Investigación

Marcelo Díaz: Dramáticas de la subjetividad

El director teatral, docente e investigador Marcelo Díaz reúne casi una década de experiencias en sus trabajos escénicos y entrega un legado de Bitácora de Ficción Física a la comunidad artística nacional. Una investigación que cuenta con el aporte de la Universidad de Neuchatel (Suiza) y el Instituto Nacional de Teatro.

03-07-2023 | 9:34 |

Foto:Gentileza.

“Este cuaderno es ante nada una acción” escribe y anticipa Marcelo Díaz en la nota de autor que continúan al prólogo de su libro Dramáticas de la subjetividad, un texto en acto que da un “salto de la intimidad y el secreto hacia lo público”. La intención del libro es la intención y la búsqueda del autor en una profesión que lo apasiona tanto en su rol de director de escena como en su función docente que desarrolla en Instituto Superior Provincial de Danzas Isabel Taboga de la ciudad de Rosario.

El currículum de Marcelo Díaz escribe que cuenta en su haber con la dirección de más de diez obras de las cuales algunas compartió trabajo con Cecilia Bolis y Alejandra Anselmo. El libro es un escrito subjetivo acerca de una forma de sentir y vivir las artes escénicas. Un legado escrito donde el saber inacabado del autor es articulado y puesto al alcance del lector articulando fotos de apuntes que fueron utilizados para dar clases, dirigir y transmitir conocimientos junto a dibujos, cuadros sinópticos y una entrevista personalizada donde el autor responde a una comunidad de lectores que leyó los manuscritos antes de su edición definitiva.



Alto vuelo teórico-vivencial, un legado no solo académico sino una noble tarea que no hubiera sido posible sin el apoyo de dos instituciones, la Universidad de Neuchatel (institución de Suiza que brindó su apoyo a través del concurso anual que organiza su departamento español) y del subsidio recibido por parte del Instituto Nacional del Teatro otorgado para publicaciones eventuales.

Marcelo Díaz define al libro “como unas líneas o unos apuntes que podrían configurarse como un instrumento de navegación que cada lector/a deberá adaptar a su propio viaje, a su propio rumbo” y agrega su visión de mapeo “que no indica recorridos ya trazados ni pueden ser interpretados sin una brújula que indique los propios nortes”.

¿Como definir el libro?

Se podría responder a la pregunta afirmando que es “una reunión de bitácoras de ensayos, diarios de trabajo, de conversación, de pensamiento. Un documento gráfico que registra, recopila y reúne intentos por atrapar lo inatrapable”, por ponerle algún borde de lenguaje a aquello que se escapa a lo que rebalsa y se fuga resistiendo a la forma y el significante, es decir lo inarrable.

Las fotos de los manuscritos que aparecen en el libro son el registro de varios cuadernos de escritura artesanal en los que el autor con el paso del tiempo resignifica para reubicar sus pensamientos, creencias y las construcciones de sus formas metodológicas de crear, entender y transmitir las artes escénicas.

En palabras escritas por Marcelo Díaz se podría definir al libro en unas de sus aristas como “una autobiografía difusa, más allá de la propia firma, que se despliega a partir del diálogo abierto con las prácticas sensibles de un equipo”, un espacio cartográfico donde el porvenir es trazado de forma inadvertida con el resultado de “una reelectura permanente”.

El prólogo

Cipriano López Lorenzo nació en Sevilla en 1983, es doctor en Literatura y teoría de la Literatura, estudios que realizó en la Universidad de Sevilla, a su vez también es doctor Es Lettres por parte de la Universidad de Neuchatel. Es el encargado de escribir el prólogo del libro. En el señala: “sensible e insatisfecho siempre con el idioma, Marcelo inventa palabras y construye su propio mapa lingüístico, al que se suma un estilo sintético y telegráfico por momentos, entiendose acuciado por el frenesí del ensayo y el estrés de los preparativos. Iniciarse en el universo de este director requiere, pues, de una introducción previa a su lenguaje, que fuimos cartografiando juntos en diferentes capas o noveles jerarquizados”.

