El artista y docente Ariel Gabiniz dialogó con Mirador Provincial sobre sus últimas muestras. “Reaparecidos” -que se inauguró el 31 de agosto en la sede de Amsafe- estará expuesta hasta el 6 de octubre; allí se exhiben por primera vez las 9 pinturas que conforman la serie, cuyo tratamiento formal –según señala el autor– alude a “la mixtura entre la representación figurativa y ciertos grados de abstracción lírica y gestual, ya que las imágenes de los niños y jóvenes aparecen y desaparecen dentro de un cúmulo de formas libres e irregulares”.
Sobre “Reaparecidos”
--En el marco de la campaña “Basta de matar a nuestrxs alumnxs”, la Secretaría de Derechos Humanos y Cultura de Amsafé se presenta actualmente tu muestra “Reaparecidos. Retratos de jóvenes ausentes”. ¿Cómo se gestó y en qué consiste?
--La muestra es la cristalización de un proceso de trabajo que comenzó con la idea de retratar en tamaño real a jóvenes que había conocido en mi labor docente, y que por diversas causas en las que siempre ha mediado la violencia, ya no se encuentran presentes. En un primer momento mi actitud fue de angustia, impotencia y bronca, como cuando uno comienza a atravesar un duelo, y la forma de atravesar ese dolor es hacer algo positivo con ello, por eso comencé con los retratos de alumnos que perdí. Personas jóvenes con las que había compartido espacios de aprendizaje en materia de arte, con las que compartí procesos de producción y objetivos, alegrías. También eran personas cuya desaparición física, como sucede muchas veces, no había sido reportada por ningún medio de comunicación, cuyas ausencias sólo aparecen visibles para el seno familiar. Luego, con la idea de equiparar en visibilización, decidí retratar también jóvenes de casos resonantes, que tuvieran la atención pública, quizás como diciendo “todas” estas vidas jóvenes son valiosas. Quizás como preguntando: ¿a quién más le parecen valiosas estas vidas?
Para realizar los retratos de cuerpo entero, recopilé fotografías de esos jóvenes de mi archivo personal, y otras fotografías de medios masivos de información sobre casos resonantes de violencia hacia niños y jóvenes en la ciudad de Rosario. Aparecer es un verbo intransitivo, que en relación a las personas significa ir a un lugar donde se es visto por otras personas, especialmente si esa aparición es de forma inesperada. Titulé todo este trabajo “Reaparecidos” porque son personas que ya no están, pero han vuelto a aparecer representados a través del dibujo y la pintura en tamaño real, y puestos ante la mirada de la ciudadanía.
La muestra es una muestra y una acción, ya que los 9 lienzos de aproximadamente 200 x 100 cm pintados al óleo y al esmalte sintético, en un primer momento fueron plasmados mediante la técnica del dibujo con carbonilla sobre lienzo y fotografiados en blanco y negro para luego ser reproducidos e impresos en tamaño real sobre papel. De manera que la silueta de esas imágenes de jóvenes y niños en tamaño real, posando para la cámara con la que fueron retratados, en una imagen feliz y propositiva, están siendo pegadas en la vía pública y en diversas instituciones de la ciudad. A estos cuerpos impresos en blanco y negro estamos agregando, con la técnica del stencil, y en un trabajo conjunto, el lema de la campaña de la Secretaría de Derechos Humanos de Amsafe Rosario: “Basta de matar a nuestrxs alumnxs”, que es hoy, en nuestra ciudad, un grito común y colectivo de quienes trabajamos en espacios educativos de la periferia.
“Aquello que resiste floreciendo”
--Otra de tus muestras recientes, "Silvestres. Pequeñas flores y yuyos que persisten", se montó en el centro cultural La Toma. ¿En tu obra abordás temas distintos, quizás con propósitos también distintos, o siempre hay puntos en común ente lo aparentemente diverso? Pienso en la violencia institucional abordada de manera más directa en “Reaparecidos” y en este señalamiento del “persisten” en el título de tu muestra “Silvestres”.
--La serie “Silvestres” fue desarrollada antes y durante la pandemia, y son representaciones de bocetos que tomé desde “el natural” o desde fotografías que realicé en diversos viajes por el país. Son flores pequeñísimas elevadas a primeros y primerísimos planos, o plantas caratuladas como “malezas”, que son puestas en relevancia al ser elegidas como objeto pictórico. Se hacen presentes. Creo que siempre hay puntos en común entre lo aparentemente diverso, que naturaleza y humanidad debieran ser un complemento, un gran sistema-eco. En este caso lo diverso son los objetos pictóricos, por un lado la representación de figuras humanas, personas ausentes, y por otro lado flores y plantas silvestres, pero en el fondo el mensaje es semejante: miremos y reflexionemos sobre aquello que corre riesgo de desaparecer, y que resiste floreciendo. Y también, resistamos floreciendo nosotros. Quizás lo común entre estas dos muestras, entre estos diversos objetos pictóricos, está en la mirada que se posa sobre aquello que se encuentra invisibilizado.
La actividad docente
--¿De qué modo resumirías tus inicios en el arte y tu recorrido, incluido tu trabajo como docente?
--En el arte me inicié en el año 1996. Me interesaba expresar a través de la pintura, y por intermediación de mi hermano y una amiga suya, conocí al que es mi maestro, mi sensei, el que llegó primero: el artista plástico y pintor uruguayo José Omar Henry Zeballos, quien me abrió las puertas de su taller y me sigue brindando aún hoy todo su conocimiento y su pensamiento crítico. Luego, en el 2001, tuve un paso fugaz por la Facultad de Bellas Artes de la UNR. Después decidí mudar mi formación académica al profesorado (soy profesor de Arte en Artes Visuales) ya que pensaba que necesitaba una formación más pragmática. En mi recorrido, en general, siempre he decidido montar mis muestras en espacios culturales alternativos, como bibliotecas populares, sindicatos, o centros culturales independientes, con el objetivo de generar una circulación de la obra que llegue a un público no habituado a participar de los espacios oficiales del arte plástico y visual.
Como docente trabajé muy poco tiempo en la educación formal, siempre elegí la posibilidad de la educación no formal. Desde el año 2007 soy educador docente en la hoy Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat de la Municipalidad de Rosario, atravesando distintos programas y proyectos. Allí, desde el 2016 hasta el 2021, trabajé en un proyecto itinerante de pintura mural con grupos de los centros de convivencia barrial -hoy Centros Cuidar- en donde compartí la experiencia de trabajar con 5 de los jóvenes que están representados en la serie “Reaparecidos”. Actualmente dicto talleres de pintura y pintura mural a jóvenes entre 13 y 25 años en el Galpón de las Juventudes.