Unión metió, sufrió y se salvó con los pibes
El equipo dejó todo en la cancha, la gente lo festejó como si hubiese ganado un campeonato pero no se olvida de la tensión que acumuló en el año y gritó también contra la comisión.
El equipo dejó todo en la cancha, la gente lo festejó como si hubiese ganado un campeonato pero no se olvida de la tensión que acumuló en el año y gritó también contra la comisión.
Esa invasión de hinchas que festejó con sus jugadores como si hubiesen ganado un campeonato, que dieron rienda suelta a la alegría y también descargaron esas emociones contenidas, ese sufrimiento que tranquilamente se podría haber evitado, fue el cierre de una de esas jornadas que difícilmente olvidará el hincha de Unión.
Mañana mismo será el tiempo de una autocrítica profunda, de un reconocimiento honesto de errores, de un balance que tiene que ser muy justo y preciso para no volver a someter a la gente a este sufrimiento que, insisto, se podría haber evitado.
Mientras tanto, hay que festejar. Es lo que hay, lo que tiene a mano el hincha. Ocurre que hubo tanta tensión contenida, que el desborde era el esperado. Fue un año duro, de mucho aguante por este plantel juvenil, integrado por muchos chicos que vienen de las entrañas del club. Pero también fue un año de pocas alegrías y de mucha preocupación. De enojos justificados que hay que asimilar, por parte de la dirigencia, para pensar en un Unión que pelee otra cosa y no por mantenerse.
Algunos hinchas invadieron la cancha para festejar la permanencia.
Foto: Diario El Litoral.
Era inevitable que se los nervios gobernaran a Unión. No había forma de evitarlo. Quizás si el gol hubiese llegado antes, era otra cosa. Pero fue a los 36 minutos, cuando Kevin Zenón, el mejor de Unión y del partido en ese primer tiempo, clavó un tiro libre estupendo que se metió en el ángulo superior derecho de Rojas. No había pasado nada. O casi nada hasta ese momento. Sólo un mano a mano de Domina, que jugó bien abierto por derecha y obligado al ida y vuelta, pero que en esa jugada puntual apareció por el medio para recibir un pelotazo largo desde el sector defensivo de Unión, para dominarla y quedar solo ante Rojas, que le tapó con los pies el remate que llevaba destino de gol.
El Kily cambió el esquema. Fue un 4-4-2 algo flexible, con Domina bien tirado por derecha y Zenón (el mejor de todos) por izquierda, en tanto que Pardo se paraba posicionalmente como “5” (le costó encontrar el partido) y Luna Diale se volcaba hacia la izquierda tratando de armar una sociedad con Zenón y con la subida de Corvalán.
Pero así como le costaba a Unión, también pasaba lo mismo con Tigre. Estaba mucho más tranquilo el equipo de Pusineri, se notaba, pero no tenía profundidad. Con Menossi como eje, su fluidez en el juego era superior a la de Unión. Pero esto, a excepción de un par de jugadas aisladas, se diluía en las inmediaciones del área. Entre Molinas y Prieto buscaban complicar a un Vera que estuvo más contenido (lo tenía a Domina por delante), mientras que Forclaz y Reniero intentaban escaparle a los zagueros en base a movilidad.
Unión se repitió mucho en los centros. Un poco por la falta de claridad, pero en realidad lo que se intentó fue un juego más directo. Morales y Orsini tuvieron la misión de ir al forcejeo con los centrales rivales, que resolvieron bien el juego aéreo. Fueron muchos los centros que llovieron sobre el área de Rojas, pero pocos los que se pudieron capitalizar.
Uno de ellos, en el cierre del primer tiempo, le pudo dar más tranquilidad a Unión. Desborde de Domina por izquierda, centro pasado y Orsini estira su pierna, alcanza a rozar la pelota y se la “saca del buche” a Zenón, que entraba por detrás suyo.
El “Vamos, vamos los pibes” empezó a escucharse en el 15 de Abril. Faltaban 45 minutos que iban a ser estresantes. Unión lo ganaba pero sin sobrarle nada. Y era clave la estrategia del Kily, para entender el partido y jugarlo con mucha inteligencia.
El adelantamiento sin peligro de Tigre provocó que se abrieran espacios para el contragolpe. Y la jugada más clara fue una excelente jugada que armaron Corvalán (caudillo y emblema del equipo) y Luna Diale por izquierda, que terminó con un centro que paró con el pecho Domina y metió una volea espectacular que tapó el bueno de Rojas.
Empezó a mover el banco el Kily. Lo sacó a Pardo, que estaba amonestado, para ponerlo a Tanda, mientras que con Banega por Orsini agregó otro volante al sector medio, más un poco de aire al ataque con Juárez, que entró por un generoso Domina, que se “inmoló” por el equipo en una función sacrificada, más un Del Blanco que ingresó para reemplazar a una de las grandes figuras que tuvo Unión: Kevin Zenón.
Tigre no lastimaba, Unión se defendía bien con una gran actuación de Paz y Calderón, más ese emblema que tiene muy bien ganada la cinta de capitán y que se llama Claudio Corvalán. Había espacios para contragolpear, pero no había claridad ni tampoco había piernas para capitalizar esos espacios. Lo había tenido Domina, luego también pudo aprovecharlo Morales pero su remate, forzado y tirándose al piso, se fue afuera.
La tensión se vivía, adentro y afuera. Ya no importaban las formas, había que aguantar, dejar todo en la cancha (cosa que se hizo) y esperar el final. El Kily había dicho que estaba “prendido fuego”. Pues bien, “prendió fuego” al equipo. Pero para bien. Fue el fuego sagrado que su equipo necesitaba. Más allá de sus limitaciones, de sus dudas, de esa falta de gol que lo persiguió durante todo el año, de la tremenda carga emotiva de un plantel muy joven, pero que, como siempre ha pasado con Unión, son los pibes del club quienes aparecen para salvarlo.
La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.