Como casi siempre, a Rosario Central la salvación le llegó de arriba. Este lunes por la noche, en el Parque San Martín de Mendoza, la mano venía otra vez cambiada para el “Canalla”, con ese gol prácticamente del vestuario que puso en ventaja a Independiente Rivadavia. Fue ahí entonces que surgió la fórmula tantas veces repetida y eficaz: centro preciso de Ignacio Malcorra y cabezazo goleador de Carlos Quintana. Son dos que siempre aparecen cuando la situación viene complicada. Y a tal punto es complejo este presente “auriazul”, que el punto que se llevó del estadio “Bautista Gargantini” fue muy valorado porque evitó otra preocupante caída, como la ocurrida días atrás de local ante Barracas Central. De todos modos, el equipo rosarino lleva cinco partidos sin triunfos, ya no tiene objetivos en este campeonato y su técnico Matías Lequi está cada vez más cuestionado.
De los 24 goles que Central marcó en esta Liga Profesional, 14 los convirtió por la vía aérea. Carlos Quintana, Facundo Mallo, Agustín Sández, son los que suelen aprovechar los centros precisos de “Nacho” Malcorra. Ese es el método que salvó al “Canalla” en muchos partidos y es el que rescató al conjunto “auriazul” de una nueva derrota este lunes por la noche en Mendoza, por la fecha 21 del torneo.
Con este empate, Central llegó a los 25 puntos y quedó justo en la mitad de la tabla de la Liga, donde hace rato que dilapidó las chances de pelear. Y en la acumulada del año, que definirá la clasificación a las copas internacionales, está a 10 puntos de Independiente y de Boca, los últimos que están disputando una plaza en la Sudamericana 2025. El tema es que en el medio hay once equipos.
Pero lo más preocupante no está en las estadísticas; el problema es el juego del equipo de Lequi. Es difícil de comprender cómo un equipo que hace menos de un año gritó campeón en la Copa de la Liga, ahora con los mismos protagonistas no logra sostener una idea de juego ni siquiera de a ratos. El arquero y la defensa, con sus problemas a cuestas, sigue siendo la línea más confiable -hubo una merma muy notoria de los laterales-. En el mediocampo, el técnico cambia todos los partidos y no le encuentra la vuelta. Y los delanteros atraviesan por una sequía interminable.
“Fue un partido medianamente parejo, tuvimos que reponernos de varios infortunios y cambios obligados que no nos dejaron arriesgar al final. Tuvimos alguna para ganar”, evaluó Matías Lequi luego de la igualdad en Mendoza. “Lo que rescato es que los chicos que entran están a la altura. Las inferiores son las que a lo largo de la historia sustentaron al club. Hoy mostraron personalidad, que pueden jugar”, agregó sobre los juveniles que va mechando en el equipo, a partir de su conocimiento de las inferiores.
Encima, los zagueros centrales terminaron con molestias que los ponen en duda para el choque del sábado que viene en el “Gigante” de Arroyito, nada más y nada menos que ante el San Lorenzo ahora dirigido por Miguel Ángel Russo: “Los vamos a evaluar, pero veo complicado que lleguen con San Lorenzo”, advirtió. Tampoco tendrá a Marco Ruben, que llegó a la quinta amarilla.
“La gente exige y está bien porque este club tiene que ganar. Tenemos que intentar jugar más y mejorar la terminación”, concluyó Lequi, cada vez más cuestionado en su función de técnico interino tras la renuncia de Russo.
El arquero y capitán, Jorge Broun, salió a dar la cara en esta actualidad de Central: “Hay que seguir trabajando, se entiende la impaciencia de la gente. Nosotros estamos para tratar de sacar esto adelante”, expresó. Y agregó: “Hay que aceptar los momentos del fútbol, nosotros no queremos estar así, queremos pelear por entrar a una copa porque Central es un club grande. No estamos dando la talla”.