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La Facultad de Ciencias de la Alimentación está por cerrar un convenio con la municipalidad para elaborar yogures que distribuirán a merenderos y CDI. El alimento tiene propiedades beneficiosas para niños pequeños.

04-09-2024 | 8:24 |

La Facultad de Ciencias de la Alimentación posee una planta piloto donde se puede producir “yogurito”, un alimento beneficioso sobre todo para niños.
Foto:Belén Fedullo

Mientras la crisis ajusta y los salarios alcanzan para poco, la situación en Concordia –al igual que en gran parte del país– es complicada.

Un estudio realizado por la organización internacional Unicef reveló que la situación económica y social en la Argentina es de tal gravedad que un millón de niños se van a dormir sin cenar. A la vez, el relevamiento que da cuenta del trasfondo que atraviesan las familias de bajos recursos económicos indicó que 1,5 millones de chicos se saltea alguna comida durante el día porque sus padres y madres no tienen para comprar.

Los datos fueron publicados en el marco de la campaña “El hambre no tiene final feliz” lanzada por el capítulo argentino de la organización de la ONU que opera a nivel internacional para informar y colaborar con las infancias, particularmente de los sectores más postergados.

El último estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica (UCA), ya había dicho que el 54,9% de la población es pobre y el 20,3 indigente. Pero de acuerdo con Unicef, la situación de la pobreza en las infancias trepó a niveles muy elevados. En lo que va de 2024, el 70% de los niños vive en situación de pobreza y el 30& bajo la pobreza extrema.

A una ciudad como Concordia, que siempre se mantiene en el top 3 de “localidades más pobres del país”, incluso liderando el ranking, eso la impacta de lleno. Comedores y merenderos deben redoblar los esfuerzos porque cada vez más gente se acerca para comer o pedir raciones y el menú, que resulta a veces reiterativo, suele carecer de ciertos nutrientes.

En medio de ese panorama, la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la UNER presentó a autoridades municipales un proyecto en el que intentan retomar una actividad que fue llevada a cabo hace algunos años. La idea es que desde la Municipalidad aporten dinero o materia prima para que en la planta piloto de la casa de estudios puedan producir “yogurito”, un alimento que mejoraría la calidad de vida de quien lo consume, y distribuirlo entre los CDI (Centros de Desarrollo Infantil) de la ciudad, a los que asisten miles de niños.


BENEFICIOS PARA LA SALUD


La Facultad de Ciencias de la Alimentación de la UNER cuenta, desde el año 2013, con una planta de elaboración de yogur probiótico a través de un proyecto que se dio por acuerdo entre el Gobierno de la Provincia, a través del entonces organismo Actier, el Conicet y la UNER. Allí se realizaron producciones que abastecieron a comedores y Centros de Desarrollo Infantil (CDI) de Concordia durante varios años.

Al ser realizado con probióticos se obtienen múltiples beneficios para la salud de quienes lo consumen entre los que se destacan: el aumento de las defensas naturales de la población infantil a través del impacto en el sistema, la disminución significativa de aparición de eventos infecciosos, la disminución de incidencia de infecciones de vías aéreas superiores e infecciones intestinales y la reducción de la frecuencia de parasitosis y el número de especies infectantes.

Marina Zapata es la vicedecana de la Facultad, y contó a Mirador Entre Ríos de qué se trata el proyecto y por qué sería conveniente aplicarlo.

“Estamos trabajando con la Municipalidad de Concordia, reuniéndonos, para llevar adelante el proyecto ‘yogurito’. Consiste en elaborar yogur que contiene probióticos y distribuirlo a niños en edad escolar. Este es un programa que nace en el Cerela (Centro de Referencia Para Lactobacilos) desde donde nos transfirieron el conocimiento. Nosotros compramos la tecnología y la instalamos en nuestra planta piloto para elaborar este producto destinado a nuestros niños”, contó.

“Hemos llevado adelante varias producciones siempre que conseguimos financiamiento a través de la Municipalidad, o CTM (Comisión Técnica Mixta de Salto Grande) o el gobierno nacional. Ahora abrimos otra instancia de diálogo para ver si podemos poner en marcha este programa de nuevo, y ojalá así sea porque es un programa saludable y eso es fundamental para los más chicos”, explicó la profesional.

Acerca de las propiedades de este yogur, Zapata indicó: “Un yogur naturalmente tiene microorganismos que llevan a cabo el proceso de fermentación, cuando además a un yogur tradicional se le agregan probióticos, en nuestro caso son otros microorganismos que se van desarrollando en la flora intestinal, está comprobado que disminuye las probabilidades de aparición de eventos infecciosos, por eso es importante poder llevar a cabo el programa, por el impacto que tendría en la salud”.


PRODUCCIÓN


Si logra reunir los recursos, la Facultad tiene la capacidad para producir raciones suficientes como para alimentar a niños de varios barrios, pero todo depende de la decisión del gobierno. “Estábamos dispuestos a producir hasta un orden de 2.000 kilos por mes, aunque la Municipalidad quiere empezar de una manera más moderada para poder organizarse, pero esa es la capacidad que tendríamos desde la Facultad. Para tener una idea, la producción de 2.000 kilos por mes implica aproximadamente 24.000 raciones y el programa alcanzaría a unos 2.000 niños. Es un número importante, teniendo en cuenta que muchas zonas de la ciudad lo necesitan”, aseguró Marina Zapata, vicedecana de la Facultad de Ciencias de la Alimentación.


 
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