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Amalia Celia Figueredo: la primera mujer aviadora de Sudamérica

La pionera de la aviación nació en Rosario a fines del 1800. Fue la primera mujer en pilotear un avión en América del Sur y una de las pioneras de la aviación mundial. Este mes se celebra un nuevo aniversario de su fallecimiento.
21-10-2021 | 10:25 |

Foto:Gentileza.
Lucía Dozo


Desde Italia y Francia llegaron a la Argentina en 1910 los primeros aviadores, motivados por los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo. Incentivados por aquellos primeros vuelos de baja altura, se formaron los primeros aviadores argentinos, entre otros, Jorge Newbery, el famoso actor Florencio Parravicini y Juan Alberto Roth. Entre las mujeres, la pionera fue Amalia Celia Figueredo y su historia marcó la historia de la aviación sudamericana.

Nacida en Rosario, Amalia Celia Figueredo (Rosario, 18 de febrero de 1895 - Buenos Aires, 8 de octubre de 1985) fue hija de Honoria Pereyra y de Faustino Figueredo. A los cinco años su familia se trasladó a la ciudad de Buenos Aires donde Amalia cursó los estudios de obstetricia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y música en el Conservatorio Fontova.

En 1914, con 19 años, se afincó cerca del aeródromo de Villa Lugano, donde conoció al aviador francés Paul Castaibert. También conoció a Jorge Newbery, quien la invitó a volar, bautizándola en el aire. Newbery fue precursor y pionero de la aviación argentina, deportista, ingeniero, investigador y aventurero, toda una celebridad de la época. Esa experiencia fue decisiva para Amalia y ese mismo año comenzó sus estudios en la Escuela de Aviación de San Fernando, en Buenos Aires.

Su formación estuvo a cargo, en un primer momento, del piloto francés Marcel Paillete, que abandonó la escuela con el estallido de la Primera Guerra Mundial para ponerse a disposición de la Fuerza Aérea francesa. Continuó su instrucción, entonces, junto a Eduardo Alfredo Olivero y Emilio Saurvein, pero ante la imposibilidad de volar sola, pasó a la escuela de pilotaje fundada por Pablo Teodoro Fels y el francés Marcelle Paillete en San Fernando, donde continuó su aprendizaje con un biplano tipo escuela “Henry Farman”.

El 6 de septiembre de 1914 intentó dar un primer examen, pero tuvo un accidente sin consecuencias. Según relataría años después, cuarenta y ocho horas antes le habían aflojado los tensores de su aparato, por lo que, estando a unos sesenta o setenta metros de altura, perdió el control al aflojarse los cables; consiguió descender lentamente y planear hasta llegar al suelo.

El 1º de octubre del mismo año rindió nuevamente ante los examinadores del Aeroclub Argentino. Durante el examen tuvo que volar sobre la mesa de los examinadores y entre dos pilones a quince metros uno de otro, efectuar seguidamente cinco series de “ochos” entre los pilones, elevarse a 300 metros y descender desde allí con motor, aterrizando en el sitio prefijado. Después de cinco minutos de descanso debió elevarse nuevamente y repetir cinco series de “ochos”, ascender y luego descender sin motor, planeando, hasta aterrizar en el sitio indicado. La crónica periodística de la época relataba: “Dio comienzo a las 4.30 de la mañana, iniciando la examinada, sin dificultades, dos largas series de ‘ochos’ con el Farman-Gnome 50 HP. Cumplida esta parte del examen, se elevó a una altura de 200 metros y, después de algunos virajes interesantes, descendió en un largo vuelo planeado, que mereció aplausos de parte de los que presenciaban la prueba”.

El día pasó a la historia: Amalia Celia Figueredo se transformó en la primera mujer piloto de Argentina y Sudamérica. Hasta esa fecha, entre 1909 y 1913, en Europa y América del Norte habían volado 23 aviadoras y 16 pilotos de globos aerostáticos. Recién el 8 de marzo de 1910 una mujer voló sola en avión obteniendo su brevet (licencia), la francesa Raymonde de Laroche.

