Paraná y sus colectivos urbanos volvieron a ser noticia desde los primeros días de esta semana luego de que la seccional Entre Ríos de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) decretara retención de servicios durante distintos momentos del día. Desde el gremio que nuclea a los choferes del transporte público sostienen que se les debe una suma de 0.000 que debería haber sido pagada hace más de un mes.
La medida de fuerza, que repercute en el normal servicio en los horarios de 7 a 10 y de 18 a 21, fue ejecutada por UTA desde el martes 23 de julio. En el comunicado firmado por la junta ejecutiva del sindicato afirman que “la medida dispuesta se extenderá por tiempo indeterminado hasta alcanzar un acuerdo al respecto”.
Sin embargo, Buses Paraná, la empresa que reúne a ERSA y Transporte Mariano Moreno, manifiestan que la deuda no es tal y que en las anteriores reuniones se había llegado a un acuerdo con UTA y las gestiones municipal y provincial a los fines de buscar alternativas. A pesar de esto, en un comunicado sostienen que: “La ilegalidad de la medida es evidente y su declaración ya ha sido solicitada a fin de ejercer en plenitud las facultades disciplinarias del caso, dado que no se ha respetado la conciliación obligatoria decretada”.
Esto último se debe a que, en esta disputa en el que los mayores perjudicados son las y los usuarios del transporte público, desde la Secretaría de Trabajo se dictó la conciliación obligatoria que llegó a mano de los choferes entre las últimas horas del martes y las primeras del miércoles 24 de julio. Sin embargo, desde UTA rechazaron la conciliación debido a que la deuda se mantiene desde la empresa hacia los trabajadores.
La situación del servicio de transporte público en la capital provincial continúa generando malestar en la sociedad que no puede transportarse por sí misma. Desde la empresa sostienen que la crisis económica repercute en el sostenimiento del servicio y los choferes reclaman mejores condiciones laborales y salariales en un contexto que arrasa con cualquier bolsillo. El horizonte del transporte urbano continúa siendo borroso y, por lo pronto, no parece haber una solución cercana.