Durante una entrevista que brindó para el programa Hashtag, que se emite desde Gualeguaychú para la red de 73 canales de la Asociación Entrerriana de Telecomunicaciones, Mauricio Dayub se detuvo a conversar sobre el momento en el cual decidió dejar la carrera de Ciencias Económicas, que cursaba en Santa Fe, para estudiar teatro en Buenos Aires.
“Cuando yo me quise ir de la Facultad y pedí mis papeles, la secretaria de la Facultad de Ciencias Económicas no me los daba. Yo no entendía qué pasaba. Quería que me dieran el resultado de las materias que había aprobado por si conseguía algún trabajo. Si bien en tres años, en vez de aprobar 18 materias, aprobé siete, quería que esas siete me valieran de algo”, comenzó narrando el actor y escritor nacido en Paraná.
“Y bueno, salió la jefa a hablar conmigo, me hizo pasar y me preguntó a dónde me iba, por qué quería el resultado de las materias que había aprobado, por qué dejaba la carrera. Y no me los daban porque no quería que me fuera, me empezó a indagar, a decirme, ‘si usted se va, ¿de qué va a vivir? Si usted se va como contador, va a conseguir un trabajo. Si usted se va con la mitad de la carrera, ¿dónde va a trabajar? ¿De qué va a vivir en Buenos Aires? Y me empezó a dar ejemplos de actores santafesinos que habían tenido intentos en Buenos Aires, a los que les había ido mal, y me decía: ¿Quiere ser usted como tal?”.
Esa mujer, que parecía estar poniéndole palos en la rueda a los sueños del joven Dayub, en realidad estaba protegiéndolo. Era la esposa del crítico de arte del diario El Litoral, Jorge Reynoso Aldao, y lo había visto en todas las obras en las que hasta ese entonces Dayub había trabajado. Además, estaba al tanto de las excelentes críticas que le había hecho su marido.
“Y bueno, tuve que explicarle a ella por qué había llegado el momento de irme”, resumió Dayub en Hashtag, y recordó que a los pocos días le llegó una beca del Fondo Nacional de las Artes para estudiar en Buenos Aires: “Jorge Reynoso Aldao era el delegado del Fondo Nacional de las Artes y había gestionado una beca para que yo pudiera estudiar con algún maestro y no tuviera que pagar. Jorge Reynoso Aldao era una eminencia, era el crítico de arte más respetado que había tenido el diario El Litoral. Cuando su señora fue y le contó, él se hizo cargo de la situación y me consiguió la beca. Yo me fui con esa beca eligiendo un maestro, ya sabiendo que tenía clases dos veces por semana con un gran maestro, que fue el que me formó. Ahí me cambió todo”, contó emocionado.