Voces de Rosario es una recopilación de quince entrevistas realizadas entre 2019 y 2023 que Edgardo Pérez Castillo fue publicando en distintos medios, principalmente en la revista Barullo y otras en el diario La Capital. Son autorretratos de gente que vivió gran parte de su vida en Rosario y que ha podido trascender más allá de esta ciudad con un lenguaje propio que a la vez está muy arraigado en la cultura de la región. Los entrevistados se han abierto generosamente, en especial cuando van nombrando estas raíces como por ejemplo, Jorge Fandermole que aparece como un maestro, como un precursor de otros músicos de la ciudad. Se van armando, se van dibujando genealogías, linajes, vasos comunicantes y en estas conexiones se revela cómo todos se han apuntalado mutuamente o se han abierto puertas unos a otros.
Así aparece reflejado en la gratitud que expresa Tomás Quintín Palma cuando habla de Coki de Bernardi, de cómo Coki le abrió puertas, le habilitó espacios. Y si bien no está entre los entrevistados, se hace presente Fito Páez, que también es nombrado por Coki, como alguien que fue generoso con él y él pudo ser generoso con los que vinieron después. Es un mapa a contrapelo de la visión individualista que rige dentro de la mirada hegemónica sobre lo cultural, y es precisamente en el rescate de la singularidad indómita de cada voz donde se teje esta trama de reconocimientos mutuos y solidarios.
Luego de un proceso de selección, a cargo de Beatriz Vignoli y el autor, se completó la lista con testimonios de Liliana Herrero, Elvio Gandolfo, Patricia Suárez, Reynaldo Sietecase, Coki Debernardi, Jorge Fandermole, Sandra Corizzo, Nélida Argentina Zenón, Rodolfo “Cholo” Montironi, Rubén “Chivo” González, Jorge Molina, Héctor Ansaldi, Luis Machín, Chiqui González y Pablo Feldman. El proceso de edición de textos estuvo a cargo de Beatriz Vignoli y la producción en manos de Horacio Vargas.
Dice Beatriz Vignoli: “Esta genealogía y este mapa es lo que es lo que quisimos mostrar y transmitir, no solo el autor del libro, sino los editores. En este hermoso trabajo en el que tomé parte, se dan a conocer sobre todo la música, y también el teatro, la narrativa, la gestión cultural y el periodismo hechos por gente valiosa de Rosario. También está muy presente la plástica, porque ya desde la tapa tenemos a Jorge Molina. Si ustedes van caminando por la ciudad y ven cada tanto unos murales hermosos, con niños, con colores, con mucha fantasía, conocen su obra. Toda la gente que habla acá eneste libro, como Pablo Feldman, Héctor Ansaldi, Luis Machín o Chiqui González, o Liliana Herrero, es gente que yo admiro y que vengo siguiendo en su trabajo, en su trayectoria. Entonces fue una gran alegría para mí un poco orquestar sus voces como si fueran instrumentos musicales, y organizar sus historias en este recorrido, puntuado por fragmentos de canciones, que creo que va a ser muy amable para con sus lectores y que va a preservar la potencia de transmisión cultural de estas voces, que con tanto cuidado y con tanto profesionalismo transmite Edgardo Pérez Castillo en este nuevo libro”.
-Edgardo, ¿llegaste de pequeño a la ciudad?
-Sí, mi infancia fue en el conurbano bonaerense, en Ciudad Evita hasta los 12 años con mi hermano y mis viejos. Cuando mis viejos se separaron y más tarde se volvieron a juntar, nos vinimos a Rosario a mediados de 1990. Empecé la secundaria en el Complejo Educativo Alberdi. Era una escuela nueva que tenía orientación a partir de tercer año en Comunicación y Biotecnología. Yo seguí la orientación en biotecnología, estaba convencido de que quería ir por ese lado de las ciencias. Cuando estaba en quinto año, en el año 1995, llegaron a la escuela unos jóvenes del Programa de Intercambios Culturales de la American Field Service, contándonos sobre experiencias de intercambio. Me gustó la propuesta, viajé a Sudáfrica en el año 1996 y viví un año en Johannesburgo. Eso me dio una nueva perspectiva sobre las relaciones sociales y también mi forma de vincularme. Me encontraba solo en un país desconocido, con un idioma que me costó manejar, que era el inglés y tuve que aprender a comunicarme de nuevo en un país con una complejidad cultural, social y política muy distinta. Estaba Mandela como presidente y había todavía unas tensiones culturales y sociales muy marcadas. Descubrir todo ese mundo tan complejo me abrió la mirada. Formaba parte de un grupo de estudiantes de intercambio, chicas y chicos de distintos países, íbamos a dar charlas y también a programas de radio y creo que ahí algo se despertó. Me volvió a conectar con los programas de radio que hacíamos en la escuela en donde teníamos como esa formación también en radio y algunas cosas de escritura y demás. Cuando volví en el año 1997, entré a los cursillos de Biotecnología y no llegué al mes. Me di cuenta de que quería otra cosa, que no tenía del todo claro, pero se trataba del periodismo. Estudié la carrera de periodismo en el Círculo de la Prensa durante un año y después, todo el curso junto, migramos a TEA Rosario, donde empecé a tener docentes periodistas de mucho oficio.
