Había que recuperar juego, y lo recuperó. Había que volver a la victoria, y volvió. Unión dejó atrás las dudas de partidos que no fueron buenos, como el de Tigre o el de Riestra (que mereció ganar y no pudo), para ganarle a Godoy Cruz, dando vuelta un resultado que fue negativo al principio y que Unión se encargó de dar vuelta con intensidad, con entrega y con fútbol. Fue uno de los mejores partidos del torneo, al nivel de los mejores de esa primera parte, antes de la Copa América, cuando el equipo había alcanzado la primera posición.
Unión derrotó a Godoy Cruz en Santa Fe. Fue una fiesta rojiblanca.Foto: Manuel Fabatía
Esta victoria lo volvió a encaramar en la tabla y lo puso cerquita de la Libertadores, aún con muchos partidos jugarse (de la fecha y del torneo, obviamente). Pero lo que importa es que Unión jugó muy bien, ya no hubo insultos a la comisión, se nota que el compromiso y eso de “dar pelea con lo que hay” ha prendido muy fuerte en este plantel y así se dio. En las vísperas del día de la primavera, Unión tuvo el adelanto y armó su propio festejo.
Jugó bien Unión en el primer tiempo. Y si algo no estuvo de su lado fue el resultado. Y también la apertura del mismo, cuando en una de las pocas jugadas de peligro, Salomón Rodríguez apareció a espaldas del pibe Ludueña, entró solo al área y definió de zurda con calidad. El asistente levantó la bandera, pero cuando tiraron las líneas determinaron, desde el VAR, que estaba habilitado y eso le dio a Godoy Cruz una ventaja parcial por la que no había hecho absolutamente nada.
Unión hizo el gasto total en el primer tiempo. Buen trabajo por los costados, con Vargas y Bruno Pittón complicando muchísimo. Lo de Bruno es elogiable. Pisó varias veces el área y eso le permitió otra vez estar muy cerca del gol, como pasó el viernes pasado con Lanús. Y hubo también un buen nivel de entendimiento con Roldán, el volante que se tiró por ese lugar y que también tuvo un aceptable papel en ese primer tiempo bueno de Unión, pero sin consecuencia directa en el resultado.
Godoy Cruz tuvo lo que le faltó a Unión: eficacia. La única clara fue adentro. Unión tuvo cuatro o cinco pero entre Petroli y alguna falla en la definición, le permitieron a la visita sostener un resultado que le quedó mucho mejor a ellos, desbordados futbolísticamente en varios pasajes del primer tiempo, que a un Unión avasallante y superior en el juego.
Rivero volvió a ser el jugador de buen manejo y aportante de claridad que había desaparecido en el partido anterior ante Lanús. Y reapareció esa sociedad futbolística que forman con Vargas, para complicar mucho a Godoy Cruz por ese costado. Unión tuvo muchos córner a su favor y esos envíos resultaron complicados para los defensores mendocinos. Pero a Unión le faltó precisión en el remate final, como por ejemplo pasó en la última jugada del primer tiempo, con una excelente jugada de Rivero que desvió Petroli (el mejor de Godoy Cruz) y no pudo aprovechar Bruno Pittón, en una de las tantas incursiones para pisar el área rival que tuvo el lateral-volante rojiblanco.
Unión tenía en Orsini a su delantero más peligroso. Y fue Orsini, justamente, el que tuvo una ocasión de arranque del segundo tiempo, en un contragolpe que inició Simón Rivero y que Orsini no se animó a rematar al arco entrando por el callejón del “8”, prefiriendo el centro para un Balboa que venía de atrás y no llegó para conectar.
Unión le metió mucho ritmo al partido, mucha intensidad. Godoy Cruz trató de aquietarlo. Y en parte lo logró, al menos lo emparejó y ya no fue tan clara la superioridad de Unión, aunque siempre dejaba la sensación de que podía ser más peligroso que el rival, que tenía en Salomón Rodríguez a su jugador más peligroso, uno de los mejores junto a Petroli si es que mencionamos a los mejores de Godoy Cruz.
Balboa estaba con el “freno de mano”, con una marcha menos, y no pudo aprovechar una jugada muy clara sobre los 25, cuando Bruno Pittón –de muy buen partido- peleó una pelota adentro del área, remató cruzado y el balón, luego de una escaramuza, quedó a merced de “Rocky”, que no se animó a rematar desde dentro del área chica, quiso asegurarla esperando la llegada de un compañero y así se diluyó otra ocasión muy clara para un Unión que seguía siendo más que un rival más empeñado en tratar de adquirir protagonismo.
El Kily refrescó el ataque con Verde y Morales en lugar de Ludueña (alternó buenas con otras que no lo fueron tanto, pero en general cumplió y no desentonó) y un Roldán que tuvo un retorno que lo acercó a ese buen nivel de otros tiempos, antes de los muchos problemas de lesiones que ha tenido en los últimos tiempos.
Con estos cambios hubo también una modificación táctica. Unión se quedó con un 4-3-3 bien definido y le costó un par de minutos acostumbrarse al nuevo esquema. Hasta que llegó a los 33 minutos una notable jugada, una vez más, de Bruno Pittón, que llegó hasta el fondo, metió el pase atrás, Orsini aguantó perfectamente la pelota adentro del área y esperó la llegada cerca de la media luna del pibe Leonel Verde, que le pegó con justeza, sin mucha violencia y colocando la pelota de manera cruzada y abajo, pegando en el palo derecho y recorriendo la línea para ingresar por el otro palo y poner justicia absoluta en el resultado. Unión lo merecía y lo dio vuelta.
El Kily buscó reordenar el equipo. Metió a Profini por Balboa para armar otra vez la línea de cinco y puso también a Mosqueira para darle una mano a Mauro Pittón, por Rivero, de buen partido pero con el peso de la tarjeta amarilla que había recibido por tomar de la camiseta a un rival en una de las pocas réplicas de Godoy Cruz.
Y en el final, Unión aseguró el resultado. Otra vez Orsini, de gran partido, se metió por el costado derecho del área, metió el centro bajo y luego del rebote, Morales le pegó de zurda para clavar la pelota en el arco de Petroli y consolidar un triunfo totalmente merecido, muy festejado por su gente que se fue feliz.
Unión jugó uno de los mejores partidos del torneo. Sólido en todas sus líneas, creando muchas situaciones, no renunciando nunca a buscar el arco de enfrente, con muy buenos rendimientos individuales (los hermanos Pittón, Pardo, Orsini, etcétera) y una fiesta que se desató en la avenida para redondear un buen partido, una meritoria victoria y un resultado que supo dar vuelta para establecer absoluta justicia.