Central y Newell’s protagonizarán este sábado por la tarde una nueva edición del clásico rosarino. Será en el “Gigante” de Arroyito, a partir de las 16.30, con el arbitraje de Nicolás Ramírez. Este cruce entre “canallas” y “leprosos” se da en el primer tercio de la Liga Profesional y por lo tanto no definirá nada para ambos equipos, pero claramente marcará el estado de ánimo para cada uno de estos clubes en el futuro cercano.
Para Central, el clásico representa el desafío de jugarlo sin Miguel Ángel Russo en el banco, después de la renuncia del exitoso entrenador hace poco más de una semana. Además, el cruce con el rival de toda la vida se da en la previa de los choques de octavos de final de la Copa Sudamericana frente a Fortaleza de Brasil.
Newell’s, por su parte, afronta una fuerte crisis deportiva e institucional, con un equipo que no logra levantar cabeza a pesar del cambio del DT y su vida institucional alterada por la interna de la barra brava y la denuncia de “aprietes” y “extorsiones” que presentó días atrás el presidente Ignacio Astore. Una victoria de visitante en el clásico sería una especia de resurrección para los “rojinegros”. Como ocurre siempre en este tipo de eventos, y más allá de que no habrá público visitante, la seguridad en el estadio y en toda la ciudad es una cuestión primordial.
Un clásico sin Russo
Después de mucho tiempo, Rosario Central jugará un partido ante Newell’s sin el paraguas protector de Miguel Ángel Russo, el entrenador que nunca perdió un clásico rosarino en sus cinco ciclos en la institución. En el momento menos esperado, en la antesala del duelo más caliente y de los cruces de octavos de final de la Copa Sudamericana, el experimentado y exitoso entrenador decidió dar un paso al costado argumentando que era “lo mejor para el club”. El presidente Gonzalo Belloso, que todavía no se recuperaba del “no” de Ángel Di María, salió rápidamente a apagar el incendio, pero chocó de frente con las negativas de Eduardo Coudet, Guillermo Barros Schelotto, Fernando Gago y “Vitamina” Sánchez, que fueron los candidatos prioritarios. Frente a esto, la mejor opción fue darle confianza a Matías Lequi, que era el conductor de la Reserva.
Con la conducción todavía interina del “Flaco” Lequi, Central le ganó a Gimnasia en La Plata y llega al clásico con el respaldo de una larga racha positiva en el choque con el rival de toda la vida, con la ventaja de jugar de local con toda su hinchada, y con la experiencia y la jerarquía de varios de sus futbolistas, como el arquero Jorge Broun, los defensores Quintana y Mallo, el mediocampista Ignacio Malcorra -autor de los goles en las últimas dos victorias de Central en clásicos- y el goleador histórico Marco Ruben.
“Creo que es importante haber ganado, para tener una referencia buena. Tenemos que dejar todo en la cancha. La semana pasada fue una semana difícil porque se nos fue un gran referente. Vamos pasando esa cuota emocional y ahora tenemos la cuota mental de prepararnos para el clásico”, dijo Marco Ruben, uno de los grandes protagonistas de la historia reciente de los duelos entre “canallas” y “leprosos”.
Ruben describió sus sensaciones: “Es especial para mí porque en su momento me había retirado y pensaba que ya no iba a vivir más esta previa, pero afortunadamente tengo otra oportunidad de jugarlo y disfrutarlo. Tengo 37 años y todavía siento la ansiedad en el cuerpo”, confió.
En cuanto al equipo que pondrá Lequi para jugar el clásico de local, la gran duda pasa por Ignacio Malcorra, que arrastra una molestia muscular. Es probable que el goleador de los últimos dos duelos con Newell’s esté a disposición, pero iría al banco. Los once que se perfilan para arrancar el partido son: Jorge Broun; Emanuel Coronel, Carlos Quintana, Facundo Mallo, Agustín Sandez; Jonathan Gómez, Mauricio Martínez, Franco Ibsarra, Tomás O’Connor; Jaminton Campaz, Marco Ruben.
Buscando un oasis en el desierto
El presente de Newell’s está rodeado por el caos. Viene de ser goleado por Estudiantes en el “Coloso”, resultado que profundizó la crisis futbolística del equipo ahora dirigido por Sebastián Méndez. La debacle deportiva se da en el marco de una preocupante situación institucional, con dos sectores de la barra brava enfrentados y en pugna por un negocio delictivo vinculado al narcotráfico y después de que se ventilara la denuncia del presidente Ignacio Astore, quien declaró con lujo de detalles que fue “extorsionado” y “apretado” por los violentos disfrazados de hinchas.
Frente a esta grave situación, el clásico de este sábado se presenta como una bisagra entre el presente y el futuro “leproso”. Una victoria de visitante contra el rival de toda la vida, actuará como un bálsamo, un oasis reparador en medio del desierto. Un empate dejará las cosas más o menos iguales, pero no es mal visto por los protagonistas en la previa. Una derrota más, será un chorro de nafta en medio de las llamas.
Para calmar las ansiedades, el “Gallego” Méndez anticipó que Ever Banega, referente y conductor del equipo, estará desde el arranque. El ex futbolista de la selección argentina se perdió el clásico anterior por estar suspendido y esta vez no quiso arriesgar: se quedó al margen frente a Estudiantes y se aseguró su presencia contra Central.
“El último partido no estuvimos bien, pero esta semana trabajamos para que eso no se vuelva a repetir. Para mí es especial volver a jugar un partido como este. Jugué muchísimos clásicos en muchos países y este no es uno más. Así que esperemos que sea lindo”, expresó Ever.
En la “Lepra” también hay jugadores en duda por cuestiones físicas, empezando por los uruguayos Armando Méndez y Rodrigo Fernández Cedrés, que se perdieron los últimos partidos por lesiones musculares. Ambos trabajaron para estar al menos a disposición del técnico. Los once “leprosos” para el clásico serían: Ramiro Macagno; Armando Méndez, Gustavo Velázquez, Saúl Salcedo, Ángelo Martino; Julián Fernández o Rodrigo Fernández Cedrés, Juan Ignacio Méndez, Fernando Cardozo, Ever Banega; Lucas Besozzi, Juan Ignacio Ramírez.
La paz deseada
Más allá del resultado del partido, el deseo compartido por todos los rosarinos es que el clásico termine sin violencia, tanto en la cancha como en las calles de la ciudad. Los familiares de Ivana Garcilazo, la joven hincha de Central asesinada después del último clásico jugado en el “Gigante” de Arroyito, se encargarán de mantener su memoria viva para que nunca más vuelva a ocurrir un hecho tan lamentable como ese.
Se destinarán alrededor de 550 policías para los traslados de los planteles, de los dirigentes y para las inmediaciones del estadio. Además, se dispondrá de un refuerzo de 300 efectivos en determinadas zonas de la ciudad para el pospartido, apuntando a los posibles festejos y lugares de circulación habituales de los hinchas de cada equipo, como por ejemplo tiendas oficiales y sedes.