En el aire
Figueredo estrenó su licencia en el Hipódromo de Belgrano. En marzo de 1915 decidió salir a volar por el país y su primer destino fue Rosario, su ciudad natal. Su carrera como aviadora llegó a su fin cuando se casó en 1916 con Alejandro Pietra.

Enviudó en 1928, pero no volvió a volar; sí obtuvo premios y distinciones en todo el mundo hasta sus últimos días. De todas maneras, nunca se alejó del todo de la actividad aeronáutica. En ocasión de la visita al país de aviadoras uruguayas, el 23 de noviembre de 1941, las acompañó de regreso en un avión piloteado por la también famosa aviadora Carola Lorenzini, nacida en 1899. De regreso, Lorenzini quiso continuar volando, pero Figueredo prefirió descender debido al cansancio.

Lorenzini volvió a despegar y, al hacer un looping (maniobra aérea que se realiza describiendo una trayectoria de vuelo casi circular y cerrada en un plano vertical) invertido a muy baja altura, se estrelló y perdió la vida.

Entre las actividades de Figueredo, se destacan numerosas exhibiciones públicas en el antiguo Hipódromo Nacional de Belgrano, en la Sportiva Argentina en Palermo y en el aeródromo de Villa Lugano, entre otros lugares. Efectuó giras y exhibiciones en varias localidades de las provincias de Córdoba y Santa Fe. En junio de 1915 voló en un “Farman” biplano biplaza con motor Gnome-Rome de 50 HP entre Buenos Aires y Rosario, ciudad donde en julio de ese año tuvo un accidente sin consecuencias. Tras volar a Casilda y San Nicolás de los Arroyos, regresó a Buenos Aires.

Amalia Figueredo falleció en Buenos Aires el 8 de octubre de 1985, a los 90 años. Sus restos se encuentran en el panteón militar del Cementerio de la Chacarita.

Distinciones y reconocimientos

Durante su larga vida recibió numerosas distinciones nacionales e internacionales: fue presidenta del Aeroclub Femenino de la Argentina y fue designada socia honoraria del Círculo Militar de Aeronáutica (1952), Aviador Militar Honoris Causa (1964), Aviadora Civil Uruguaya (1968), Orden del Mérito con el grado de Gran Oficial (Brasil, 1968), Precursora de la Aeronáutica Argentina otorgado por la Fuerza Aérea Argentina (1970), Gran Medalla de Oro de la Asociación Vieilles Tiges (1971), Medalla de Plata por la Asociación Aeronáutica Argentina (1979) y Capitán de Reserva de la Fuerza Aérea Argentina (1983).

El 29 de octubre de 1964, la Cámara de Senadores de la Nación le brindó un homenaje, y en esa ocasión, el presidente de la Cámara expresó: “La honorable cámara termina de tributar homenaje merecido a la señora Amalia Figueredo de Pietra, que honra a la mujer argentina y es un ejemplo de heroicidad y patriotismo”.

La ley 18.559 del 21 de enero de 1970 le confirió el título de Precursora de la Aeronáutica Argentina. El 16 de enero de 1972 se dio su nombre al aeródromo de Cosquín, en Córdoba.

Más recientemente, durante el año 2019, en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, al inaugurarse el Parque Ferroviario a partir de las obras de elevación del Ferrocarril General San Martín, se creó una arteria semipeatonal. Las autoridades convocaron a la elección del nombre de esa calle mediante una votación en la que intervinieron los pobladores de la zona. El objetivo era resaltar la labor que destacadas mujeres tuvieron en la historia argentina. María Teresa Ferrari de Gaudino (médica, 1887 - 1956) obtuvo el primer lugar, seguida por Rebeca Gerschman (investigadora científica, 1903 - 1986) y Amalia Celia Figueredo.



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