La experiencia en el Getxo Rugby será, sin dudas, inolvidable para Antonella Reding, desde todo punto de vista.
Gabriel Baldi
[email protected]
Se trata del regreso de la hija pródiga. El periplo de la villaguayense Antonella Reding se extendió desde octubre pasado hasta estos días.
La única entrerriana en vestir la camiseta del seleccionado argentino de rugby hasta este momento tuvo su primera experiencia como profesional representando al Getxo Rugby, club de la ciudad homónima en la provincia española de Vizcaya, una de las tres que componen la unidad autónoma del País Vasco.
La jugadora surgida en el Club Parque, con varias temporadas en el Atlético Echagüe y el seleccionado entrerriano, recibió un ofrecimiento que no dejó pasar. “En su momento, el año pasado, después de un tiempo ingresé de casualidad a mi correo electrónico y me encontré con una propuesta de un contrato por parte del Getxo Rugby y la verdad que empecé a trabajarla desde lo mental, junto a mi familia y mi entorno cercano. Inclusive creo que con la Unión Argentina de Rugby fue con los primeros que traté el tema. Le agradezco por el contacto a Off Side Experiencie”, contó en relación a la génesis del reciente desafío que vivió.
“Fue así que después hablé con el entrenador del equipo y me informó sobre los objetivos del club, las perspectivas y demás. Me gustó la idea. También me comentó que iba a ir una estadounidense que estaba en la misma situación que yo, con la que iba a compartir casa”, relató.
Tanto desde lo deportivo como en lo personal, Anto fue parte de una vivencia inolvidable y en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, dio cuenta de cómo fue.
Balance
–¿Qué balance hacés de la experiencia que viviste?
–La verdad es que fue una hermosa experiencia, tanto en lo personal como en lo deportivo. Me siento una privilegiada de haber podido vivir algo como lo que hice y más aun en este tiempo de pandemia, que tan difícil resulta en todo el mundo. Creo que fuimos muy afortunadas de poder seguir jugando y disfrutando del rugby al máximo.
–¿Qué fue lo más positivo que conseguiste en España? Y contrariamente, ¿hubo algo feo que te haya tocado atravesar?
–Creo que destaco mi mejoría en el juego a lo largo de toda la temporada. Llegué ahí sin haber jugado antes rugby de quince y fui poco a poco adaptándome. Claro que me costó, sobre todo al principio, pero a lo largo de la temporada logré adaptarme y sentirme cómoda para jugar y poder brindarle al equipo lo mejor de mí, mi mejor versión.
La parte fea, si es que se puede ser así, viene más desde lo sentimental. Es que soy muy familiera y me cuesta mucho el desapego. También era la primera vez que pasaba tanto tiempo lejos de casa y de mis afectos. Pasaron fechas importantes sin mi gente y estar sin ellos por momento me dolió mucho, ya sea mi cumpleaños como los cumpleaños de mis sobrinos, Navidad o año nuevo.
Plan de juego
–Desde lo técnico, ¿en qué sentís que se diferencia el entrenamiento de España respecto al de Argentina? ¿Y en cuanto al juego?
–Puede decir que en cuanto a lo que viví, creo que no se diferencia demasiado. Los entrenamientos son similares. Teníamos entrenamientos tres veces por semana, con gimnasio, solo físico y rugby. A medida que íbamos jugando, a la siguiente semana intentábamos corregir los errores que habíamos tenido en el partido anterior y así, avanzábamos en una parte técnica y luego ya seguíamos con nuestro sistema de juego. Todo iba evolucionando de acuerdo al plan de juego que teníamos y a cómo lo llevábamos adelante en cada partido.
Y en cuanto al juego en sí, es distinto primeramente porque porque acá en Argentina se juega Seven (en algunas partes del país, Ten), entonces fue todo nuevo para mí. Tuve que bajar un cambio, desacelerarme y adaptarme al ritmo del rugby de quince.
–Habiendo vivido la experiencia de jugar rugby convencional, ¿qué modalidad preferís? ¿Quince o Seven? ¿Por qué?
–Me quedo con el Seven. Me gusta el juego dinámico. También creo que en el Seven hay que ser más detallista que en el quince. Es decir, no podés fallar. El mínimo error te puede costar un try en contra. No digo que en el rugby convencional no, solo que no hay tanto espacio. Por lo general siempre hay tres líneas defensivas que atravesar antes de proponerse llegar al ingoal.
Objetivos
–A partir de ahora, de nuevo en Entre Ríos, ¿qué objetivos tendrás por delante?
–Primero que nada, recibirme en la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría que estoy estudiando. Deportivamente seguiré jugando en Echagüe y creo que mi objetivo pasará a nivel grupal, llegar al Nacional de Clubes. Una vez ahí, dejar al club lo más alto posible. Si la pandemia lo permite también quisiera poder disputar otro Seven de la República con la Unión Entrerriana de Rugby.
–¿Aspirás ser parte nuevamente del seleccionado argentino?
–Si, sin dudas, lógicamente me encantaría volver al seleccionado nacional. Aprovecho inclusive a agradecer al staff argentino que, pese a la distancia, siempre nos hemos mantenido en contacto. De hecho, fui siguiendo la rutina que desarrollaba del plantel, claro que adaptada a mis entrenamientos y partidos. Pero vestir la camiseta argentina, es decir, representar al país, es una sensación única que no se cambia por nada.
