La pobreza estructural en la Argentina es una problemática crónica. Sin embargo, para evaluar la situación actual es necesario recurrir a un relevamiento de diciembre de 2024: en base a la publicación del Informe de Distribución del Ingreso del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec), el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales proyectó que en el tercer trimestre de 2024 la pobreza estaría en el orden del 38,9%.
Asimismo, el CNCPS proyectó que la incidencia de la indigencia se ubicó durante este período en 8,6%, después de haber registrado 20,2% en el primer trimestre y 16% en el segundo.
Más allá de estas variables, las peores tasas de pobreza e indigencia se dan entre los niños. Más del 66% de los menores de 14 años es pobre, en otras palabras: 2 de cada 3.
Un informe publicado por Unicef Argentina en agosto de 2024 reveló que “cada día, un millón de niñas y niños se van a dormir sin cenar en el país”.
ASISTENCIA
El trabajo comunitario en comedores comunitarios y merenderos de la ciudad de Paraná garantiza la asistencia alimentaria para decenas de familias en situación de vulnerabilidad. Para graficar esta dolorosa realidad la referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) en Entre Ríos, Silvia García, explicó que, si bien las entregas de módulos alimentarios distribuidos por el Estado se han regularizado, el aumento de la demanda hace que muchas familias no puedan cubrir esa necesidad.
“La situación se ha agravado porque lo que recibe cada familia no alcanza para la cuestión alimenticia. Más allá que han tenido refuerzos en la Tarjeta Alimentar, en la Asignación Universal por Hijo (AUH). No alcanza, no hay changas, no hay trabajo y no está la posibilidad de generar un ingreso extra”, alertó en diálogo con Mirador Entre Ríos.
Las calles de la zona del microcentro paranaense y de muchos de los barrios periféricos son testigos del constante peregrinar de familias enteras que recorren los contenedores de basura para buscar los que demás descartan: restos de comida, en muchos casos en mal estado, además de plástico, cartón y latas para vender como forma de sustento.
Es una dolorosa realidad que confirman desde la CCC: “Hay mucha más gente en los barrios y han vuelto a buscar en los contenedores, incluso en La Floresta las familias que habían dejado de asistir a estos lugares para poder comer o tener una asistencia alimentaria, hoy están volviendo a revolver la basura o están volviendo a los lugares donde pueden retirar comida. No solamente las personas que no tienen capacidad para ir trabajar, como las personas mayores, sino que hoy se ve a familias enteras, de papás, mamás, chicos, todos revolviendo los contenedores”.
La organización tiene a su cargo 10 Copas de Leche y comedores en Paraná, mientras que en Concordia funciona un Centro de Atención en Adicciones donde se distribuyen leche y los demás alimentos. Además, prestan asistencia en Bovril, Hasenkamp, Villaguay, entre otros puntos.
LAS FILAS DEL HAMBRE
Los comedores comunitarios contienen a los nuevos excluidos del sistema, quienes cargan con la frustración y la impotencia de no poder generar su propio sustento. En esa línea se inscribe el testimonio de Evelina Kloster, representante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE): “Está muy difícil; hemos notado un incremento en la cantidad de porciones que estamos dando en distintos barrios y en la cantidad de familias que están yendo a buscar la comida. Lo que ha aumentado es la violencia, porque ir a hacer la fila de un comedor no es para nada fácil y se siente mucha impotencia. Es indigno. Esa bronca por no poder llevar un plato de comida a los hijos termina explotando en el barrio de distintas maneras”.
La entrevistada sostuvo que el sostenimiento de los espacios depende “de una definición política de los tres niveles del Estado: del nacional, del provincial y de los municipios. El alimento es un derecho que tiene que estar garantizado”.
El MTE atiende la emergencia en toda la provincia, con dispositivos en Concepción del Uruguay, Concordia, Santa Elena y Paraná. Según Kloster “se sostienen 20 comedores y merenderos en total, de los cuales 14 son de Paraná”.
En relación a la distribución de las partidas sostuvo que se regularizó “porque la Provincia gracias a la Ley de Emergencia Alimentaria está obligada a que tenga que dar una respuesta todos los meses. En el caso de la Municipalidad se da gracias al diálogo y poder transmitir la realidad”.
SE TRIPLICÓ
“Se triplicó la cantidad de gente”. El testimonio pertenece a Tamara Valdez, a cargo del Frente Barrial 19 de Diciembre, que es parte de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). “Se ha hasta triplicado la cantidad de gente y los recursos son cada vez menos para este contexto de hambre, de ajuste y todo lo que implica. Cada vez son más familias que antes no iban a retirar porque le alcanzaba y hoy en día tienen que ir porque no llegan a cubrir las cuatro comidas diarias”, sentenció.
El Frente Barrial sostiene un comedor y cinco merenderos donde se entregan módulos enviados por Provincia que contienen: azúcar, cacao, mermelada, arroz, fideos, leche, lentejas, harina, harina de maíz, yerba y puré de tomate. El Municipio distribuye la leche y a su vez a través de un convenio con el Banco de Alimentos se entregan galletitas y yogures.
LA REALIDAD ENTRERRIANA
Los indicadores en relación al avance de la pobreza tienen su correlato en la provincia de Entre Ríos. Concordia sigue siendo una de las jurisdicciones con mayores índices de pobreza del país. En el último informe del Indec de septiembre de 2024, la Capital del Citrus quedó a nivel nacional como el tercer distrito relevado en condiciones de pobreza extrema. El dato arrojó 65,8% (108.890 personas), un 7,5% más que el mismo período de 2023 que había sido de 58,3%; y un 9,6% más que el cierre del año pasado que dio 56,2%.
El dato de indigencia también es alarmante en Concordia: 26,4% en el primer semestre de 2024 (43.613 personas). Esta cifra representa un incremento del 8,3% anual (18,1% en el primer semestre 2023) y del 9,8% contra el segundo semestre de 2023 que era de 16,6%.
En el Gran Paraná, la pobreza aumentó a 46,7% (133.987 personas en total), es decir, un 12,4% más interanual ya que era del 34,3% para el primer semestre de 2023. Además, aumentó 10,4% respecto del segundo semestre de 2023 que había alcanzado el 36,3%. Asimismo, en Paraná el índice de indigencia trepó al 11,7% en el primer semestre de 2024 (33.614 personas en total).