Marco Ruben y su grito de gol. Foto: Gentileza.
Lalo Falcioni [email protected]
Este Rosario Central de Cristian González es tan frágil que en casi todo momento parece que está a punto de romperse. Es un equipo que ofrece el corazón en cada partido, con el sello de su entrenador. Pero esas pulsaciones aceleradas lo llevan a caer en descompensaciones, de las que muchas veces no logra reponerse. Le pasó el viernes ante Patronato de Paraná, en un "Gigante" de Arroyito que pasó de la algarabía de los primeros minutos, a los insultos por un encuentro que inexorablemente se escapaba ante un rival débil, y finalmente la explosión por el triunfo que llegó casi en el último suspiro de la tarde rosarina junto al río Paraná. La estructura "canalla" es débil, pero no se derrumba porque los dos pilares principales los sostienen el goleador Marco Ruben y el capitán Emiliano Vecchio.
Ruben capturó un rebote en el área a los 3 minutos de partido y, como suele suceder, no perdonó. Fue su gol número 92 con la camiseta "auriazul", para quedar a 2 de un tal Mario Alberto Kempes y a 6 de Waldino "Torito" Aguirre, que por ahora sigue siendo el máximo artillero de la historia de Rosario Central.
El "9 de Oro" que tiene Central no para de hacer goles y parece increíble tratándose de un jugador que está a punto de cumplir 35 años, que lucha todo el tiempo contra zagueros súper entrenador que en muchos casos tienen diez años menos sobre sus espaldas y que estuvo prácticamente todo el 2020 parado porque así lo decidió él ante la incertidumbre que planteaba la pandemia del coronavirus.
En esta etapa en el club, que seguramente será la última, Ruben habla poco. Casi todo lo expresa en la cancha, con sus goles y sus guapeadas, para bancar el proceso de apuesta por los más jóvenes y para apuntalar el trabajo del entrenador.
El otro soporte "canalla" es Emiliano Vecchio, que el viernes no pudo contener las lágrimas tras su regreso después de la lesión y su gol salvador en los últimos estertores del partido: "A veces uno lo sueña y lo visibiliza pero vivirlo es algo increíble. La emoción es porque todo este tiempo sufrí mucho con esta lesión y no me dejó estar al cien por cien", confió el "10" de Central con la humedad brotándole en los ojos.
El sufrimiento físico de Vecchio no es broma: "Jugué con dolor, es una lesión que me tiene un poco complicado", describió acerca de las molestias que comenzó a sentir hace un tiempo en el tendón de Aquiles. Sobre la sufrida victoria sobre Patronato, Vecchio consideró que era "un partido que no merecíamos perder". Y luego destacó que "hacer el gol y ayudar a mis compañeros es una alegría muy grande".
Después, volvió a dejar la pelota picando para su posible retiro del fútbol a fin de año: "Amo esta camiseta, muchas veces lo dije, cuando no era nadie Central me dio todo y yo si no estoy al ciento por ciento prefiero no seguir porque para jugar en Central uno tiene que estar al máximo y ser un ejemplo para los más jóvenes", aseguró.
Por lo pronto, aclaró: "En estos dos meses -hasta fin de año y del torneo- daré mi vida para entregar lo mejor por esta camiseta".
El alivio del "Kily"
La remera transpirada de Cristian González, en una tardecita rosarina que no estaba tan calurosa, lo decía todo. El "Kily" había sufrido mucho el trámite del encuentro contra Patronato y explotó con el gol de Vecchio en el final: "Estoy contento porque la gente estaba un poco impaciente con el tema de los resultados", apuntó.
"Estoy orgulloso de todos los jugadores que tengo, estos jugadores pueden jugar bien, regular o mal, pero van a ir al frente siempre", resaltó el técnico de Central. Y fue por más: "Estoy a muerte con mis jugadores como ellos están a muerte conmigo", afirmó.
"Me queda que a mi equipo no le gusta perder, siempre va a ir al frente a morir, no le gusta perder y lo buscamos hasta el final. Por suerte tuvimos el premio final de llevarnos el partido", remató.
