El anterior competidor argentino en obtener un segundo puesto en natación fue Guillermo Marro, a quien el propio "Pipo" considera como su "héroe". Carlomagno, de 28 años, terminó segundo en la prueba de 100 metros espalda S7, con un tiempo de 1:08.83, detrás del ucraniano Andrii Trusov (1:08.14) y delante del israelí Mark Malyar (1:10.08). El nadador rosarino, que tiene paraparesia espástica familiar, una discapacidad en las piernas, le dio a la delegación argentina, integrada por 57 deportistas, la tercera medalla en los Juegos Paralímpicos de Tokio. La medallas anteriores en Tokio las ganaron Antonella Ruiz Díaz (bronce) en la categoría F41 (talla baja) de lanzamiento de bala y Yanina Martínez (bronce) en 200 metros llanos T36 de atletismo. Carlomagno, cuyo padre homónimo disputó también en natación los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004, fue sexto en 100 metros espalda S8 y noveno en 100 metros espalda SB7.
"Pipo" comenzó a nadar cuando tenía 4 años y a entrenar para alta competición a los 14, incentivado por su padre. En octubre próximo, el atleta será padre por primera vez y su próxima meta es graduarse como docente de educación del nivel primario, para ejercer lo más pronto posible.
Tras obtener la plata en Tokio 2020, "Pipo" comentó al canal DeporTV que "fue una carrera muy dura" y que "el oro y la plata iban a estar en centésimas". "Hice una buena carrera, pero cometí un error, me quedó un poco larga la vuelta y me costó recuperarla. Dejé la vida para ver si podía acercarme y lograr una remontada histórica", expresó. En su segunda participación en Paralímpicos, ya que compitió en Río de Janeiro 2016, Carlomagno señaló que "estas carreras se definen en detalles" y que "iba a ganar" quien menos se equivocara. "Hay deportes para todo tipo de discapacidades", comentó, además de recomendar que "no tengan miedo" y animarse a hacer deportes, "porque les va a cambiar la vida, en todos los sentidos".
Con información de Télam.