Crítico y profundo, Marcelo Castaño narra historias con sus pinturas, describe lo que hay detrás de sus dibujos de sillas, flores, escobas, mujeres asomadas en balcones o posando semidesnudas, y tantos otros objetos que estimulan desde su coloratura. En el catalogo de la muestra Fernando Silberstein escribió: "La serie de dibujos satíricos que presenta Marcelo Castaño evocan con la misma intensidad una crítica a un mundo subvertido que se encarna en dibujos que recuerdan en más de un sentido a Tenniel. Igual que en aquel autor, los personajes dibujados de Castaño poseen potencia de un universo propio, uno que vehiculiza su mensaje pero que en virtud de sus personajes suma la capacidad evocadora de sus fantasías, y así parecen volverlas universales. Sus escenas descubren la crueldad , la injusticia, las heridas de un mundo pungente… Una nueva novela universal de inequidades y atropellos se torna a través de estos dibujos, en un ciclo de fábulas tan poéticas como punzantes".

"La puesta en escena de la pintura de Castaño funciona según un modelo dialéctico, a través de tensiones y contradicciones, por esto sus figuras aparecen en los límites de la disolución, justo antes de ser reconocibles por toda una cultura de discriminación y de exclusión. El sobrecogedor impacto de sus pensamientos radica en lamentables fragmentos de existencia a los que es imposible permanecer ajeno”.

Gentileza: Alejandro Martinelli.

Docente jubilado de la Facultad de Bellas Artes de Rosario, artista plástico y ex restaurador de las esculturas públicas de la ciudad; en comunicación con Mirador Provincial, Marcelo Castaño comenta que las obras presentes en la muestra son una retrospectiva reducida que abarca unos 20 años a la fecha, luego agrega: "Hice un recorte en la seleccion de las obras, la primera intención era hacer una muestra por lo menos de doscientos trabajos, pero en este momento creo que llegan a la cuarta parte serán cincuenta o sesenta trabajos".

Mas tarde señala: "La temática en general es de todo tipo porque hay: naturaleza muerta que yo las denominó no tan muerta por el movimiento mismo que tiene de los trazos, el color la locura, que uno carga este del material con qué están hechas, también tenés este pastel acrílico sobre papel misionero, esos trabajos son referidos a los que tienen color".

Grabados
"Con respecto al grabado hay piezas con una temática social muy fuerte que pone en tela de juicio la capacidad de los funcionarios, los políticos, la iglesia misma y la educación. Así como tambien las institcuiones de salud, las organizaciones sindicales y demás ámbitos. Son gravados hechos en litografía Después se pueden ver dibujos muy grandes de cinco metros de largo que refiere a una mendiga mona en la creación de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina, pero esta tomada con ironía y con cierta temática argentina.

En el catálogo de la muestra Susana G. Baumann escribió: “Todos los temas que aborda Marcelo Castaño, no solo tienen que ver con una “identidad”, sino también con una “intimidad”. Los objetos simples, la silla del Abuelo Andrés, las escobas, los trapos, se vinculan con otra realidad, Piazzola, su identidad argentina y la conmoción de su pérdida irreparable, la metáfora política.

Podríamos decir que hay una palabra que une estos objetos a su identidad como artista; autenticidad. Están...son. En esta melange cotidiana que entremezcla nuestros afectos sin prioridades, solo con la intensidad el sentimiento…”

Imprescindibles
En una entrevista de hace unos años, consultado acerca de los artistas plásticos Imprescindibles de la región santafesina, Marcelo contesto: “Rescataría a Gregorio Ceballos, Juan Grela, Julián Usandizaga. Hay muchos olvidados. Los hermanos Paino, Godofredo y Guillermo, tenían una cualidad, ellos firmaban sus obras como G. Paino, para que no identifiquen quién es quién. Lucio Fontana es otro rosarino imprescindible. Suele pasar que muchos artistas son más reconocidos afuera que en nuestra ciudad”. Entre sus maestros reconoce a destacadas personalidades del arte como los son Aldo Rossi, Rubén de la Colina, Vicente Marinaro, Luis Michelon, Luis Ramoneda y Liliana Gaston entre otros.

Inclasificable
"Con respecto a si soy un artista inclasificable, no lo sé, si me considero un artista, a mí me gusta el dibujo, me gusta la escultura y el trabajo; tengo mis serias discrepancias con aquellos que se dicen o se consideran artistas. Yo no me creo nada, simplemente me gusta el dibujo y cuando tengo ganas de dibujar dibujo, y cuando tengo ganas de hacer una escultura me pongo a jugar con la arcilla, o con cualquier otro material y sale un trabajo de volumen y no tengo compromiso con ninguno, tampoco llegó a una estética determinada. Últimamente se me dió por tomar con cierta ironía los trabajos de la Gioconda y relacione con Marilyn Monroe. La hice al mejor estilo que lo hubiese pintado Van Gogh, con esa pinceladas fuertes violentas".

En relacion al estilo de Castaño algunos criticos sugieren que su trayectoria artística tiene en común, la violencia del gesto pictórico y el efecto inmediato de choque que persigue al espectador en la lectura de su reclamo político y social. Para ello apuesta decididamente por la figura humana y al animal más concretamente, pretende la representación del “ser humano” como tema fundamental y casi único. La distorsión de la figura obedece al intento de burlar la rutina de la mirada y poner al espectador en condiciones de valorarla en sus vulnerabilidades, en sus fragmentos de realidad.

Biografia

Marcelo Castaño nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el 7 de marzo de 1952. Estudió en la Facultad de Humanidades y Artes de la U.N.R. el profesorado de Artes Visuales. Se recibió de Profesor Nacional en Artes Visuales en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario y se desempeñó como Profesor de Grabado en la misma institución. Entre becas y numerosos reconocimientos expuso de manera colectiva e individual en nuestro país así como también en Ururguay ,Brasil, Italia, Estados Unidos, Bulgaria , Francia. Con los amigos de su bohemia que respiraban las mismas inquietudes, armaron la casa taller “La Gotera” ya que goteaba por igual en cada una de las habitaciones donde guardaban las ilusiones de sus proyectos con el arte y la ilusión compartida de saborear los fulgores de la vida. Tiempo después sus pasos recorrían Italia y España respirando el aire de las artes, mundo que no le era ajeno, en 1989 lo maravilló Venecia por su arquitectura y resuelve quedarse a caminar sus calles.

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