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Se trata del regreso de la hija pródiga. El periplo de la villaguayense Antonella Reding se extendió desde octubre pasado hasta estos días.
La única entrerriana en vestir la camiseta del seleccionado argentino de rugby hasta este momento tuvo su primera experiencia como profesional representando al Getxo Rugby, club de la ciudad homónima en la provincia española de Vizcaya, una de las tres que componen la unidad autónoma del País Vasco.
La jugadora surgida en el Club Parque, con varias temporadas en el Atlético Echagüe y el seleccionado entrerriano, recibió un ofrecimiento que no dejó pasar. “En su momento, el año pasado, después de un tiempo ingresé de casualidad a mi correo electrónico y me encontré con una propuesta de un contrato por parte del Getxo Rugby y la verdad que empecé a trabajarla desde lo mental, junto a mi familia y mi entorno cercano. Inclusive creo que con la Unión Argentina de Rugby fue con los primeros que traté el tema. Le agradezco por el contacto a Off Side Experiencie”, contó en relación a la génesis del reciente desafío que vivió.
“Fue así que después hablé con el entrenador del equipo y me informó sobre los objetivos del club, las perspectivas y demás. Me gustó la idea. También me comentó que iba a ir una estadounidense que estaba en la misma situación que yo, con la que iba a compartir casa”, relató.
Tanto desde lo deportivo como en lo personal, Anto fue parte de una vivencia inolvidable y en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, dio cuenta de cómo fue.
Balance
–¿Qué balance hacés de la experiencia que viviste?–La verdad es que fue una hermosa experiencia, tanto en lo personal como en lo deportivo. Me siento una privilegiada de haber podido vivir algo como lo que hice y más aun en este tiempo de pandemia, que tan difícil resulta en todo el mundo. Creo que fuimos muy afortunadas de poder seguir jugando y disfrutando del rugby al máximo.
–¿Qué fue lo más positivo que conseguiste en España? Y contrariamente, ¿hubo algo feo que te haya tocado atravesar?
–Creo que destaco mi mejoría en el juego a lo largo de toda la temporada. Llegué ahí sin haber jugado antes rugby de quince y fui poco a poco adaptándome. Claro que me costó, sobre todo al principio, pero a lo largo de la temporada logré adaptarme y sentirme cómoda para jugar y poder brindarle al equipo lo mejor de mí, mi mejor versión.
La parte fea, si es que se puede ser así, viene más desde lo sentimental. Es que soy muy familiera y me cuesta mucho el desapego. También era la primera vez que pasaba tanto tiempo lejos de casa y de mis afectos. Pasaron fechas importantes sin mi gente y estar sin ellos por momento me dolió mucho, ya sea mi cumpleaños como los cumpleaños de mis sobrinos, Navidad o año nuevo.
Plan de juego
–Desde lo técnico, ¿en qué sentís que se diferencia el entrenamiento de España respecto al de Argentina? ¿Y en cuanto al juego?–Puede decir que en cuanto a lo que viví, creo que no se diferencia demasiado. Los entrenamientos son similares. Teníamos entrenamientos tres veces por semana, con gimnasio, solo físico y rugby. A medida que íbamos jugando, a la siguiente semana intentábamos corregir los errores que habíamos tenido en el partido anterior y así, avanzábamos en una parte técnica y luego ya seguíamos con nuestro sistema de juego. Todo iba evolucionando de acuerdo al plan de juego que teníamos y a cómo lo llevábamos adelante en cada partido.
Y en cuanto al juego en sí, es distinto primeramente porque porque acá en Argentina se juega Seven (en algunas partes del país, Ten), entonces fue todo nuevo para mí. Tuve que bajar un cambio, desacelerarme y adaptarme al ritmo del rugby de quince.
–Habiendo vivido la experiencia de jugar rugby convencional, ¿qué modalidad preferís? ¿Quince o Seven? ¿Por qué?
–Me quedo con el Seven. Me gusta el juego dinámico. También creo que en el Seven hay que ser más detallista que en el quince. Es decir, no podés fallar. El mínimo error te puede costar un try en contra. No digo que en el rugby convencional no, solo que no hay tanto espacio. Por lo general siempre hay tres líneas defensivas que atravesar antes de proponerse llegar al ingoal.
Objetivos
–A partir de ahora, de nuevo en Entre Ríos, ¿qué objetivos tendrás por delante?–Primero que nada, recibirme en la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría que estoy estudiando. Deportivamente seguiré jugando en Echagüe y creo que mi objetivo pasará a nivel grupal, llegar al Nacional de Clubes. Una vez ahí, dejar al club lo más alto posible. Si la pandemia lo permite también quisiera poder disputar otro Seven de la República con la Unión Entrerriana de Rugby.
–¿Aspirás ser parte nuevamente del seleccionado argentino?
–Si, sin dudas, lógicamente me encantaría volver al seleccionado nacional. Aprovecho inclusive a agradecer al staff argentino que, pese a la distancia, siempre nos hemos mantenido en contacto. De hecho, fui siguiendo la rutina que desarrollaba del plantel, claro que adaptada a mis entrenamientos y partidos. Pero vestir la camiseta argentina, es decir, representar al país, es una sensación única que no se cambia por nada.
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