Hace rato que Newell’s viene buscando un símbolo de paz, pero no hay caso. Cuando parecía que Ricardo Lunari, un hombre que entiende a la perfección la filosofía “rojinegra”, iba a lograr calmar las aguas de este océano agitado para llegar con cierta calma a fin de año, sucedieron cuatro resultados consecutivos que arrasaron con todo vestigio de tranquilidad. Los cuatro goles que Huracán le encajó a la “Lepra” este martes por la noche, hicieron que el “Coloso Marcelo Bielsa” entrara en estado de ebullición. Y llovieron los silbidos y los insultos para los jugadores referentes del plantel, empezando por Ever Banega, que recibió el castigo de los hinchas cada vez que tocó la pelota en el segundo tiempo. De las tribunas también bajó la reprobación para los dirigentes y puntualmente para el presidente Ignacio Astore. La gran pregunta en Newell’s es cómo se hace para atravesar las seis fechas que quedan con el menor daño posible.
Quizás no haya sido el peor partido de Newell’s el que jugó este martes por la noche en su estadio ante el “Globo” de Parque Patricios, que está peleando el campeonato con Vélez de la mano de Frank Darío Kudelka, el ex entrenador de la “Lepra”. Pero los cuatro goles, que llegaron de a dos en el inicio de cada una de las etapas, sumergieron a los hinchas en un estado que mezclaba desilusión y bronca casi en idénticas proporciones.
En medio de ese ambiente, la pelota empezó a quemar en los pies de los futbolistas “leprosos” y, como contrapartida, el juego le fluyó a Huracán. ¿Qué cambió esta vez? Que los hinchas estallaron por primera vez contra los referentes. Y uno de los principales apuntados fue Ever Banega, el jugador de mayor prestigio y jerarquía del plantel, que hacía rato que no se exponía a la sentencia del público porque venía de lesión en lesión. En la caliente noche del Parque de la Independencia, bajaron silbidos cada vez que tocó la pelota en el segundo tiempo. No fue una silbatina atronadora y generalizada, pero fue irrefutable.
También fue nítida la reprobación para el arquero Ramiro Macagno, sobre todo después de recibir el cuarto gol, cuando se le escurrió de los guantes una pelota que venía sin fuerza ni dirección hacia sus manos. El defensor Gustavo Velázquez también fue blanco de silbidos. Y otro tanto le tocó al uruguayo Juan Ignacio Ramírez, a pesar de que entró en el segundo tiempo y convirtió el segundo gol de descuento.
Solo se salvaron de la reprobación los juveniles del club y el delantero Matko Miljevich, que por su entrega inclaudicable se retiró del campo de juego premiado con aplausos. Y obviamente no hubo reproches para el cuerpo técnico encabezado por Ricardo Lunari, un tipo querido y respetado por todos, que se hizo cargo del primer equipo “rojinegro” en el peor momento de los últimos años.
Después de los tres primeros partidos de Lunari en el banco “rojinegro”, con dos triunfos y un empate -que para el presente de la “Lepra” significaban casi un título-, muchos se ilusionaban con la continuidad del ídolo “leproso”. Pero después del parate por Eliminatorias el equipo se derrumbó y ahora lo más probable es que la dirigencia y el mánager Rubén Capria empiecen a buscar un técnico de experiencia para la temporada 2025.
La ira de los hinchas no quedó ahí; siguió escalando y llegó hasta la dirigencia. A un año de las próximas elecciones en la institución, el presidente Ignacio Astore quedó en el ojo de la tormenta. Habrá que ver si la pronta inauguración de la tribuna superior en el sector del “Palomar”, el próximo mercado de pases y los resultados futbolísticos del año que viene, le dan oxígeno para intentar una reelección. En los pasillos del “Coloso” aseguran que el médico quiere ir por un segundo período al frente del club.
Pero ahora hay cuestiones más urgentes que esa. Sobre todo, cómo hace Newell’s para escapar de los últimos puestos de la tabla de posiciones -puede finalizar esta fecha en el penúltimo puesto- y cómo transita estas seis fechas que le quedan a la Liga Profesional sin seguir profundizando su crisis.