Ezequiel Re


Será que no caigo. Recordaba el primer partido que me tocó cubrirte. Torneo del Interior 1990. El DT era Víctor Geréz y te eliminó Deportivo Galaxia de Puerto Iguazú. Mirá si pasaron torneos, alegrías, tristezas.


En la noche previa del partido ante Talleres de Córdoba, tuve la oportunidad de cruzar un par de mensajes con Juan Hermida. Médico e hincha del Patrón. Recordaba su debut como profesional del Santo. Año 2007 en Morteros ante 9 de Julio. El equipo paró en una pensión de Brinkmann (Córdoba).


Y podríamos enumerar miles de historias. Ahí está la base de esta alegría para toda la vida. De la leyenda Santa.


El sacrificio de un club que siempre lo intentó. Siempre. Desde los 90 buscando ascender. Nunca bajó los brazos el Patrón.
Y no siempre fue bien visto eso. La frase hiriente del qué queres con Patronato, o las canchas semivacías. Y el Negro machacó igual.


Entonces hoy no sale nada para escribir. Porque hay tanto qué decir que, en algún lado de la cabeza, de la mente, algo se paraliza.


Me sale decir que Sava no se tiene que ir. Que la Libertadores será una realidad. Amén de que tengas que jugar en la B Nacional. Qué dilema para vos.


Me sale decir que fue un día intenso. Ví a Muller y Marzo en la tribuna. Vi al pibe de Villa Mercedes llegar para alentarte con sus 7 añitos. Vi a otro nene llorar de emoción. No se olvida más su viaje a Mendoza.


Vi a hinchas históricos, desde el 78, con sus hijos y nietos envueltos en la camiseta roja y negra. Ahí en el Malvinas.


Hablé con colegas que tuvieron la suerte de estar ahí. Charlé con Ivo, el hijo de Rubén Gey, el relator de la comarca rojinegra. Llevó su credencial 2022 para homenajearlo.


Y miré el partido a solas. Quince minutos iracundos de Talleres, parejo en unos pocos momentos e impredecible en otros.


Altamirano fue clave. Y Quintana un bohemio de la cancha, juntando fuerzas para cumplir con su rol de caudillo.
Banega hizo un gol de carambola y vi el dolor de los hinchas de la T por el objetivo no alcanzado. Mis respetos para un gran club.


Otra obra de arte táctica de Sava, con cambios que dieron resultados y una filosofía de vida futbolera que nos sigue dejando boquiabiertos.


Estoy conmovido. Patronato va a la Libertadores y a Emiratos Árabes. Me conmueve todo. Nos movieron el piso.
Y movilizaron a la ciudad y la provincia que hoy te aplaude y felicita.


Escucho historias. La de Banega y Estigarribia que trabajaban de albañiles para luego ir a entrenar a Pronunciamiento, en Defensores.


Recuerdo a mi vieja, llamando por teléfono esos domingos para preguntarme como salió Patronato. “Perdió, pero ya va a ganar”, le decía. Vieja, te amo y te extraño. Y hoy te diría que ganó.


Leo que vas a Emiratos Árabes para jugar contra Boca por la Supercopa, con un premio de 1 millón de dólares.
Con orgullo paseaste por todas las categorías del ascenso. Con la cabecita levantada. Y tendrás que jugar 2023 en la B Nacional.


Todo es raro en tu vida. Descendiste. Pero la gente te despidió en medio de una fiesta, en tu mejor campaña. Descendiste y clasificaste a la Copa Libertadores. Descendiste, pero te consagraste campeón de la Copa Argentina. Descendiste, pero la gente te ama como nunca. Descendiste, pero vas a jugar a Emiratos.


Vendrán tremendos desafíos. La felicidad tiene raras formas de manifestarse. En medio de lo que tendría que ser una profunda tristeza por decirle adiós a la Liga Profesional, aparece el premio mayor. Patronato de la Juventud Católica. Patronato de la Libertadores de América.


Es irracional lo que te pase en la vida futbolera. Un divague. Una pesadilla feliz. Un sinnúmero de sentimientos desordenados.


Sos la locura más cuerda que ha pasado por mi vida.