ve mucho entre las y los adolescentes) pueden discutir mediando la presencialidad virtual pero no pueden encararlo mediando la presencialidad física. Muchas cuestiones que se dicen en las redes no se pueden plantear sin las redes. Y no sé cuán mal está eso. También la segmentación por edades y, quizás, por tipo de prácticas comunicativas virtuales es interesante. Me refiero a que, por ejemplo, Tik Tok es más propio de unos grupos de edades que de otros. En relación con esto, el filósofo coreano Byung-Chul Hang viene advirtiendo sobre la hipercomunicación o el exhibicionismo digital, entre otras cuestiones. Yo no dejo de asombrarme cómo es que muchas personas de más o menos mi edad exhiben a diario su intimidad en Facebook. Hay allí algo de la autopercepción de esas personas que me llama poderosamente la atención. Y también en Facebook, es llamativo cómo es que, si lo publicado es texto, casi no tiene impacto, pero si incluye fotografía ése impacto se multiplica, aun siendo Facebook una red mayoritariamente usada por gente de más edad….
-Se percibe, al menos en nuestro medio, un uso diferencial de las redes...
-Sí, de acuerdo. A mí me parece que, en todos los casos, incluyendo Twitter, Instagram, Tik-Tok y otras, el rasgo estructural común es la producción corta. Nuevamente, no sé si asentar esto solamente en las redes sociales dado que, por ejemplo, décadas atrás estudiar en la Universidad significaba leer libros que suponían argumentaciones extensas de -digamos- 500 páginas o más. Hoy esto tiende a desaparecer y se leen artículos de 20 páginas, ¿me explico? Ese libro de 500 páginas puede existir, pero cada vez más ese libro extenso resulta de una suma de micro argumentaciones o artículos cortos. El propio Byung-Chul Hang escribe corto, pero no por ello menos profundo. Yo creo que las redes sociales se ensamblan o potencian dicha tendencia a "lo corto" y efímero, al punto de que condensan sus ideas en imágenes, o en un número limitado de caracteres o en videítos cortos- El fenómeno de los podcats, por ejemplo, me parece que está relacionado con esto. El propio Conicet, en Argentina, tiene una página desde la que recomienda una serie de podcats. Socialmente, creo y coincidiendo con tu pregunta referida al uso diferencial de las redes, creo que Twitter es la red más política. Vemos su uso a diario, con intervenciones cortas e interesantes, pero también de las que preocupan a Eco (las idioteces, como la de Aristóteles, aun cuando eso no transforma a este pensador en un idiota).
Memes
-¿Consideras que somos una sociedad de memes sin poco contenido?
-Los memes, me parece, han transformado las formas de comunicación social, más aún la que tiene contenidos políticos (junto con Twitter). Alguien ha planteado que constituyen una transformación del viejo afiche o panfleto pegado en la vía pública. De todos modos, me parece que, como parte de las redes sociales, los memes sirven para canalizar niveles importantes de violencia simbólica. El meme apela, nuevamente, a la fuerza de la imagen. No toda imagen es poco inteligente, para decirlo de un modo que creo entendemos. Muchísimas pinturas, fotografías, etc. transmiten ideas complejas, promoviendo el desarrollo humano. Sabemos, por ejemplo, cuánto dice una imagen de la genial Mafalda, entre otros ejemplos. El meme, en cambio, apela generalmente al golpe rápido e intolerante. Hay excepciones, sí, pero en general me parece que está funcionando así.
-¿Existe manipulación en estas redes?
-Creo que todo fenómeno comunicativo encierra posibilidades manipulativas. La psicología social europea posterior a la Segunda Guerra Mundial se centró fuertemente en el estudio del rumor, la conformidad y otros fenómenos muy presentes en las relaciones de combate, material o simbólico. La posibilidad de conocer la estructura psicológica del rumor (o chisme), cómo y porqué funciona, y qué comunica; o la posibilidad de comprender cómo es que unas personas prestan su conformidad a unas ideas con las que no siempre están de acuerdo, se encuentra en el corazón de dichas preocupaciones. Se trata de herramientas muy potentes para la acción económica, política, religiosa entre otras. No obstante, con el desarrollo de las redes buena parte de tales saberes han quedado obsoletos, por lo que ya se estudia cómo es que esto funciona ahora. Sabes que se viene investigando mucho de todo esto en el campo de la ciberantropología y la etnografía virtual.
"La invasión de los necios"
-Umberto Eco ya había manifestado que las redes sociales eran un instrumento "peligroso" porque no permitían conocer quién está hablando. ¿Coincidís?
-Coincido parcialmente. Yo creo que las redes son tan peligrosas como lo es, por caso, la propiedad privada de un monopolio editorial, televisivo u otro. Me parece que el equilibrio de poder en la distribución de las voces de quienes hablan es lo importante. Hay, por ejemplo, hablantes que sin ser interesantes terminan siendo impuestos con identidades expresas, no anónimas, y provocan daños indiscutibles. Nuevamente, como decíamos antes, me parece que las redes sociales expresan una cuestión compleja sobre la que debemos trabajar para volcar en favor de formas civilizatorias más avanzadas. No soy pesimista en relación con ellas, aun cuando me parece importantísimo separar la paja del trigo.
