En Caras y Caretas

Crear una pequeña flor es un trabajo de siglos

Héctor Ansaldi lleva adelante “Errante, el musical”, junto a un gran equipo de trabajo. Sensible, minuciosa, identitaria, una obra que es un canto a las raíces de nuestras grietas sociales. Sábados de noviembre a las 22.

15-11-2023 | 11:38 |

La obra se presenta en el teatro Caras y Caretas.
Foto:Gentileza.

“Se ha perdido el amor
el sueño de una voz que me habla.
Yo escucho esa voz
que viene de lo lejos”
(Carlos Gallardo, El sueño de una voz)

El Errante es un musical que se edifica a partir de los andamios de 14 canciones que compuso Manu Ansaldi bajo el aura creativa del estilo “Tahiesco” en la dirección que solo puede otorgar el original maestro Héctor Ansaldi, su padre, a quien también se le deben los textos de la puesta en escena.

La casa de la función es el templo del teatro independiente rosarino, Caras y Caretas (Corrientes 1518) que celebra medio siglo de vida y como no podría ser de otra manera vuelve a brindar una obra que emerge desde las fibras históricas de nuestras raíces argentinas. El Errante es un musical “de ficción que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia” dice entre luces y sobras el telón del fondo del escenario advirtiendo al espectador sobre toda sensibilidad que pueda sentirse aludida, ya que evoca una tragedia nacional más que una historia particular.

Las grietas del ayer, del hoy y del futuro que vendrán, hacen eco en las voces de los distintos actores que componen el gran elenco. Una historia de amor que con su potencia atraviesa las diferencias de clases en el seno de una familia oligarca que no puede deconstruir los prejuicios siempre latentes, convirtiendo la comedia amorosa en una especie de Romeo y Julieta argento. Una familia que reprime la pulsión de vida y edifica su propia decadencia, que muy bien puede ser la decadencia nacional. Temáticas no desentendidas en todo el legado que Héctor Ansaldi enriquece a través de los años.

¿Cómo viven los reprimidos amorosos?, es la pregunta que nace en el espectador que en todo momento se sentirá familiarizado con la idiosincrasia de los personajes.

Un retorno artístico que emerge de la represión; en la errancia de la libertad, para volar del otro lado del muro, allí donde habitan el florecer de las ideas y donde los electroshocks no pueden llegar.

 

Foto: Gentileza.

 

El Errante construye su propia legalidad en la libertad de su lenguaje. La casa cae con el caer de un modelo de país popular y el otro lado del umbral espera, allí donde habita el Zaratustra rosarino, Piripincho, el mismísimo Carlos Gallardo o cualquier persona que encontró en el arte las llaves de las puertas del alivio, las insignias y el apellido.

“Vengo de la luna” dice sobre el final de la obra El Errante, desde el otro lado del umbral, con el pecho inflado, gigante y deslumbrante como si fuera un Nippur de mil batallas. “Vengo de la luna”, aquella que está tres telones más atrás, en el mundo de las ideas, donde habita Piripincho con su corazón de alcaucil y donde hay mil historias que contar porque en el jardín la magia florece y “crear una pequeña flor es un trabajo de siglos”. Esto último es deslumbrante, y sí, es de Borges señalado por Castillo.

Sinopsis
La obra musical es una síntesis de episodios que podrían haber vivido, personas en situación de calle, que llegaron a esa opción, no por penurias económicas sino por el sufrimiento existencial de pérdidas familiares, o simplemente por el dolor de vivir. Personas que cuentan con el talento de ejecutar música, de escribir un poema o de haber sido notables dibujantes, arquitectos o profesionales de las ciencias jurídicas. Estas personas, como diría el recordado Psicólogo Alfredo Mofatt, hacen de la calle “su ley, su reino y su alivio”.

La magnífica puesta de Ansaldi posee una provocadora plástica escénica, aportada por el discurso lumínico, proyecciones y actuaciones en las que el drama o tensión, no impide el humor en los parlamentos y en la construcción de personajes desbordados, imprudentes o que hablan sin conocimiento y exponen el ridículo. Las movilizantes canciones de Manu Ansaldi en sus distintas poéticas: rock, jazz, tango bolero, el humor, el drama, y las coreografías hacen de este melodrama, un espectáculo que Rosario necesitaba.

Ficha

Actúan: Manu Ansaldi, Melisa Cosentino, Carolina Rossi, Cecilia Murillo, Mariano Raimondi, Fernando Pellegrinet, Ainhoa Murillo, Matías Delaygue,
Héctor Ansaldi y la Capocómica Liliana Gioia.
Música original: Manu Ansaldi.
Dirección: Héctor Ansaldi.
Sonido: Heidi Gosparini.
Iluminación: Marcos Giordano, Francisco Gaspoz.
Diseño audiovisual: Maia Ferro.
Vestuario: Hania Betcher.
Lugar: Teatro Caras y Caretas (Corrientes 1518, Rosario).
Reservas: (341) 153395398.


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