Kevin Rivero

Una dedicación y entrega profunda al deporte, llevaron al paranaense Eduardo Vieyra a convertirse en uno de los máximos exponentes del Jiu-jitsu en el territorio de Argentina, tras haberse adjudicado una grandiosa cantidad de títulos a nivel continental e intercontinental.

El hombre de 33 años, es una referencia de esta disciplina con su academia “Vieyra Jiu-jitsu” en la capital entrerriana. Construyó una gran carrera y en su camino se graduó de profesor Nacional de Educación Física y, posteriormente, se recibió de Licenciado en Educación Física, egresando de la Universidad Nacional del Litoral. En su continuidad formativa, completó los estudios del Master en Fisiología del Ejercicio, en la Universidad de Barcelona; y consiguió ser cinturón negro.

Por otro lado, en el plano deportivo ostenta un historial repleto de lauros. En 2018, fue subcampeón del mundo en la Confederación brasilera de Jiu-Jitsu Esportivo (CBJJE); se coronó campeón Mercosur (cinturón negro); y se consagró con la medalla de oro en diez ocasiones en el campeonato nacional, organizado por la Confederación Argentina de Jiu-Jitsu.

Mientras que, en 2014, fue contratado para trasladar sus conocimientos y enseñar Jiu-jitsu al ejército de los Emiratos Árabes, lugar donde trabajo durante nueve meses dando clases en una base militar en el desierto de Liwa. Además, a partir del 2018, se desempeña como disertante en Simposios de Ciencia del entrenamiento, ofreciendo capacitaciones y dando clases sobre Fisiología del deporte y el ejercicio, teoría del entrenamiento, neurociencias aplicadas al deporte, planificación y periodización del entrenamiento, y cineantropometría.

El oriundo de Paraná, dialogó con MIRADOR ENTRE RÍOS, repasó su trayectoria y deslizó sus expectativas para lo venidero.

Paso a paso

Eduardo empezó a entrenar artes marciales a los nueve años, influenciado por su padre (cinturón negro de karate do). “Desde muy chiquito estuve vinculado a estos deportes porque mi papá entrenaba karate. Sin embargo, cuando cumplí 16 años, vi una revista que exhibía el Jiu-Jitsu y lo conocí de esta manera. Desde el principio, me entusiasmó y necesitaba conocerlo, pero en un momento pensé que no iba a poder hacerlo en Paraná, hasta que encontré un profesor que me guío en los primeros años. En el 2005, después de ejercerlo de forma regular durante cinco meses, gané mi primer torneo argentino”, expresó.

Desde ese momento, percibía que había encontrado su lugar en el mundo y no podía dejarlo pasar. “Siento que el Jiu-Jitsu fue más fuerte que yo. Cuando terminé la escuela secundaria, me fui a estudiar ciencias económicas pero, por falta de tiempo, no podía dedicarme mucho al deporte; entonces, decidí arrancar a estudiar el profesorado de Educación Física para poder complementarlo”, contó.

El punto de partida

El entrerriano recordó el inicio de su academia en 2011, y dijo: “Teníamos 40 alumnos y ahora contamos con una academia de un número superior a los cien participantes. Pudimos formar chicos que lograron competir en el ámbito internacional, incluso un campeón Mundial surgió en nuestra institución, y eso nos enorgullece”.

“Mi propósito era poder contar con la capacidad para ayudar a que cualquier humano pueda practicar este deporte, sin importar el tamaño físico, la mentalidad o el sexo. Y creo que con el transcurso de los años pudimos lograrlo, acentuando una misma ideología de laburo, más allá que algunos se acerquen por un modo de recreación y otros que lo hagan con el deseo de competir con el paso del tiempo”, señaló.

El rol social

Vieyra, hace varios años intenta implementar academias barriales para la formación en jiu-jitsu, con el objetivo de establecer la actividad física en niñas, niños y jóvenes, promoviendo un desarrollo integral de la salud que prevenga y sostenga el esfuerzo para alejarse de las adicciones.

En relación a esto, manifestó: “El proyecto surgió porque queremos entregarles la posibilidad de tener disciplina a muchas personas que transitan una situación diferente a la nuestra, que no tienen tantas oportunidades al alcance de su mano. Nos encontramos con el ‘Proyecto Deporte Solidario’, donde tenían una idea similar y me dieron la posibilidad de sumarme para trabajar de manera conjunta con la finalidad hacer algo para la sociedad. Espero que podamos dejarle algo a las demás personas”.

Una faceta fundamental

El luchador y docente, destacó la importancia de la fortalecer la mente para ejercer el deporte. “Sin lugar a dudas, la preparación mental juega un papel preponderante. Puedes tener muchas condiciones físicas o técnicas, pero si no estás fuerte mentalmente, se puede caer todo. En mi caso, fui a disputar una competencia internacional y perdí una final porque me desconcentré. A partir de esto, empecé a trabajar con un psicólogo y tras dos años de preparación, pude terminar quedándome con el segundo puesto en un Mundial, y me di cuenta que todo el proceso previo que había hecho, no fue en vano. Entendí que es el camino a seguir e intenté darle estos instrumentos a mis alumnos”.

“Siempre trato de inculcar la misma filosofía a todos mis alumnos. El trabajo, el sacrificio, la dedicación y la entrega, es indispensable para el deporte y para cualquier situación de la vida. Es mi manera de vivir”, concretó.

Hacia adelante

Con los ojos colocados en el futuro, el paranaense anhela el regreso de las actividades para poder trasladar su local. “Desde que arrancó la pandemia, parece que tenemos que trabajar con el freno de mano puesto porque es impredecible y puede surgir cualquier cosa, en cualquier momento, y no se puede proyectar a largo plazo. No obstante, estamos muy contentos porque nos mudaremos a las instalaciones del Club Atlético Patronato. La institución nos facilitó un salón muy grande para que podamos trasladar nuestra academia y estamos muy agradecidos a los dirigentes que nos otorgan esta posibilidad. Ojalá le saquemos el mayor provecho posible y queremos que vuelvan los torneos esta temporada”.