-¿En qué quedó, entonces, lo de la famosa caja boba?
-Esa expresión se usaba mucho en la década del '60 para criticar a la televisión. Quedó muy lejos ese fenómeno, si lo pensamos desde la potencia que hoy tienen las redes sociales. Era la idea de la TV como instrumento de alienación. De todos modos, me parece que sigue teniendo una presencia decisiva, especialmente en relación con ese perfil de caja boba que por momentos es insoportable. Pienso en decenas de canales dedicados al entretenimiento vacío o, peor aún, cargado de preguntas que pretenden aparecer como expresiones culturales. Son modos de entretener que -al igual que los memes- carecen de niveles básicos de inteligencia. El entretenimiento o el juego no tienen por qué carecer de contenidos. Sin embargo, con esa vacuidad, avanzan sobre la música, la gastronomía u otros. Sin límites. Todo al servicio del entretenimiento trivializado.
El escritor y filósofo italiano Umberto Eco solía criticar duramente a las redes sociales, ya que pensaba que éstas le daban espacio a "legiones de idiotas". La pandemia obligó a estar recluidos en nuestros hogares lo que generó que las relaciones se basaran totalmente vía redes sociales. Esta modalidad nos lleva preguntarnos ¿la vida digital es más frívola que real? ¿Estamos realmente conectados? Todas estas inquietudes fueron consultadas al Licenciado en Trabajo Social y Psicopedagogo, Osvaldo Agustín Marcón en entrevista con Mirador Provincial.
-¿Cuál es tu punto de vista sobre la cultural digital y qué opinión tenés sobre el uso de las redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram?
-Te diría, en primer lugar, que es un fenómeno complejo que se intenta resolver de manera simple. Veo cierta tendencia a calificar o descalificar creando una brecha entre quienes están a favor y quienes están en contra. Hemos leído tiempo atrás a Umberto Eco diciendo que las redes dan derecho a hablar a legiones de idiotas. Estoy parcialmente de acuerdo con eso. Siempre pienso que, por ejemplo, la industria editorial, la invención de la máquina de escribir u otros hitos civilizatorios han producido otros efectos de alto impacto. Sin ir muy lejos, todos sabemos que quien dispone de recursos económicos puede costear todo lo necesario para escribir y publicar un libro en papel que, me parece, no garantiza por sí solo ideas por fuera de muchas de las idioteces a las que refiere Eco. De hecho, las bibliotecas en papel incluyen todo tipo de producciones, valiosas, pero también disvaliosas. Siempre recuerdo, al pensar en esta cuestión, que Aristóteles, puntal en el desarrollo de las ideas occidentales, también planteó que las mujeres tenían menos dientes que los hombres considerando esto una evidencia de su inferioridad. Y no existían las redes sociales. Si hurgamos en la historia de los saberes científicos, encontraríamos muchísimas teorizaciones que hoy provocan risa. Insisto: sin redes sociales.
-¿Podría decirse entonces que estamos ante un nuevo paradigma donde predomina el anonimato y no el cara a cara?
-Sí, me parece interesante esa idea que yo suelo discutir proponiendo pensarla como "careta-a-careta", no por la idea de falsedad o ausencia de relaciones genuinas, sino más bien por aquello de que necesariamente somos distintos según cambia el contexto. Hay cosas, por ejemplo, que las personas (y esto se ve mucho entre las y los adolescentes) pueden discutir mediando la presencialidad virtual pero no pueden encararlo mediando la presencialidad física. Muchas cuestiones que se dicen en las redes no se pueden plantear sin las redes. Y no sé cuán mal está eso. También la segmentación por edades y, quizás, por tipo de prácticas comunicativas virtuales es interesante. Me refiero a que, por ejemplo, Tik Tok es más propio de unos grupos de edades que de otros. En relación con esto, el filósofo coreano Byung-Chul Hang viene advirtiendo sobre la hipercomunicación o el exhibicionismo digital, entre otras cuestiones. Yo no dejo de asombrarme cómo es que muchas personas de más o menos mi edad exhiben a diario su intimidad en Facebook. Hay allí algo de la autopercepción de esas personas que me llama poderosamente la atención. Y también en Facebook, es llamativo cómo es que, si lo publicado es texto, casi no tiene impacto, pero si incluye fotografía ése impacto se multiplica, aun siendo Facebook una red mayoritariamente usada por gente de más edad….
-Se percibe, al menos en nuestro medio, un uso diferencial de las redes...
