Gisela Mesa
[email protected] El compositor, arreglador y bajista argentino Joaquín Fridman llega con su nuevo proyecto solista EP debut María. El video fue realizado por Indómita Luz Producciones, una productora de artistas extranjeros residentes en Buenos Aires.
A fines del 2020, y luego de ser parte de ensambles como Juan Izkierdo Grupo y Colombian Combou, el compositor, arreglador y bajista argentino Joaquín Fridman dio a conocer El Mentiroso de la Montanha, proyecto que inauguró su camino intérprete y con el que presentó el EP María.
Jugando con las palabras alrededor del nombre María y fusionando aires rioplatenses con jazz y el espíritu coral de la música cubana, El Mentiroso de la Montanha crea una atmósfera enigmática para cantar sobre las vicisitudes de transitar por un quiebre. El relato, profundo y cargado de interrogantes, es acompañado por Tomás Melillo en guitarra eléctrica, Axel Filip en batería y Patricio Bottcher en clarinete bajo, y potenciado por un videoclip en el que, inmersos en una realidad atemporal y algo onírica, somos testigos del caos que se desata internamente cuando tenemos que dejar ir: “Es una suerte de representación del laberinto que se nos arma dentro de la cabeza con los desencuentros, cuando cae el velo de las ilusiones y una sensación de vacío se manifiesta intempestivamente”, comenta el compositor ,y añade: “Creo que hay algo muy latinoamericano en María, sobre todo en las partes vocales. También lo vinculo a una estética cercana al jazz argentino, como de una belleza que sólo reside en la oscuridad”.
Mirador Provincial dialogó con el cantante Joaquín Fridman quien nos presenta su single y el lanzamiento del videoclip.
El camino de la música
-Contanos de tu infancia. ¿Qué anhelabas ser de grande cuando eras niño? -De niño anhelaba ser parte de Los Simuladores y músico. Naturalmente la primera opción era bastante compleja de llevar a cabo, entonces fue fácil inclinarme de lleno por la segunda. Recuerdo pasar tardes enteras escuchando discos, mirando con detenimiento el arte de tapa y leyendo el pequeño dossier que algunos de ellos traían. Miraba con asombro la película de Woodstock, Hasta que se ponga el sol y el Rolling Stones Rock and Roll Circus. Me encantaba ir a escuchar música en vivo con mi familia.
-¿Cómo surgió el interés por la música? ¿Qué buscas transmitir en tus letras? -En el living de la casa de mis viejos hay una gran colección de discos. Discos que fueron escuchados una y otra vez. Mi viejo es médico y también músico. Los fines de semana podés encontrarlo con la guitarra estudiando algún tema nuevo o practicando sobre alguna pista. Hace algún tiempo atrás organizaba una jam que duró unos cuantos años. Era fantástico siendo un adolescente asistir los miércoles a esas jams y eventualmente tocar y compartir con músicos que eran espectaculares. Mi abuelo materno nos hacía cantar tangos a mi hermano y a mí y nos grababa en cassette. Había un piano para niños en su casa y es allí donde empecé a tocar algunas melodías que había aprendido en las clases de flauta dulce en el colegio primario y otras canciones que había aprendido en mis primeras clases de guitarra. Mi abuela paterna disfrutó mucho sus últimos años descubriendo las maravillas infinitas que tenía YouTube para ofrecerle. Días enteros escuchando música y mirando conciertos. Creo que todas estas cosas germinaron en mí un profundo interés por la música. En las letras de mis canciones busco evocar situaciones imaginarias, a veces partiendo desde situaciones reales. Trato de evitar el tono almibarado a pesar de querer darle un sentido poético a las palabras que elijo. Las vislumbro como contando un cuento, generando un marco para relatar cierta vivencia.