-Estás llevando un recorrido prolijo y continuo en el periodismo gráfico. Tus notas son muy completas, en especial la entrevistas, ¿cómo empieza todo?
-Empieza en el año 1999 cuando surgió la posibilidad de hacer una pasantía en el diario Rosario 12. Horacio Vargas, que sigue siendo jefe de redacción del diario, fue un poco mi tutor. La pasantía se terminó convirtiendo en un vínculo laboral de 18 años. Más tarde Horacio, Sebastián Riestra y Perico Pérez crearon la revista Barullo, y ahí la convocatoria fue hacer entrevistas a personalidades de la cultura general. Esas entrevistas que no tenían ninguna urgencia ni nada que vender en el sentido de productos que hubiera que promocionar. Porque todo artista tiene estas instancias de si sacan un disco un libro, como estoy haciendo yo, termino hablando del libro porque es lo que necesitamos acompañar como producto cultural. El gran valor de esas entrevistas fue el tiempo que me dio cada una de estas personas entrevistadas. Se fueron dando textos y producciones que tienen mucho valor por lo que estas personas dicen. Después de un tiempo Sebastián Riestra me convocó para hacer algunas entrevistas específicamente a músicas y músicos para el suplemento de cultura del diario La Capital. La premisa era que podían ser notas atemporales sin superponer los sumarios de entrevistas.
-Entonces la idea del libro iba decantando por sí sola.
-Claro. El año pasado Horacio Vargas me dijo que teníamos que hacer un libro con esto. A mí me daba como cierto pudor, porque un poco descreo del carácter recopilatorio de las producciones periodísticas. Horacio me hizo ver que había un entramado de voces que era importante darles un nuevo sentido. El libro da ese nuevo sentido también y sobre todo por la mirada curatorial de Beatriz Vignoli, que aceptó tener este rol de editora de los textos, tomando algunas cosas que habían quedado fuera de las entrevistas y al agregarlas fue dándole al libro un ordenamiento. Ella sugirió el orden de las notas, la división en tres capítulos; propuso los títulos de cada capítulo, las citas musicales y le dio un nuevo sentido a todo esto. Creo que ahí está el gran valor del libro, en las voces y cómo estas voces de algún modo se van conectando y hacen una narración colectiva que tiene que ver con lo que es el universo cultural y periodístico con la ciudad de Rosario como eje. Rosario se hace muy presente incluso para aquellas personas que no están más en la ciudad porque su recorrido profesional las llevó o los llevó a otros lugares.
-Y te publica nada menos que la Editorial Homo Sapiens cuyo objetivo ha sido siempre la publicación de libros de autores y educadores de la provincia.
-Si, que el librero y editor Perico Pérez, haya decidido publicarlo en Homo Sapiens es también un acto de resistencia respecto a tener en claro que no todo tiene que ser efímero, sino que hay que darle lugar a estas voces que son necesarias, que son voces pausadas y reflexivas. En los tiempos que corren es importante ir a esas voces de estas personas entrevistadas y encontrarse ahí con un montón de reflexiones que nos interpelan como seres sociales, culturales y como profesionales del periodismo también. Me siento como un canal que tuve la fortuna de poder producir esto en contextos casi ideales, porque algunas entrevistas se dieron en plena pandemia y fueron por zoom. Pero después se dieron las condiciones ideales de producción porque no teníamos urgencia por cerrar las notas; si bien siempre hay una fecha límite, yo no tenía que cerrarlas de un día para el otro y eso es fundamental para poder llegar a estas producciones de texto y transmitir fielmente eso que sucede en estas charlas.
Sobre el autor
Edgardo Pérez Castillo es Licenciado en Periodismo por la Universidad Nacional de Rosario. Entre 1999 y 2017 fue redactor y editor de la sección Cultura & Espectáculos de Página/12 de Rosario. Trabaja en el Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe, donde se desempeña en el área de Comunicación como jefe de Producción de Contenidos. Como productor y guionista de Señal Santa Fe, participó de la realización de un centenar de documentales para televisión. Formó parte de diversos proyectos en Radio Río, Rock&Pop Rosario, Fm TL105 y Canal 4 (Cablehogar Rosario). Desde 2004 es docente titular del Taller de Nuevas Tecnologías Aplicadas al Periodismo en el Instituto Periodismo Rosario. Es titular de la materia Práctica de los Lenguajes II del Complejo Educativo Alberdi de Rosario, del que es egresado.