El Paraná es un territorio tan vasto como magnético, alberga historias allí donde convergen la naturaleza y la civilización. Tierra de islas, su belleza no resulta un lugar para cualquiera; su exuberancia aloja el misterio y lo luminoso. El río se ofrece como postal para varios artistas, En contrapunto con sus paisajes suburbanos, Antonio Berni documentó las distintas geografías que lo rodearon. Así aparecieron las barrancas del río Paraná. Otro artista, que también utilizó a los paisajes ribereños y su principal protagonista, el pescador, como fuente de inspiración. Uno de ellos fue el pintor Carlos Enrique Uriarte.
Sobre esa orilla que nos pertenece y nos subyuga, que vierte en nuestros oídos su lenguaje de complicidades y nos tatúa para siempre en la piel la pertenencia, que vierte en nosotros su secreto, el que le deja blandamente el río en que crecimos, del que somos. Si hablamos de música litoraleña es indispensable pensar en el guitarrista folklórico Chacho Müller (Buenos Aires, 2 de enero de 1929 - Rosario, 23 de mayo de 2000) quien escribió la canción “Pescadores de mi río”. Algunos de sus versos dicen: “Doblado de remos / Quemado de río y aguaceros / Lleva correntoso el corazón / Y en el dibujo de las redes / Está enmallado de sol a sol. Pan que mi río nos ofrece mansamente”. Mirador Provincial dialogó con Eduardo Piccione y Julio Rayón acerca de la muestra Poéticas de la orilla
El paisaje nos constituye
En la inauguración de la muestra Poéticas de la orilla, el artista el cordobés, radicado en Rosario Julio Rayón, dijo “yo vine a Rosario a los 21 años desde Cosquín, donde el paisaje de montaña era mi visión diaria, un horizonte cercano y apretador y me encontré con un paisaje que era una línea recta horizontal, no lo podía creer, para mí, era casi incomprensible casi de imaginación, y ni hablar del río, con su inmensidad y su fuerza... con el tiempo ese paisaje fue entrando en mi obra y hoy esta siempre presente. En definitiva uno se da cuenta que el paisaje nos constituye”.
Los comienzos de Julio Rayón se remontan a cuando tenia 8 años. "Pude ir a una fábrica de cerámica y su dueño me enseñaba sus secretos, desde los 10 sabía que lo que me interesaba era el arte y a los 12 ya fui a la escuela de artes en Cosquín".
Participó en una exposición en Buenos Aires denominada "Córdoba Pintura actual".
Luego participó en numerosos concursos en esa provincia hasta que con un grupo de personas decidieron crear un camino diferente al oficial y por años no participó en concursos oficiales. Más tarde se vino a vivir a Rosario donde se inscribió en la Escuela Superior de Artes de la UNR y allí se convirtió en ayudante de varias materias, y participaba de los cursos de ingreso.
Más adelante, Julio comenta acerca de sus obras: “son dos obras, una escultura de un barco que de alguna manera hace referencia a los viajes trascendentes, los viajes que nos llevan de un mundo a otro en las creencias, los viajes que nos transportan a otra dimensión. La otra es una caja transparente donde un juego de transparencias realizada en vidrios toma el tema del rio como un paisaje donde se desarrolla la vida con mucha poesía y llama a la contemplación”. Luego cierra: “ahora estoy trabajando en unas obras que tienen la apariencia de una pintura pero tienen algo de escultura, como una tridimensión de apariencia bidimensional, con el tema también del agua, los barcos y los viajes, con sus encuentros en la historia, en la actualidad y el deseo”.
Ese paraíso amenazado por alambres
Eduardo Piccione es un artista plástico santafesino cuyos trabajos abarcan: óleo, acrílico, fotografías y la utilización de objetos que encuentra y resignifica. El artista Ruben Echagúe escribió sobre Piccione “su pintura conoció variantes tan dispares como el rigor dibujístico más estricto, la vaguedad de atmósferas luminosas a lo Turner o la homogeneidad de planos de color apenas modificados, sin que esto comprometiera jamás su alto nivel de artisticidad, así también los objetos que conforman Artificios dan cuenta de una calidad plástica encomiable”.
Eduardo Piccione nació en Granadero Baigorria, en 1956. Actualmente reside en San Lorenzo y desde allí produce su obra que llega a distintos lugares del mundo.
Realizó estudios de Dibujo con Marcelo Dasso y de Color y Composición con Roberto Ortiz y José Comba.
En relación con la muestra Poéticas de la orilla Piccione Comenta: “La obra representa parte de mis preocupaciones sobre el medioambiente, sobre todo en lo que tiene que ver con su cuidado, no quiero representar una realidad construida a imagen y semejanza visual, sino que tomando elementos azarosos de la isla y el río construyo un nuevo elemento que genera recuerdos vividos en ése paraíso amenazado por alambres divisorias y represas asesinas de pescados”.
Luego agrega: “La construcción de la obra comienza con una actitud de rendición frente a la materia que toma un camino de necesidades materias, entonces maderas se atan a huesos que son embarradas por arcillas y envueltas en cueros tensados.
La narración comienza a partir de la mirada que conecta y une esos átomos tangibles y presentes”.
En relación al nombre señala: “El nombre es un dato extra que debería tender a lo anónimo y no al revés, contrariamente a Derrida con..."no hay nada antes del texto" creo que la creación debería ir del texto a lo sin-nombre”. Finalmente cierra: “Mi trabajo a llegado a un punto donde hago lo que me viene en gana sin límites ni ismos, esto hace que salte las dimensiones, sería un sobresalto de dimensiones”.
La exposición cuenta con la participación de las artistas Marita Guimpel, Nelly Gimenez Vallana, Fabián Rucco, Julio Rayón, Laura Cavallotti, Hernán Bochicchio, Eduardo Piccione. Con curaduría de Marisa Chazarreta.
Museo de la Ciudad Wladimir Mikielievich
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