En medio de varios reclamos a los gobiernos de la provincia y la Nación, un grupo de apicultores autoconvocados de Santa Fe comparó su situación, en torno al costo que deben afrontar en la compra de tambores para poder vender miel a granel con destino a la exportación, con la que denunciaron los ganaderos sobre el precio de la vacuna antiaftosa.
“Me suena exactamente igual”, dijo el coordinador de la agrupación, Antonio Copes, tras explicar que cada tambor hoy les cuesta unos $ 80.000, equivalente a un 23% del valor de la miel que pueden cargar. “Nosotros lo compramos pero no se nos devuelve; todo lo contrario, se nos descuenta”, por lo que esa carga se la pagan $ 270.000.
El paralelismo con la vacuna antiaftosa surge al considerar que sólo hay dos proveedores en el país de esos tambores, que a su vez están regulados por una resolución de Senasa que establece las características técnicas que deben cumplir (color, kilos, material, código de barras, etc). La normativa impide utilizar otro recipiente, que por ejemplo podría importarse a menor valor. “Si traes uno de Brasil, color amarillo, por más que sea mejor y más barato, el exportador no te lo va a comprar; o te la compra y te lo devuelve y te hace pagar el que Senasa indica”, resumió Copes.
El planteo surge en medio de una crisis muy profunda, producto del estancamiento del precio de la producción. “Hoy cobramos lo mismo que hace 4 años: u$s 1.20 el kilo de miel para exportación; mientras todos los insumos aumentaron al ritmo de la inflación, sobre todo los tambores, que fabrican sólo dos empresas”, remarcó.
En este contexto, lo que debiera ocurrir -dijo- es “que la resolución de Senasa sea más amplia; que el productor pueda poner cualquier envase apto para el consumo humano; hay muchos que se podrían usar, mucho más baratos que un tambor de chapa” .
La cuestión de los tambores, en realidad, es parte de un reclamo más amplio en medio de la crisis del sector, por la cual este mismo grupo de autoconvocados salió a las rutas en 2023 para llamar la atención de las autoridades. En Santa Fe, ahora reclaman que la actividad no está contemplada en el presupuesto y, por lo tanto, no hay partidas para asistir al sector ante situaciones coyunturales. “Este año no tienen este dinero”.
De todas formas, los apicultores autoconvocados fueron atendidos por las autoridades del Ministerio de Desarrollo Productivo y entregaron una lista de prioridades, que serían tratadas en una próxima reunión de la Mesa Apícola Provincial. Mientras tanto, desde la cartera les dijeron que gestionarían créditos blandos para el sector.
“Estamos empobrecidos y desanimados”, resumió Copes. Para dimensionarlo, relató que “un traje de apicultor vale $ 200.000” (el 75% de un tambor de miel); y que “las camionetas se caen a pedazos, son modelo 60 o 70; es una actividad que casi no deja rentabilidad”. Para sostenerse, “todos son albañiles o pintores, hacen de todo para poder mantener la abejas vivas”.
Por eso también apeló a las autoridades del país. “Necesitamos un apoyo inminente del gobierno nacional; por ejemplo que nos saque las retenciones”, planteó. O bien “buscar una manera para que el productor pueda vender la miel de otra manera, por ejemplo tipificar y que se venda por floración como en Europa”.
En definitiva, el objetivo es evitar que se extinga la actividad. “En internet ves que se venden cajones, se venden abejas, hay un montón de gente queriendo dejar y no hay recambio generacional, que es lo más triste”, alertó.