Hay que tener paciencia, vocación y digámoslo también, recursos disponibles para poder criar hoy en día una mascota… Imagínense tener 81 y que de ellas, más de 50 sean perros adultos con todo tipo de dolencias y necesidades mayores.
Esto no es ni más ni menos que una realidad que vive Adriana Romano, en la ciudad de Coronda, departamento San Jerónimo, porque desde hace más de 30 años que se ocupa de rescatar perros de la calle y hace lo que muchos descartan: busca a los más adultos y “viejitos” para poder contenerlos.
Nuestra entrevistada hizo una rápida cuenta y entre gastos de todo tipo –alimentos, remedios, veterinarios, limpieza, impuestos y servicios de la casa- los costos por el cuidado de todos estos rescatados está cercano al millón de pesos. Además, la proteccionista no tiene ingresos fijos permanentes ni de privados ni del Estado.
Para ayudar: “parte.tramo.cisne” o bien “embudo.aunar.sapa.mp” y el teléfono de contacto es +54 9 3425 09-3893.Foto: Gentileza.
“Hay 81 perritos, de 11 años hasta uno de 18, a veces no sabemos muy bien la edad, al ser rescatados de la calle. De esos 81, 50 son viejitos” contó Romano, quien detalló por ejemplo: “Tengo hasta con sueros, con medicación por convulsiones, una toma cannabis y valeriana, un solo remedio sale 60 mil pesos. Tengo 4 perritos con medicamentos cardíacos. Un galgo viejo, rescatado, venía a comer y se quedó, fue usado para correr carreras, está marcado a un costado, hace dos años lo tenemos, y no camina más, mi hija se encarga, es grandote, quedó cuadripléjico, quizás por las drogas que le aplicaron. Lo movemos, come, pelea, pero no camina. Usa pañales” tiró un par de ejemplos de la rutina diaria que tienen Adriana, su hija Jorgelina y su colaboradora.
Mucha inversión
En cuanto al presupuesto para mantener a tantos perros, Romano explicó que “la ayuda que recibo es de la gente, tengo socios, estamos organizando una rifa por la cual me dan 80.000 pesos por diez meses, todo suma en esta casa. Y donaciones de la gente que me da para comprar comida, también destaco que me los dejan más barato al alimento cuando compro. O colchones, sábanas, frazadas, siempre hace falta porque son destrozones” y en cuanto a “gasto de alimentos, de gas, agua, luz, si no tuviera estos animalitos no gastaría tanto. Más los elementos de limpieza. No menos de 900 mil pesos mensuales sale hacer andar esto. De mínima”.
Esta ex empleada del hospital, hoy jubilada, agregó luego que “cada tanto nos da una ayuda el Senador Leonardo Diana, nos llegan 4 bolsas de harina de maíz, de 25 kilos, 15 bolsas de balanceado, del chiquito para los abuelos. Y ni hablemos de veterinarios… Siempre hay alguno enfermo. Hace más de 30 años que estoy con los pichichos, empecé porque me daba pena en ese momento ver el abandono que había. Yo paso por al lado de un animal y me quiero morir cuando lo veo en mal estado. Cachorros no podemos tener por las enfermedades, y los abuelos me dan pena, porque es poca la gente que quiere hacerse cargo de uno viejito, lo cuidamos hasta que no esté más, es lo más lindo que hay” y como si fuera poco agregó que “tengo ciegos, amputados, todo tipo de diagnósticos”.
Historias de perros
Y hay más perros para destacar: “Tengo a Chicho o Chichito, rescatado de la bajada de Barrio La Cuarta, tiene 18 años, tiene un tumor muy grande, se descompone, le hacemos buscapina, va y viene, y arranca otra vez. Come sólo pollo…” y “también tuve un pequinés, había muerto la familia y quedó en la calle. Iba al hospital, yo trabajaba ahí, mientras yo estaba él dormía debajo de mi escritorio, tenía 22 años. Hasta que me lo traje. Hace dos años se murió Pepino, que tenía 19 años”.
Está claro que esta actividad demanda mucho tiempo de ocupación: “Y sí… Hace años que con mi hija Jorgelina no nos tomamos una semana libre, o de irnos a algún lado”.
Un tema en debate fue abundado por la proteccionista, quien reflexionó sobre la actualidad en la cual se le ha dado tanto al perro como al gato, más que el rol de mascota, el de familiares: “La gente se ha humanizado un poco más, hay muchos abandonos, con la pandemia, la gente se aferró a los animales, aunque igual después muchos fueron dejados de lado. Se está tomando más conciencia, el problema cuando adoptan un animalito para el nene, por un capricho, es un ser vivo, fue creado por Dios y por algo lo fue. Ojalá que se humanicen más. Nos dicen, el perro es perro. Pero no… es una de las compañías más fieles. No está mal humanizar un poco a los bichos, ojalá la gente aprendiera a no maltratar y a ser como ellos”.
Para dar una mano
Por último, para quienes quieran o puedan brindar una colaboración con lo que hace Adriana y su gente, estos son los alias para ayudas: “parte.tramo.cisne” o bien “embudo.aunar.sapa.mp” y el teléfono de contacto es +54 9 3425 09-3893.
“Los perros viejitos merecen dignidad en sus últimos meses, muchos la pasaron mal toda la vida y si nosotras podemos, les vamos a brindar protección y cariño para que cuando se vayan, haya sido con algunas caricias en el lomo y con comida y agua en la panza, no pedimos más que eso, por eso siempre estamos molestando a los corondinos y a la gente de la región que se quiera sumar a respetar sus vidas, aunque sea en la recta final” reflexionó Romano, quien pese a todas las dificultades, no renuncia a su piadoso rol de cuidar a los que ella llama “los sin voz”.