La hipnótica propuesta de Daniel García puede visitarse hasta el 8 de septiembre en el subsuelo del Centro Cultural de La Toma (Tucumán 1349) con entrada libre y gratuita, y curaduría de Pablo Silvestri. Además, en el marco de la Quincena del arte, el artista estará presente este viernes 1º para una recorrida guiada, de la misma manera que lo hizo en su muestra anterior, Trance, que habitó durante unos meses el Museo Castagnino.
Para la muestra, García escribió un texto que detalla el origen de estos seres mitológicos: "Desde tiempos muy antiguos, en el Mediterráneo corría la leyenda de una isla misteriosa en cuyas orillas los marineros perecían atraídos por el canto de los pájaros. Estas aves eran denominadas Sirenas, y se decía que tenían el rostro de mujer. Al menos así aparecían representadas en relieves funerarios, en esculturas y cerámicas, y pintadas en ánforas, hidrias, vasos y platos. Posteriormente aparecen también retratadas con senos y brazos, y ocasionalmente con instrumentos musicales: la lira y el aulós. Su iconografía originaria debe mucho a Ba, el ave con cabeza humana, que era para los egipcios la parte inmortal del ser humano, digamos, el alma”.
La propuesta puede visitarse hasta el 8 de septiembre en el subsuelo del Centro Cultural de La Toma (Tucumán 1349, Rosario).
Gentileza: Maximiliano Conforti.
La muestra en La Toma
-¿Cómo nacieron tus sirenas, cómo comenzó ese proceso creativo?
-Me resulta imposible saber cuándo nace exactamente esta serie, pero puedo decir que las sirenas griegas, estas aves con rostro femenino, me atraen desde mi infancia, cuando las vi representadas en algún libro de historia. Creo que los primeros bocetos de estas obras nacieron entre los numerosos dibujos que realicé durante la pandemia, aunque comencé a trabajar más sistemáticamente en ellos a mediados del año pasado. También desde el 2020 había comenzado a recopilar imágenes de representaciones de sirenas de la antigüedad grecolatina alojándolas en una carpeta de Pinterest. Tengo también en mi cuenta de Pinterest otra carpeta con el tema de ilustraciones de aves, y esas fueron mayormente mi fuente de referencias. Avanzado el 2022 realicé la primera de las grandes pinturas y concebí la idea de hacer una muestra con la serie. Siendo las Sirenas criaturas relacionadas con el inframundo me pareció adecuado el espacio de la Galería La Toma, no solo por su amplio espacio, sino también por encontrarse en un subsuelo, y en un establecimiento que, recuperado por su personal, tiene una vida luego de su muerte.
-¿Y cómo resultó la experiencia de exponer en La Toma?
-Como preveía, la experiencia resultó muy buena no sólo porque las pinturas se ven, lucen muy bien en ese amplio espacio -que desde el principio pensé como las tres naves de la arquitectura clásica de las iglesias- sino también porque me dio la posibilidad de realizar una pintura mural, y la performance e instalación de Yamila Glardón se adecuaba muy bien a las características de la sala. También es para destacar la colaboración y el aporte de ideas y sugerencias de Pablo Silvestri, que es quien coordina el espacio.
-¿En qué consistió el vínculo colaborativo con Yamila Glardón?
-Ya antes, este año había realizado otra muestra (Confluencias, en la Alianza Francesa de Rosario) en colaboración con otras artistas, Noëlle Lieber y Natalia Pérez, que resultó en una hermosa experiencia. El año pasado había visto una performance de Yamila en el Centro de Expresiones Contemporáneas que me había impresionado mucho y pensé que su trabajo era el adecuado para dialogar con mis Sirenas. De modo que la invité, compartiéndole las imágenes en que venía trabajando así como mi material de referencia, tanto representaciones de
antiguas sirenas como textos sobre el tema, pero dándole total libertad de acción. Para integrar las diversas producciones pensé en ocupar el espacio con una ambientación sonora y realicé un collage con diversos sonidos incluyendo ruido de viento, oleaje, cantos de aves, susurros de voces y otros sonidos distorsionados. Quedamos muy satisfechos con la relación entre la obra de ambos durante la apertura de la muestra.
