La calurosa tarde del sábado iba llegando a su final y el movimiento en el Parque Urquiza de Paraná iba en aumento a medida que el sol comenzaba a bajar por el oeste y la aguja del termómetro abandonaba los 30° para entrar en la veintena de grados. En ese proceso, la capital provincial comenzaba a vivir una nueva noche de verano que, como viene sucediendo hace algunas semanas, es el momento elegido para desarrollar las actividades al aire libre.
En esta ocasión, siendo 27 de enero, el Anfiteatro Héctor Santángelo se engalanaba para recibir a un nuevo encuentro de Música en el Anfiteatro, ciclo que comenzó el 20 de este mes y finalizará el 3 de febrero. Mientras que el canto de los pájaros solo era interrumpido por algún que otro vehículo, los primeros curiosos comenzaban a llegar y ocupar los primeros escalones.
Con los humos del patio gastronómico que iban en aumento, también se incrementaba la cantidad de visitantes. Las primeras canciones que salían de los parlantes dispuestos sobre el escenario para esta ocasión hizo que la llegada sea aún más masiva y los grupos familiares, de amigos y parejas arribaban para disfrutar de una noche que estaría marcada por el rock.
Los encargados de abrir el escenario fueron los integrantes de Groove Amor, la banda paranaense que interpreta temas de funky-pop y que ya supo participar de otras instancias culturales en la capital entrerriana. Esta primera instancia finalizó poco antes de las 21.30, al mismo tiempo que el hambre llamaba y los carritos de comida estaban preparados para atender esa demanda.
Luego de una pequeña pausa, en la que se realizaron una serie de sorteos, Factor Fun apareció frente a los cientos de espectadores atraídos por los mayores referentes del funk y soul de la región. A medida que el repertorio de canciones avanzaba las numerosas escalinatas del anfiteatro se ocupaban en su totalidad y el dicho de “no entra ni un alfiler” se volvía realidad. El proyecto musical que ya tiene un recorrido de 24 años invitó a “seguir acompañando a las bandas locales, porque estos espacios nos sirven para poder subsistir”.
Como en los escalones ya no entraba nadie, los más dormilones debieron comenzar a ocupar los espacios por fuera de la valla de alambre, a varios metros por sobre el escenario. La siguiente banda fue Los Rancheros, uno de los conjuntos más escuchados en los noventa y principios del 2000.
Entre los espinillos se podían ver a los últimos espectadores que entrada las 23, arribaron al lugar con el deseo de escuchar a los compositores de El Che y los Rolling Stones, Mujer y Mala vida, entre otros. Los encargados de cerrar esta segunda noche se hicieron presentes pasadas las 23.30, agradeciendo el espacio y elogiando a la ciudad como “uno de los lugares más lindos para visitar”.