Luego de un análisis minucioso del libro, donde desglosa capítulo por capítulo avisa al lector: “cada capítulo y subapartado está concebido a modo de díptico, articulando en una primera parte con la prosa expositiva del autor, y una segunda tejida con imágenes espigadas del corpus y sus correspondientes transcripciones.

La voz de Marcelo Díaz

En el sentido de restarle a su trabajo y el trabajo del grupo un carácter de verdad universal en sus creencias, los lleva a pensar que tienen más preguntas que certezas. “Las certezas que sí tenemos es el como funcionan las ejercitaciones, los dispositivos, las herramientas. De que producen lo que nosotros queremos que produzcan. Por otro lado creemos en algo del misterio, no en la idea de ‘magia en el teatro’, ‘la magia de la escena’, pero sí en lo inefable, que hay algo del trabajo artístico, del trabajo del acercamiento del cuerpo a la escena que es inatrapable”.

-¿Qué decimos cuando decimos cuerpo?

-Cada vez que digamos cuerpo estamos diciendo persona, un sujeto específico, no esa idea de cuerpo como universal y como estándar. Entonces, ni el cuerpo universal, estándar, único, ni la metodología universal, ni estándar, ni única. Estamos convencidos de que trabajamos con personas y no con “cuerpos”, en el sentido anatómico-fisiológico de la palabra.

-¿Se puede separar una obra del medio cultural dónde esta se desarrolla?

-Pienso que uno no puede estar exento del medio sociocultural donde se desarrolla… no solamente donde se desarrolla, sino donde uno pretende que la obra dialogue con los espectadores. Más desde el sistema de producción de autogestión con el que nosotros trabajamos. No hay manera de que un proceso social, socioeconómico, una crisis económica no influyan sobre el proceso creativo. No solamente en términos temáticos, sino además en términos concretos de cantidad de veces que podés ensayar, de la cantidad de recursos de los que disponés, de la cantidad de espacios con los que contás. Hay como una dualidad que es un poco incomoda también, que yo no creo mucho en esa dualidad de que si no tenés recursos nos ponemos más creativos. Es cierto que desplegamos una cantidad de modos de sustentar nuestras producciones diferente a que si tuviéramos más recursos, pero me pregunto si eso implica que somos más creativos o esta es una mirada que nos termina conformando. En algún momento pude haber creído esto pero hoy lo quiero relativizar.

Estas ideas entre otras tantas son desarrolladas con mayor profundidad y extensión en la entrevista que se encuentra en el apartado final del libro, donde Marcelo Alejandro Díaz responde preguntas construidas de forma colectiva por un grupo de lectores que leyeron los manuscritos de la Bitácora de Ficción Física 2011-2020.

Bio

Marcelo Alejandro Díaz (Rosario, 1967) es actor y director teatral. Profesor de Expresión Corporal egresado del Instituto Superior Provincial de Danzas Isabel Taboga del cual actualmente forma parte del Equipo Directivo. A partir de 1986 estudia y realiza prácticas en diversos lenguajes escénicos: teatro, danza contemporánea, títeres y objetos como actor, director y productor. Desde el 2009 dirige el conjunto con Alejandra Anselmo el Colectivo Ficción Física (Rosario, Argentina) dedicado a la investigación, creación y formación en danza y artes escénicas contemporáneas. Dirigió las obras ¡Dejá, que sufro yo!, Mabel...y Edgardo, Al compás del corazón, Opera Negra (co dirección con Cecilia Bolsi), El jardín que ruge (Grupo Seisenpunto), Diego y Ulises, Olga (codirección con Paula Manaker y Ange Pottier), Cinco, ficción física y La Cripta, Exhumación Teatral (estas últimas en codirección con Alejandra Anselmo).

 


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