Sirenas
Sigue detallando García: "Se emparentan con otras figuras míticas aladas con rostro de doncellas: las arpías y las esfinges, aunque las arpías son más bestiales y con grandes garras, y las esfinges tienen cuerpo de león. Sólo las Sirenas cantan, pero todas ellas pertenecen al mundo ctónico o telúrico, y se relacionan de una u otra manera con el inframundo. Se dice que las Sirenas eran hijas de Aqueloo (el que ahuyenta los pesares), el dios del río del mismo nombre, y una de las musas (cuya identidad varía según los autores). Originalmente eran las jóvenes y bellas compañeras de Perséfone y su transformación es consecuencia de no haber logrado impedir el rapto de ésta por parte de Hades. Según algunos, fueron castigadas por Démeter y convertidas en aves. Según otros, su metamorfosis fue voluntaria: pidieron a los dioses alas para poder buscar más rápidamente a Perséfone. Cualquiera sea el caso, se supone que continúan frecuentando a su antigua compañera, ahora devenida reina del inframundo, y por eso es tan frecuente su representación relacionada con ritos funerarios".
Daniel García, quien esto escribe y crea, nació en 1958 en Rosario y expone desde 1981. Cursó estudios sobre el color con Eduardo Serón y, durante 1991 y 1992, asistió a un taller coordinado por Guillermo Kuitca, becado por la Fundación Antorchas. Ha participado en numerosas muestras colectivas como la 47ª Bienal de Venecia, en 1997; VI Bienal de La Habana (Cuba, 1997), y 1ª y 2ª Bienal del Mercosur (Porto Alegre, Brasil, 1997 y 1999), entre otras.
Trance y sus últimas muestras
Entre sus más recientes exhibiciones individuales se encuentran: Acróbatas en El Círculo, Sala Trillas, Teatro El Círculo, Rosario (2018); Damas de Shanghái, Fundación OSDE, Rosario (2018) y Galería Gachi Prieto, Buenos Aires (2019); Pequeñas pinturas de Flores, Galería Mar Dulce, Buenos Aires (2019); Identidades, Galería EstudioG, Rosario (2020) y Encuentros, Museo Estevez, Rosario (2021).
Hay obras de su autoría en diversas colecciones públicas, como: Museo Castagnino+macro, Rosario; Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires; Malba, Museo de Arte Latinoamericano, Colección Costantini, Buenos Aires; Museo Emilio Caraffa, Córdoba; Museo Dr. Juan Ramón Vidal, Corrientes; Museo de Arte Contemporáneo, Salta; Museo de Arte Contemporáneo, Bahía Blanca; Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, y Hess Art Collection, Colomé, Salta y Napa Valley, USA.
En el texto curatorial de la muestra Trance y otras pinturas, en el Castagnino, Jesu Antuña señala: “Podría postularse que es a partir de la ironía que García agrieta su producción dramática. Realizadas a partir de referencias al hipnotismo y a las fotografías de Charcot en la Salpêtrière, la espectralidad de la serie Trance diluye las fronteras entre la locura, la posesión demoníaca y el retorno de los muertos: ni vivo ni muerto el espectro anacroniza, rompe el tiempo cronológico”. Las obras (un conjunto heterogéneo de diferentes dimensiones que también incluye cuadernos, algunas realizadas sobre papel y otras, sobre tela) forman parte de la producción que García realizó en el período 2019-2022. Agrupadas en torno a núcleos temáticos o formales, se señala también desde la curaduría que “alrededor de Trance circula una comunidad de dolientes que se disgregan hacia devenires orgánicos, animales y monstruosos”.