Luego de más de una década juntos Almalusa, la formación de fado en Argentina, se encuentra presentando su nuevo espectáculo titulado “Almalusa canta Amalia”. El quinteto propone un camino de exploración musical de raíz portuguesa iniciado por los cantantes María Laura Rojas y Dulio Omar Moreno junto a Juan Pablo Isaía y Luis Cativa Tolosa en guitarras e Ignacio Long en contrabajo. Almalusa viene recorriendo el vasto repertorio de la música lusitana a través de una propuesta que incluye clásicos del género, fado contemporáneo y folclore.
María Laura Rojas (voz) describe: “para la selección del repertorio que presentaremos en Café Berlin nos hemos guiado tanto por la intuición, como por la emoción que atraviesa los distintos períodos transitados por Amalia, artista icónica del fado en el mundo. Y concluye: “esperamos que quienes aman las canciones de Amalia se encuentren con versiones nuevas y que a la vez reconozcan su esencia tradicional. Y aquellos que no la conocen puedan enamorarse de su música tanto como nosotros.”
Además, el concierto incluirá algunos clásicos del folclore portugués con la impronta Almalusa en versiones musicales que respetan la esencia tradicional y el amor por el género. En diálogo con Mirador Provincial, Juan Pablo Isaía (guitarra portuguesa) y de Maria Laura Rojas (voz) nos hablan sobre su comienzo con la música.
-¿Cómo surgió el nombre Almalusa? ¿Recuerdan aquél primer encuentro entre ustedes?
Juan P. Isaia: -El nombre de la formación surgió de la unión de Alma y Lusa (por lusitana o sea portuguesa). Alma lusitana en homenaje a los antepasados portugueses nuestros: Maria Jesús, la abuela de Laura Rojas (cantante del grupo) y Teodora, la bisabuela de Dulio Moreno, nuestro otro cantante.
-De estos 12 años de vida con la música, ¿qué desafíos han transitado como banda?
J.P. Isaia: En general, a lo largo de estos 12 años juntos tuvimos que lidiar con los desafíos que tenemos que afrontar la mayoría de quienes decidimos embarcarnos en la aventura del proyecto musical propio. Gracias a la vida este grupo es como una familia, todos nos llevamos muy bien entre nosotros, somos amigos, compañeros. De hecho, Laura y yo nos hemos casado en el medio de esta aventura!
A través de distintos desafíos, hemos logrado posicionarnos y crecer desde nuestro lugar dentro de lo que es el fado en Buenos Aires. Logramos construir y pulir una identidad musical y un espacio: La Biblioteca Café, donde venimos tocando periódicamente desde hace 8 años, todos los meses presentando nuestra “Casa de Fados”, un espectáculo que en el que buscamos reproducir la atmósfera que se respira en las casas de fado de Lisboa. De este modo, tocamos sin amplificación, a cappella y a la luz de las velas. Esto construye un espacio en el que la cercanía con el público es fundamental y la conexión que se genera con el espectador es muy especial. La Casa de Fados tuvo muy buena recepción del público y de nuestros fieles seguidores que nos acompañan desde siempre en cada función haciéndola única y especial.
Después de este recorrido, finalmente hemos podido concretar y proponer un espectáculo absolutamente nuevo, que hemos titulado “Almalusa canta Amalia”, con el objetivo de rendir un homenaje a la gran diva del fado y de la música de Portugal: Amalia Rodríguez, que veníamos postergándolo desde antes de la pandemia y que este año, al fin, pudimos prepararlo, ensayarlo y encaminarlo. La función de estreno será el domingo 17 de septiembre a las 18 horas en un lugar hermoso como lo es Café Berlín en la Ciudad de Buenos Aires.
Creo que con la realización de este proyecto hemos encontrado y reafirmado nuestra identidad musical, aportando -con un poco más de libertad- en la interpretación del repertorio Amaliano una estética propia, manteniendo siempre la raíz del estilo.
-¿Consideran que existe una devaluación sobre el arte?
J.P. Isaía: Yo creo que existe una sobrevaloración del comercio y el marketing. El arte es lo que tiene menos prensa. En este momento lo que tiene que ver con el arte, en nuestro caso la música, queda relegado por cuestiones mediáticas inconsistentes e intrascendentes. Por suerte el arte siempre va a existir, como las estrellas en el cielo, si apartamos la vista de las pantallas de los celulares ellas están ahí esperando que las descubramos, lo mismo pasa con el arte.
-Debido al impacto de la tecnología en la música, ¿sienten que el proceso de componer dejó de ser complicado?
J. P. Isaía: Para nada, todo lo contrario, porque como bien dice el dicho, “no es la flecha, es el indio”. Si uno no tiene nada que decir, un aparato electrónico o un programa de computadora no van a poder resolver eso por uno, o al menos dejar lucir la intención de la creación, el alma del creador, en el caso supremo: del Artista. Ciertamente, las herramientas nos ayudan a agilizar los procesos de producción y técnicos, pero el conocimiento, la práctica, la disciplina y la constancia de dedicar horas a un instrumento, o a cultivar y desarrollar una idea, un oficio o un arte, un discurso o un talento, no hay máquina que los pueda sustituir o mejorar. Por otro lado, todo el aspecto lúdico que supone la composición artístico musical es también un proceso que nace y se desarrolla a partir de la diversión, la conexión, la imaginación y el intercambio de experiencias con otras personas.