El bajo
-¿Quiénes han sido tus mayores influencias bajísticas? -El bajo eléctrico tiene una figura maradoneana ineludible e inacabable que es Jaco Pastorius. Cualquier persona que toca el bajo en algún momento se encuentra con Pastorius y es notable como con su forma de tocar y con su obra logra posicionar al bajo eléctrico en un lugar renovado, de absoluta frescura. Con mucho carácter y con un gran desarrollo melódico, así como también con un gran sentido del ritmo. Muchas de sus líneas son memorables y forman parte de la práctica cotidiana de cualquier bajista, al menos de la mía, sin lugar a dudas. Dentro de la música argentina, Guido Martínez y Willy González son dos bajistas a los que les presto atención. Guido Martínez me parece un compositor y un arreglador increíble. El grupo Latinaje fue un grupo de música latina que siempre me encantó y fue en parte disparador de mi interés por la música latinoamericana. Con Willy González tuve la oportunidad de estudiar cuatro años dentro de la carrera de Música Argentina en el Conservatorio Manuel de Falla. Haberme encontrado con él me motivó a tocar el bajo de seis cuerdas y a trabajar sobre el desarrollo del bajo solista. Soy un guitarrista devenido en bajista, pegué la vuelta entera. De la guitarra al bajo de cuatro cuerdas, para pasar al de cinco, llegando finalmente al de seis. Muchas veces, y sobre todo en mis canciones, el bajo toma un rol preponderantemente armónico, trabajando no solo el registro bajo sino también el medio y el agudo, haciendo las veces de un piano o de una guitarra.
-¿Cuándo comenzaste a tocar el bajo? -Empecé a tocar el bajo fortuitamente: una persona que no conocía, al día de hoy un entrañable amigo y compañero de aventuras, me convocó para tocar el bajo sobre algunas de sus canciones. Le aclaré que no me dedicaba al bajo, pero me había escuchado en una zapada con amigos tocándolo. Empecé juntándome con él dos veces por semana a tocar ese repertorio. Esa fue la piedra basal de mi recorrido bajístico, aprender tocando.
El oído escucha
- ¿Qué artistas actualmente hay en tu playlist? -Este último tiempo estuve escuchando sextetos de tango, sobre todo el sexteto de Osvaldo Fresedo y el de Julio de Caro. También estuve revisitando a Bebo Valdés y a Miguel Zenón. A nivel local, me gusta mucho el nuevo material de Melile, Agathe Cipres y Natalia Spiner.
- ¿Qué aspectos de tu biografía se reflejan en tus canciones? -Creo que en mis canciones se puede reflejar la influencia de la música de los lugares que tuve la suerte de conocer durante mi vida. Es ahí donde radica muchas veces la mixtura de géneros y de estilos. La posibilidad de viajar favorece a una vinculación más genuina con la música de otro lado. A un entendimiento más cabal de cómo se toca y cómo se piensa en relación a cómo es el lugar en el que se vive, cómo es la sociedad y qué rol tiene la música en esa geografía. Es absolutamente enriquecedor para el alma y para los oídos escuchar músicas folclóricas en el lugar en donde se gestan y se manifiestan.
- Háblanos de EP debut María que se lanzó a fines del 2020 en plena pandemia y ahora te encontrás promocionando el videoclip. ¿Cómo fue la preproducción de este proyecto musical? -Para realizar María no me quedó otra que aggionarme y hacerme amigo de softwares orientados a la producción musical. Antes de la pandemia los utilizaba, pero en pleno confinamiento fue que tuve que vincularme de otra forma para poder exprimir esa herramienta y lograr sentirme a gusto con mi trabajo como compositor, arreglador, intérprete y productor dentro de María. Armé un boceto con mitad de instrumentos reales, mitad instrumentos virtuales y le mandé las partituras a Axel Filip ,Tomás Melillo y Patricio Bottcher. Batería, guitarra eléctrica y clarón respectivamente. Les pedí que además de lo escrito, me manden otra toma con ideas suyas, improvisadas. Lo que quedó finalmente fue una fusión entre lo escrito y lo improvisado. Quedé muy contento con el resultado final.
-¿Cómo has ido evolucionando a través de tus composiciones, vivencias? -Creo que con el correr de los años y la experiencia de dirigir ,escribir y tocar en grupos grandes moldearon mi capacidad de trabajo para poder escribir música de forma más orgánica. Al principio, sobre todo los primeros ensayos de Juan Izkierdo Grupo ,era un poco caótico. Las ideas estaban buenísimas, pero su transmisión y sus correspondientes partituras no eran del todo claras. Fui aprendiendo a escribir más claramente y a darle más libertad a los y las músicas con quienes trabajo dentro de un marco estético cada vez más delicadamente curado. Hace algunos años que trabajo como copista y eso también favoreció muchísimo mi práctica partituril, como presentar una partitura lo más prolija y claramente posible, como escribir o pensar determinado pasaje musical de la forma más práctica... detalles que parecen nimios, pero que son indispensables para una praxis musical donde lo único que tiene que ser importante (algo que parece obvio, pero que a veces no lo es) tiene que ser poder tocar con el corazón.
