El cantautor y escritor rosarino presenta la “Colección Infinito”, un compendio de 13 libros de poemas suyos en torno a la belleza de los suburbios, publicado por la editora independiente Soquete Terrorista. Y la cita será en el marco de la Feria Marea en la Casona (San Lorenzo 2157), este domingo desde las 19, donde además habrá audiovisuales con poetas invitados de todo el globo y musiquita de Thito Amante en su acordeón.
Habrá humor, empanadas y Amargo Obrero, y presentan al autor los escritores Beatriz Vignoli y Juan Aguzzi. Los libros, cada uno con su título y contenido poético, fueron cosidos a mano por sus editores uno a uno, y se conseguirán este domingo en el marco de su presentación.
El autor de innumerables canciones del acervo local dio un adelanto sobre cómo se origina la idea de presentar todos sus poemarios en esta colección: “La idea fue saliendo de ver cómo realizaba esa tarea ardua y generosa de editar en forma independiente a autores/as nuevos y a veces, reeditar títulos no valorados por editoriales que se han olvidado de grandes obras. Entonces me sobrevino unas ganas enormes de empezar a publicar de esa forma: artesanal, con un fondo independiente y ver cómo se gesta un libro: desde su compilado, curatela, y hasta la fabricación cosida a mano que por otra parte son más fuertes y resistentes que los de las grandes editoriales monstruosas que piensan en bestsellers. Lisandro Murray además es un amigo que sabe de libros y disfruta de su trabajo, que no es ni más ni menos que la difusión y proliferación de libros bien terminados, bien editados, y además necesarios y baratos”.
En torno al origen de esta serie eterna de poemas, Abonizio aseveró que “vienen del aire, de frases en mis cuadernos, en el teléfono y hasta en mis paredes. Vienen de imaginarme mundos que no existieran si uno no los pone en oraciones: ser un dios de las cosas invisibles que no espera nada de sus creyentes. Si lo leen, bien. Si no, ya está hecho. El mundo parece que cambia cuando uno escribe. Magia pura, alquimia y juego de palabras. No importa si no lo entienden: mi felicidad consiste en la sonoridad del alfabeto, no en contar cosas necesarias y crónicas reales. Nada de lo que escribo existe de un modo literal”.
Los 13 libros se adquieren solos o también en bloque juntos, y sobre esto advirtió el autor: “Recomiendo medicarse si los van a leer todos juntos: escribo profuso. No soy livianito. Seguramente ningún concejal va a ir: no les gusta la poesía, salvo excepciones que las imagino pero no doy fe. Algunas señoritas sensibles tal vez, pero no espero nada de nadie de esos ámbitos. He devuelto los premios que me han otorgado porque era como si me los hubiese ganado en una rifa: no se dan podios sin conocer la obra del premiado ¿no? Sería coherente que impulsen lo nuevo, lo inédito, lo joven. Pero repito: no creo que disfruten de la lectura”.
En torno a sus proyectos en puerta adelantó: “Tengo cinco o seis libros listos para editar en el invierno, de poemas, narraciones y contratapas del Rosario 12 adaptadas. Soy verborrágico para escribir y hasta donde sé mi única adicción es escribir mucho”, y afirmó que “es una droga buena, gratis y ni precisa de dealer alguno. Uno mismo es el proveedor. No se maten con porquerías: escriban, escriban y escriban”.