Aunque antes, su papá y su tío habían disfrutado del rugby desde adentro, al colonense Iván Buriano el vínculo con el deporte de la ovalada le llegó prácticamente de manera casual. A través de unos amigos de la escuela secundaria que ya lo practicaban, dio sus primeros pasos allá por 2010, cuando tenía 16 años. Aquella invitación, a pesar de que fuera tomada como una distracción o un hobby, implicó para el entrerriano, un punto de partida.
Hoy, a sus 29, el polifuncional jugador surgido en el Colón Rugby Club, afronta un presente destacado en su temporada estreno junto a Trébol de Paysandú, uno de los elencos que prevalecen en la República Oriental del Uruguay. De hecho, se trata de la entidad que defendía el título logrado en 2022 y fuera reciente el subcampeón, posicionándose detrás de Old Christian’s de Montevideo.
Con sus distintivos tatuajes y una presencia que impone seriedad y respeto, Iván es una persona noble y muy querida en el ámbito litoraleño. Hijo de José Luis y Rosa; hermano de José Ignacio, no olvida de sus raíces. “Siempre voy agradecerles a Sergio Giacomozzi, Damián Falco, Walter Tohaig y Gonzalo Martin, mis profes, por la dedicación y el sacrificio que le metieron a mi enseñanza y le ponen día a día para que Colón RC sea cada vez más grande”, valoró en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS.
SUS INICIOS
“Las primeras prácticas estaban muy buenas y eran muy divertidas. Era todo a pulmón, gracias a varios amantes del rugby colonense de camadas anteriores, ya que no había una estructura institucional sólida. Entrenábamos en el parque, bajo termas, en una cancha de fútbol… Siempre en diferentes lugares con tal de no parar y seguir fomentando el rugby”, contó.
“A eso de 2013, cuando promediaba mis 19 años, empecé a tomar más serio el deporte, poniéndole mucha constancia y sacrificio, ya que había dejado de ser un hobby… ¡Empezaba a ser una pasión!”, exclamó.
“Colón RC para mí, significa ‘familia’... Es un club que se construyó con esfuerzo. Es un club donde las personas trabajan muy duro día a día para que los jugadores solo piensen en entrenar y nada más. La gente ayuda sin pedir nada a cambio y todos esperan a cualquiera con las puertas abiertas para sumarse o aportar su granito de arena paraque el club crezca. Fue un club que por muchos años nunca tuvo nada y con el tiempo, muchas personas trabajaron duro para que hoy en día sea lo que es hoy: ¡Un club grande! ¡Más que un club, una familia!”, remarcó.
UN AÑO PARA RECORDAR
Este 2023 no será un año más en la vida de Iván Buriano. Su llegada a Trébol de Paysandú -donde además juega el también colonense Brian Vergara y el concordiense Carlos Ibarguren- marcó un antes y un después en su carrera. Fue un punto de inflexión, tras haber pasado por la Primera División y ser campeón del Desarrollo en 2021 con Colón RC y representar en varias oportunidades al seleccionado entrerriano Desarrollo.
-¿Qué te impulsó a cruzar el charco y vincularte a Trébol?
-Sabía que iba a encontrar un mejor nivel en lo deportivo… ¡Solo tenía que animarme a llegar! Me impulsaron varios amigos que juegan en Trébol, así como las ganas que tenia de encontrar mi mejor versión. Sabía que me tenía que esforzar el triple de lo que lo venía haciendo para estar a la altura.
El club me recibió con los brazos abiertos. Me hicieron sentir uno más de la familia. Hay un muy buen vínculo entre Trébol y Colón RC. Trébol en este caso también me ha enseñado muchas cosas tanto en personal como en lo deportivo. Es un club muy parecido a Colón RC. Es una gran familia, en la que muchas personas dejan muchas cosas de lado y le ponen mucho esfuerzo y sacrificio para que a los jugadores no les falte nunca nada y solo se preocupen por entrenarse. Es un club lleno de buenas personas.
-¿Qué balance hacés de esta temporada?
-En lo grupal creo que fue muy positivo. Es un grupo que viene trabajando hace muchos años para ser lo que es hoy: un club que siempre está dentro de los cuatro mejores del Campeonato Uruguayo. Y, en el plano individual, fue un año muy importante que me dejó con ganas de seguir mejorando.
- Dado que a lo largo de tu carrera jugaste en cuatro o cinco puestos diferentes, ¿cómo ha sido tu adaptación a cada lugar que te tocó ocupar?
-Soy una persona que pongan en el puesto que me pongan, voy a dar lo mejor de mí. Yo quiero jugar, sea en el puesto que sea. En Colón RC he jugado la mayoría de veces de tercera línea y de centro. Son las posiciones que más me gustan y que más cómodas me quedan. Cuando me fui a Trébol, tuve que aprender a formar en posiciones nuevas como de segunda o primera línea. Segunda se me hacía mucho más fácil, pero estar en la primera línea implicó para mí una guerra constante, al tener que entrenar cosas puntuales en el gimnasio o en los entrenamientos. Obvio que con la ayuda de grandes primeras líneas que tiene el club todo fue mucho más fácil, más allá de que me falta mucho por aprender.
-¿Cómo se vive el rugby uruguayo?
-El rugby uruguayo se transita de una manera hermosa y en lo personal lo vivo como una lucha constante día a día, con el afán de crecer en individual y colectivamente. En Paysandú me encontré con un nivel muy superior y muy dinámico a lo que estaba acostumbrado a jugar. Hay que ser muy constante y disciplinado y entrenar mucho para no pasarla mal dentro de la cancha.
El club tiene una gran proyección y siempre aspira a llegar lo más alto posible.
-¿Cuáles son tus proyectos deportivos a futuro?
-En lo personal mejorar día a día y poder brindarle al club lo mejor de mí hasta que el cuerpo me lo permita.