Foto:Marcelo Manera.
El partido del domingo 18 quedará en la historia de la ciudad de Rosario. La urbe se paralizó literalmente por más de dos horas para ver el partido por televisión. En los departamentos, las casas y los bares se sufrió con la final más emotiva de la historia de las copas del mundo desde sus comienzos en 1930.
Luego del penal de Gonzalo Montiel se desató el festejo postergado por los goles del francés Kylian Mbappé. Gritos desaforados. Un estallido al unísono cuando ese balón entró y le dio la tercera corona mundial a la Argentina. Fue como un trueno que recorrió la Cuna de la Bandera y también el resto del país.
Rosario Central y Newell’s Old Boys, con un gol de Di María y dos de Lionel, aportaron los tres goles albicelestes en los 120 minutos reglamentarios que luego fueron insuficientes. Rosario demostró otra vez el porqué es una referencia del fútbol mundial.
Toda la gente se quedó hasta ver al capitán levantar la copa. A partir de allí, el público en masa se lanzó a las calles y el epicentro, como siempre, fue el Monumento Nacional a la Bandera a orillas del Paraná.
Algunos estimaciones calcularon en 300.000 personas como mínimo en la cantidad que se acercó al Parque Nacional a la Bandera. Otros hablaron de 500.000 los que llegaron a festejar. Es probable que haya sido el día con más gente en este lugar desde su inauguración en 1957. Se estimo que se superó ampliamente a la cantidad de personas que estuvieron el día que Raúl Alfonsín cerró su campaña aquí en 1983.
Con los tantos de ambos lados de Rosario, leprosos y canallas, se olvidó la gran rivalidad entre ambos clubes. Todo fue Argentina. Todo fue celebración. Todo fue celeste y blanco.
El lunes amaneció soleado y con algunas nubes para que el cielo también sea albiceleste en el lugar donde Manuel Belgrano izó el símbolo patrio por primera vez el 27 de febrero de 1812. Un primer día de la semana totalmente distinto. Durante las primeras horas no hubo movimiento en las calles, pero con el correr de las horas se empezó a sentir el bullicio normal de cualquier día de semana. No es cualquier lunes. Es un lunes con sonrisa en la tierra de los campeones del mundo.
Luego del penal de Gonzalo Montiel se desató el festejo postergado por los goles del francés Kylian Mbappé. Gritos desaforados. Un estallido al unísono cuando ese balón entró y le dio la tercera corona mundial a la Argentina. Fue como un trueno que recorrió la Cuna de la Bandera y también el resto del país.
Rosario Central y Newell’s Old Boys, con un gol de Di María y dos de Lionel, aportaron los tres goles albicelestes en los 120 minutos reglamentarios que luego fueron insuficientes. Rosario demostró otra vez el porqué es una referencia del fútbol mundial.
Toda la gente se quedó hasta ver al capitán levantar la copa. A partir de allí, el público en masa se lanzó a las calles y el epicentro, como siempre, fue el Monumento Nacional a la Bandera a orillas del Paraná.
Algunos estimaciones calcularon en 300.000 personas como mínimo en la cantidad que se acercó al Parque Nacional a la Bandera. Otros hablaron de 500.000 los que llegaron a festejar. Es probable que haya sido el día con más gente en este lugar desde su inauguración en 1957. Se estimo que se superó ampliamente a la cantidad de personas que estuvieron el día que Raúl Alfonsín cerró su campaña aquí en 1983.
Con los tantos de ambos lados de Rosario, leprosos y canallas, se olvidó la gran rivalidad entre ambos clubes. Todo fue Argentina. Todo fue celebración. Todo fue celeste y blanco.
El lunes amaneció soleado y con algunas nubes para que el cielo también sea albiceleste en el lugar donde Manuel Belgrano izó el símbolo patrio por primera vez el 27 de febrero de 1812. Un primer día de la semana totalmente distinto. Durante las primeras horas no hubo movimiento en las calles, pero con el correr de las horas se empezó a sentir el bullicio normal de cualquier día de semana. No es cualquier lunes. Es un lunes con sonrisa en la tierra de los campeones del mundo.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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