Aleš Šteger, el poeta nacía un 31 de mayo de 1973 en Ptuj, Eslovenia. Sin tomar consciencia, aquel joven muy pronto se notaría, su condición de «gran poeta» que comenzaría a forjar por la condición de poetas que llegarían a su vida en forma de poesía traducida al español. En especial por César Vallejo, poeta y escritor peruano.
Su biblioteca se llenaría de escritores como Vallejos, Lorca, etc.
Su vida transcurría de manera simple hasta que un impulso desenfrenado le generó ganas de escribir poesía y conocer otros lugares.
Con la ilusión de un joven curioso, Aleš Šteger, se llegaba a las gran ciudades sin adivinar las penurias que le esperaban por delante, pasando por varias situaciones de incomprensión y hasta humorísticas donde el lenguaje no solo eran palabras sino gestos, un periodo curioso en el que conocería las distintas culturas y realidades que se ocultan después de su ciudad natal, que sin dudas terminaría, años después, en un poemario llamado “Testimonios”, una conexión con sus antepasados y con el mundo espiritual.
Aleš Šteger es gran poeta y un ser de luz, y así lo refleja en su obra y en su tratamiento al chamanismo y sus mundos misteriosos.Foto: Gentileza.
“Provengo de un país con una cultura muy pequeña, con muchas fronteras, por ende, si uno viaja del centro de este país hacia una dirección durante tres o cuatro horas nadie habla luego tu lengua. Eso significa que nosotros desde el nacimiento vivimos con un sentido de la fragilidad de nuestra lengua y lengua significa experiencia.
Nací en una zona fronteriza y tenía ese sentido de la gran posibilidad de perder mi lengua, yo necesito traducirme en otras lenguas y pienso que fue importante para mí cuando empecé a escribir con 15 años, porque normalmente la gente lee poesía escrita en su lengua y después empiezan a escribir, en mi caso, yo leí poesía traducida del español”, sostenía Aleš Šteger.
Hasta él llegaban versiones de una búsqueda al ser, de una experiencia espiritual. Así lo hizo este esloveno de mirada dulce y curioso para escribir luego ““Testimonios”” estos poemas fueron escritos en estados alterados de conciencia. Se trata de aproximaciones a los mecanismos que hacen posible habitar y transcurrir, escrito en versos de buscada sencillez y claridad. Dan testimonio de las historias más íntimas y de las cuestiones más urgentes de nuestros tiempos. ¿Cómo introducir la gracia en nuestra forma de ver la vida y en nuestros actos cotidianos? ¿Por qué todo, incluso el saber, se desbarranca en lo superficial y pedestre?
De entre todos los “Testimonios” hubo un verso que centró la atención de esta cronista:
Volverá el deseo
De ser más exitoso en la bella mentira
Que construimos día a día.
Volverá el mundo,
Volverán los vendedores de helados
Y otras eternidades.
Lo que llama la atención de este escritor, al que dice que se encuentra en este proceso espiritual es la disociación, la transformación del quién escribe y quién lo vive, podría decirse que es la irracionalidad de su mentalidad. Es muy difícil como periodista, lectora del poemario, no sumergirse en el misterio del entorno del poeta, y lo fácil que es dejarse llevar por la sugestión y superstición, pero, a la vez, deja entreabierta la puerta a la posibilidad de la existencia de ese mundo mágico –en palabras de Sergio Gioacchini–. Aleš Šteger es gran poeta y un ser de luz, y así lo refleja en su obra y en su tratamiento al chamanismo y sus mundos misteriosos.
Situar al sentimiento por encima de la razón, en su amor a lo sobrenatural y a todo el universo mágico y misterioso. Idea que transmite en sus «versos», pero también en el texto que centra las miradas de un mundo esotérico, donde el tabú aún persiste