Por medio del humor, la obra desnuda un hecho real que atraviesa y pone en jaque al sistema educativo. La escuela: ¿está envejecida?, ¿está a la altura de los acelerados cambios sociales que plantea la irrupción de la tecnología?, ¿qué tipo de subjetividades forma la era digital?
Interrogantes que nacen desde el corazón del argumento y cuyas respuestas superan la propuesta de la ficción. ¿Se ha roto el contrato que la escuela mantenía con la sociedad?
Roberto Follari, casi vestido de Nostradamus, en 1996 parece haberse adelantado cuando en el libro ¿Ocaso de la escuela?, se pregunta sobre los desafíos del sistema pedagógico tradicional hacia el nuevo milenio que se acercaba. La escuela ha quedado en terapia intensiva ante un mundo acelerado que es gobernado por la imagen.
Por medio de un conflicto común, la puesta en escena pone sobre la mesa del escenario el origen del sistema educativo argentino, representado por Domingo Faustino Sarmiento.Foto: gentileza
La directora Liliana (Alicia D’agostino) lo percibe, aunque poco sabe de qué se trata. Inventa salvavidas y recurre al alumno problemático del pasado, devenido en exitoso influencer, Tomasito (Luciano Castro); el encargado de convertir el acto más importante del año en un show de streaming si llega al colegio la Internet necesaria. Tomasito es la síntesis de los tiempos contemporáneos, el triunfo de la imagen por sobre el contenido. No importa el cómo, tampoco el para qué. Es la pedagogía de lo propio, la reconstitución narcisista en la caja de ahorro que el interés en formato like replica. La pedagogía de la imagen, si emulamos en un intento pretencioso al maestro Paulo Freile.
Por medio de un conflicto común, la puesta en escena pone sobre la mesa del escenario el origen del sistema educativo argentino, representado por Domingo Faustino Sarmiento, el ideológico del aparato pedagógico universal de estas tierras. Sarmiento intenta de fondo, como un padre imaginario estar a la altura de los tiempos contemporáneos. Entiende casi como un Santo de la estampilla pedagógica que los maestros son laburantes, que necesitan sueldos dignos, alimentación digna y buen pasar para transmitir sabiduría a las aulas. Conceptos clásicos, históricas demandas que toman fuerzas en el espíritu combativo del profesor Federico (Luis Chiesa) que convoca, en la vacía escucha de sus compañeros, a la resistencia constante y a la defensa de los derechos. Aquí podemos sembrar una nueva pregunta desde el argumento: ¿qué decimos cuando clamamos la defensa de la educación pública?; ¿hay un grito unísono en el clamor colectivo?
Aristas que nacen desde las huellas de una histórica lucha que parece ser crónica y fragmentada. ¿Qué se debe garantizar en la educación pública, para que sus alumnos salgan preparados para ingresar a la universidad?
La lucha por la defensa de la universidad pública hoy presenta no solo el desafío de sostener lo conquistado históricamente, sino también la búsqueda de herramientas para que la educación pública en niveles inferiores garantice la preparación de los alumnos para el ingreso a las universidades. Es imperante la construcción de un sistema educativo que se piense plural e integral en sus reclamos.
El reverso de la disciplina
Valeria (Irene Marin) es la mamá de Santi, el alumno que vio a la seño Susana (Yamila Soria) ingresar al cine de la mano de un chico mucho más joven que ella. El accidente despertó el dispositivo de control del chat de mamis y papis. Valeria junto a Pablo (Alejandro Maspoli) son los voceros del control sobre la docente. La imagen de la seño Susana se resquebraja. ¿Qué lugar ocupa la vida privada en la sociedad contemporánea?
La obra en este punto revela el reverso de la autoridad clásica. Cada actor del sistema educativo es un panóptico del otro por medio de los dispositivos tecnológicos que atraviesan todas las capas sociales. ¿Qué impacto tiene la tecnología en la función docente?, ¿cómo ejercer la función docente cuando se está inmerso en la paranoia que despierta la constante mirada del otro?
Padres frágiles que delegan sus funciones en el sistema educativo, parecen ser algunas de las nuevas demandas hacia un nuevo contrato social con las escuelas.
¿La escuela está envejecida? Quizás. El diagnóstico parece ser incierto, pero su presencia al igual que la presencia de todo el sistema de educación pública es tranquilizadora, y es necesario defenderlo para rejuvenecerlo. Defender los cimientos para una reconstrucción más inclusiva. Es por ahí.
La ficha
Idea: José y Pablo Romero.
Guion: Víctor Postiglione
Dirección: Noelia Romero
Actúan: Luis Chiesa, Luz Moreno, Mateo Foffano, Yamila Soria, Cecilia Díaz, Lucas García, Irene Marin, Leandro Carancini, Sara Quintas, Alejandro Maspoli, Gisela Ramos, Alicia D’Agostino y Luciano Castro.
Contacto: @sarmientohasalidodelgrupo