-Sí, de acuerdo. A mí me parece que, en todos los casos, incluyendo Twitter, Instagram, Tik-Tok y otras, el rasgo estructural común es la producción corta. Nuevamente, no sé si asentar esto solamente en las redes sociales dado que, por ejemplo, décadas atrás estudiar en la Universidad significaba leer libros que suponían argumentaciones extensas de -digamos- 500 páginas o más. Hoy esto tiende a desaparecer y se leen artículos de 20 páginas, ¿me explico? Ese libro de 500 páginas puede existir, pero cada vez más ese libro extenso resulta de una suma de micro argumentaciones o artículos cortos. El propio Byung-Chul Hang escribe corto, pero no por ello menos profundo. Yo creo que las redes sociales se ensamblan o potencian dicha tendencia a "lo corto" y efímero, al punto de que condensan sus ideas en imágenes, o en un número limitado de caracteres o en videítos cortos- El fenómeno de los podcats, por ejemplo, me parece que está relacionado con esto. El propio Conicet, en Argentina, tiene una página desde la que recomienda una serie de podcats. Socialmente, creo y coincidiendo con tu pregunta referida al uso diferencial de las redes, creo que Twitter es la red más política. Vemos su uso a diario, con intervenciones cortas e interesantes, pero también de las que preocupan a Eco (las idioteces, como la de Aristóteles, aun cuando eso no transforma a este pensador en un idiota).
Memes
-¿Consideras que somos una sociedad de memes sin poco contenido?
-Los memes, me parece, han transformado las formas de comunicación social, más aún la que tiene contenidos políticos (junto con Twitter). Alguien ha planteado que constituyen una transformación del viejo afiche o panfleto pegado en la vía pública. De todos modos, me parece que, como parte de las redes sociales, los memes sirven para canalizar niveles importantes de violencia simbólica. El meme apela, nuevamente, a la fuerza de la imagen. No toda imagen es poco inteligente, para decirlo de un modo que creo entendemos. Muchísimas pinturas, fotografías, etc. transmiten ideas complejas, promoviendo el desarrollo humano. Sabemos, por ejemplo, cuánto dice una imagen de la genial Mafalda, entre otros ejemplos. El meme, en cambio, apela generalmente al golpe rápido e intolerante. Hay excepciones, sí, pero en general me parece que está funcionando así.
-¿Existe manipulación en estas redes?
-Creo que todo fenómeno comunicativo encierra posibilidades manipulativas. La psicología social europea posterior a la Segunda Guerra Mundial se centró fuertemente en el estudio del rumor, la conformidad y otros fenómenos muy presentes en las relaciones de combate, material o simbólico. La posibilidad de conocer la estructura psicológica del rumor (o chisme), cómo y porqué funciona, y qué comunica; o la posibilidad de comprender cómo es que unas personas prestan su conformidad a unas ideas con las que no siempre están de acuerdo, se encuentra en el corazón de dichas preocupaciones. Se trata de herramientas muy potentes para la acción económica, política, religiosa entre otras. No obstante, con el desarrollo de las redes buena parte de tales saberes han quedado obsoletos, por lo que ya se estudia cómo es que esto funciona ahora. Sabes que se viene investigando mucho de todo esto en el campo de la ciberantropología y la etnografía virtual.
"La invasión de los necios"
-Umberto Eco ya había manifestado que las redes sociales eran un instrumento "peligroso" porque no permitían conocer quién está hablando. ¿Coincidís?
-Coincido parcialmente. Yo creo que las redes son tan peligrosas como lo es, por caso, la propiedad privada de un monopolio editorial, televisivo u otro. Me parece que el equilibrio de poder en la distribución de las voces de quienes hablan es lo importante. Hay, por ejemplo, hablantes que sin ser interesantes terminan siendo impuestos con identidades expresas, no anónimas, y provocan daños indiscutibles. Nuevamente, como decíamos antes, me parece que las redes sociales expresan una cuestión compleja sobre la que debemos trabajar para volcar en favor de formas civilizatorias más avanzadas. No soy pesimista en relación con ellas, aun cuando me parece importantísimo separar la paja del trigo.
-¿En qué quedó, entonces, lo de la famosa caja boba?
-Esa expresión se usaba mucho en la década del '60 para criticar a la televisión. Quedó muy lejos ese fenómeno, si lo pensamos desde la potencia que hoy tienen las redes sociales. Era la idea de la TV como instrumento de alienación. De todos modos, me parece que sigue teniendo una presencia decisiva, especialmente en relación con ese perfil de caja boba que por momentos es insoportable. Pienso en decenas de canales dedicados al entretenimiento vacío o, peor aún, cargado de preguntas que pretenden aparecer como expresiones culturales. Son modos de entretener que -al igual que los memes- carecen de niveles básicos de inteligencia. El entretenimiento o el juego no tienen por qué carecer de contenidos. Sin embargo, con esa vacuidad, avanzan sobre la música, la gastronomía u otros. Sin límites. Todo al servicio del entretenimiento trivializado.
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En Perú todos los medios informan que el rosarino Mariano Soso rescindió su contrato con Alianza Lima para asumir en la “Lepra” en las próximas horas. El equipo “rojinegro” será dirigido por uno de los coordinadores de divisiones inferiores este miércoles, desde las 17, en la reanudación del campeonato.
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