Liliana Patricia Marcial tenía un muy buen trabajo en la justicia provincial santafesina, una pequeña hija, una casa, un auto y una vida organizada. Todo cambió cuando cayó en las garras de una especie de secta cordobesa liderada por un sujeto uruguayo que decía ser experto en técnicas de sanación egipcia. Este hombre, junto con su esposa, captaba personas para incorporarlas a su organización y les quitaba importantes sumas de dinero con distintas excusas, según una acusación que pesa en su contra. Marcial perdió su vivienda, la tenencia de su hija, el automóvil y el trabajo cuando terminó en prisión, imputada de formar parte de una supuesta asociación ilícita y otros graves delitos. Estuvo más de un año tras las rejas. Finalmente, la Justicia Federal la sobreseyó, al considerarla una víctima más.
La organización tenía un campo en las sierras cordobesas, en la zona de Cura Brochero. Allí se realizaban rituales.Foto: gentileza
"Era un triunfo anunciado, pero no podíamos festejar hasta que no saliera el fallo. Se hizo justicia", afirmó Vilma Cech, abogada defensora de Liliana Marcial.
El caso comenzó a investigarse a principios de 2021, a raíz de la denuncia de una ex miembro de la "congregación", la Fundación Académica Sëshen, liderada por el uruguayo Álvaro Juan Aparicio Díaz, quien se hacía llamar "licenciado" bajo el pseudónimo de "Sahú Ari Merek", un supuesto maestro sanación egipcia.
"Entre marzo y abril de ese año fueron detenidas once personas, nueve de las cuales eran víctimas, entre ellas mi clienta. A Liliana la acusaban de graves delitos: asociación ilícita, estafa y ejercicio ilegal de la profesión. En realidad era el maestro 'manochanta' y su esposa los que se quedaban con las ganancias y beneficios. Esta organización había comenzado en 2014, pero este hombre ya tenía antecedentes por hechos similares en Buenos Aires. Ahora se están contactando víctimas de años anteriores", puntualizó la abogada.
Sobre el modus operandi del supuesto "sanador egipcio", Cech explicó: "Se bautizaba a los ingresantes, se realizaban cursos de capacitación. Todo se cobraba y los costos eran altísimos. Marcial fue una víctima más que perdió todo y hasta había contraído deudas para cumplir con las exigencias del 'maestro'".
"Mi clienta terminó presa por un mal procedimiento de la policía cordobesa y de la fiscal provincial que intervino en un primer momento, Analía Gallaratto, que nunca escuchó los planteos de los abogados de nueve de los acusados. Se trataba de víctimas", enfatizó la abogada.
"Afortunadamente -añadió-, luego de batallar, logramos que la causa pase al fuero federal, porque se trataba del delito de trata de persona. Entonces primó la cordura. A mediados del año pasado, tanto mi clienta como las otras ocho víctimas fueron liberadas porque no existía riesgo procesal alguno… después de pasar un año y tres meses tras las rejas. Este martes se dictó el sobreseimiento y podemos festejar porque después de tanto tiempo se hizo justicia. Todavía la resolución no quedó firme, pero entiendo que va a ser un trámite, porque hasta el mismo fiscal estuvo de acuerdo".
Quienes siguen detenidos son Álvaro Juan Aparicio Díaz y su esposa. También está imputado el hijo de ambos, aunque esta persona sigue el proceso en estado de libertad.
En el sobreseimiento a Liliana Patricia Marcial, el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja sostuvo que la mujer "ha sido víctima de Trata de Personas bajo la modalidad de reducción a la esclavitud, servidumbre o condición análoga, bajo un escenario de manipulación psicológica y persuasión coercitiva", tal cual ya lo había afirmado el fiscal.
Billetes
La abogada explicó que el supuesto "sanador" captaba gente por redes sociales. "Los bautizaba. Los capacitaba. A cada uno le sacaba el mejor provecho que podía. Muchos eran profesionales. Les decía que había que hacer cursos para superarse, para mejorar las técnicas de sanación egipcia. Los cursos eran mensuales y se daban en un solo día de corrido, de 9 a 18. En noviembre de 2019 el costo era de 50 mil pesos por curso. A valor de hoy, sería más del doble. Después se hacía pasar por psicólogo y te cobraba la consulta por Zoom. El curso terminaba a fin de año con un viaje a Egipto, en donde las personas pagaban todo y además le daban en mano 2.500 dólares en billetes verdes por la 'enseñanza' que iba a brindar. Para poder pertenecer al círculo de confianza había que cumplir con todo lo que este hombre pedía".