Este Rosario Central de Cristian González es tan frágil que en casi todo momento parece que está a punto de romperse. Es un equipo que ofrece el corazón en cada partido, con el sello de su entrenador. Pero esas pulsaciones aceleradas lo llevan a caer en descompensaciones, de las que muchas veces no logra reponerse. Le pasó el viernes ante Patronato de Paraná, en un "Gigante" de Arroyito que pasó de la algarabía de los primeros minutos, a los insultos por un encuentro que inexorablemente se escapaba ante un rival débil, y finalmente la explosión por el triunfo que llegó casi en el último suspiro de la tarde rosarina junto al río Paraná. La estructura "canalla" es débil, pero no se derrumba porque los dos pilares principales los sostienen el goleador Marco Ruben y el capitán Emiliano Vecchio.
Ruben capturó un rebote en el área a los 3 minutos de partido y, como suele suceder, no perdonó. Fue su gol número 92 con la camiseta "auriazul", para quedar a 2 de un tal Mario Alberto Kempes y a 6 de Waldino "Torito" Aguirre, que por ahora sigue siendo el máximo artillero de la historia de Rosario Central.
El "9 de Oro" que tiene Central no para de hacer goles y parece increíble tratándose de un jugador que está a punto de cumplir 35 años, que lucha todo el tiempo contra zagueros súper entrenador que en muchos casos tienen diez años menos sobre sus espaldas y que estuvo prácticamente todo el 2020 parado porque así lo decidió él ante la incertidumbre que planteaba la pandemia del coronavirus.
En esta etapa en el club, que seguramente será la última, Ruben habla poco. Casi todo lo expresa en la cancha, con sus goles y sus guapeadas, para bancar el proceso de apuesta por los más jóvenes y para apuntalar el trabajo del entrenador.
El otro soporte "canalla" es Emiliano Vecchio, que el viernes no pudo contener las lágrimas tras su regreso después de la lesión y su gol salvador en los últimos estertores del partido: "A veces uno lo sueña y lo visibiliza pero vivirlo es algo increíble. La emoción es porque todo este tiempo sufrí mucho con esta lesión y no me dejó estar al cien por cien", confió el "10" de Central con la humedad brotándole en los ojos.
El sufrimiento físico de Vecchio no es broma: "Jugué con dolor, es una lesión que me tiene un poco complicado", describió acerca de las molestias que comenzó a sentir hace un tiempo en el tendón de Aquiles. Sobre la sufrida victoria sobre Patronato, Vecchio consideró que era "un partido que no merecíamos perder". Y luego destacó que "hacer el gol y ayudar a mis compañeros es una alegría muy grande".
Después, volvió a dejar la pelota picando para su posible retiro del fútbol a fin de año: "Amo esta camiseta, muchas veces lo dije, cuando no era nadie Central me dio todo y yo si no estoy al ciento por ciento prefiero no seguir porque para jugar en Central uno tiene que estar al máximo y ser un ejemplo para los más jóvenes", aseguró.
Por lo pronto, aclaró: "En estos dos meses -hasta fin de año y del torneo- daré mi vida para entregar lo mejor por esta camiseta".
El alivio del "Kily"
La remera transpirada de Cristian González, en una tardecita rosarina que no estaba tan calurosa, lo decía todo. El "Kily" había sufrido mucho el trámite del encuentro contra Patronato y explotó con el gol de Vecchio en el final: "Estoy contento porque la gente estaba un poco impaciente con el tema de los resultados", apuntó.
"Estoy orgulloso de todos los jugadores que tengo, estos jugadores pueden jugar bien, regular o mal, pero van a ir al frente siempre", resaltó el técnico de Central. Y fue por más: "Estoy a muerte con mis jugadores como ellos están a muerte conmigo", afirmó.
"Me queda que a mi equipo no le gusta perder, siempre va a ir al frente a morir, no le gusta perder y lo buscamos hasta el final. Por suerte tuvimos el premio final de llevarnos el partido", remató.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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