Este sábado se cumplieron 41 años de una jornada trágica para Santa Fe y la región. La feroz crecida del río Paraná en 1983 dejó entre otras consecuencias la caída de la antena oeste del Puente Colgante.
El símbolo de la capital provincial sufrió los embates del agua y también de la falta de inversiones para cuidarlo. Las imágenes circularon a lo largo y ancho del país y quedaron guardadas en las retinas de los santafesinos. También en los archivos fotográficos, fílmicos y periodísticos que permiten contar la historia de la conexión vial.
Cuatro décadas después, El Litoral presentó un informe especial en el que se expusieron las partes del Colgante que pudieron ser rescatadas. Algunas “sufrieron” traslados y tuvieron varias locaciones, mientras que otras “duermen” en un predio rural.
¿Dónde están? se preguntó el reportaje publicado por este medio. Las respuestas afloraron y se lograron identificar elementos que formaron parte de un todo, que desde 1928 y hasta 1983 surcaron las aguas de la laguna Setúbal. Herrajes, bulones, cañería, rejas. Incluso una porción de la antena resiste al paso del tiempo.
Algunos de estos verdaderos tesoros para la historia local están prácticamente a la vista de todos. Por ejemplo, en los terrenos ferroviarios detrás de la Estación Belgrano o en el Dique I del puerto local. Otros, en la orilla del río Santa Fe, en el predio del Museo de la Constitución.
Otros restos del Colgante fueron trasladados a las afueras de la ciudad de Santa Fe. En un predio rural, ubicado sobre la ruta provincial 4, en cercanías de Manucho. Allí duermen antiguos cables y otras estructuras del puente.
El cuarto puente caído
El desplome del Colgante se convirtió en la cuarta conexión con la costa Este que cedió a los embates del agua. Las tres anteriores ocurrieron a principios del siglo XX.
Así lo detalló un artículo publicado por El Litoral los días posteriores a la rotura del ‘83. “Con el de ayer (N. del R: en relación al Colgante), son cuatro los desplomes de puentes, ocurridos en ese lugar a partir del 13 de junio de 1905. Por entonces, existía en el sitio donde se levantaba el Colgante, un puente de madera construido por la empresa Santiago Well que fue arrasado por los grandes embalsados de camalotes acumulados por la excepcional crecida de ese año”, señaló el citado texto.
Y agregaba: “Las estructuras servían de acueductos y desagües y habían sido emplazadas en cumplimiento de un convenio suscripto en 1903 por el gobierno de la provincia con Obras de Salubridad (hoy OSN). En su reemplazo, fue erigido otro puente con pilotes de madera, que la crecida de enero de 1912 se llevó como al anterior”.
En otro fragmento de la nota, se recordó que “pese a las adversidades, el empeño constructor no se detiene y es así que bajo la dirección del ingeniero Alberto S. Monis se reconstruye parte de las estructuras derruidas, emplazándose en su parte central una estructura formando sifón invertido, que prestó servicios como acueducto por largo tiempo”.
Finalmente, se describió que en 1921 se encomendó al ingeniero Rogelio Eiriz Sequeiros para construir un puente de cemento armado con pilares cada 12 metros. “Se levantó una estructura de servicio de 60 metros de largo para el hincado de pilotes, pero en marzo de ese mismo año, la crecida que llegó a los 6,09 m., destruyó esas instalaciones provisorias, arrasando en su caída al acueducto”, cerró.