Resulta imposible pensar a la historieta argentina sin los nombres de Alberto Breccia y Carlos Trillo. Tal es su importancia. La dupla es reconocida a nivel mundial, tanto por sus trabajos de manera conjunta, como por aquellos en los que han trabajado con otros artistas. Breccia en la faz gráfica sentó las bases de un estilo propio, admirado y adoptado por un sinfín de colegas. Los claroscuros del dibujante estuvieron presentes en obras como “Sherlock Time”, “Ernie Pike”, “Mort Cinder”, “Perramus”, adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe y “Los mitos de Cthulhu”.
Carlos Trillo, por su parte, como escritor colaboró con numerosos historietistas argentinos poniendo su firma en trabajos como “El Loco Chávez”, “Las puertitas del Sr. López” y “Clara de noche”.
Desde mediados de los ´70 sus caminos se entrelazaron e iniciaron una relación laboral que se plasmó en novelas gráficas como “Un tal Daneri” (1974), “Nadie” (1977) y “Buscavidas” (1981).
En efecto, la última de ellas recientemente fue publicada gracias al trabajo mancomunado de los sellos Doeyo y Sector Editorial, acercando al público un verdadero clásico de la historieta nacional.
La obra se presenta por primera vez de manera completa en una edición local, conteniendo los números publicados originalmente en la revista de “Superhumor”, con el agregado de un capitulo inédito que vio la luz en el exterior.
Se trata de una compilación de historias cortas (van desde las seis a las ocho páginas de duración), autoconclusivas, en las que se nos presenta a la figura del “Buscavidas”, un personaje oscuro que, de manera morbosa, recopila historias trágicas perpetradas por los seres humanos. No hay finales felices, ni redenciones, un trabajo en el que abundan las miserias y mezquindades. El pesimismo reinante está atravesado por la época en la que fue concebido, sobre el final de la dictadura militar argentina.
"Carlos Trillo y Alberto Breccia crearon a este Buscavidas entre 1981 y 1982, galvanizando así los alcances del proceso de ceguera inducida en la sociedad por la Dictadura; y lo hicieron justo cuando entraba en su debacle final, signada sobremanera por la experiencia trágica de la Guerra de Malvinas. Con su imagen cetácea y abismal, el Buscavidas remite a una Moby Dick de cabotaje, moviéndose por zonas liberadas para cazar anécdotas, que es otra forma de cazar personas. Pero en realidad, el periplo citadino del protagonista es un despiadado descenso al inconsciente colectivo de una generación en zozobra. Su viaje condensa el giro epocal de una nación en tránsito del desasosiego a la esperanza, de las tinieblas a la luz, de la Dictadura a la Democracia".
“Buscavidas” aún puede conseguirse en forma de preventa a un precio promocional en distintas comiquerías del país, así como en la tienda web https://sector2814.mercadoshops.com.ar/.
La obra
“Buscavidas” se presenta en un tomo de tapa blanda, en blanco y negro, compuesto de 112 páginas que responden al clásico formato de 24 x 17 cm. Reúne los 13 episodios de la serie producidos para la revista Superhumor (recordada publicación de ediciones La Urraca) entre 1981 y 1982, además del magnífico capitulo llamado “Caleidoscopio”, un homenaje a H. G. Oesterheld donde el personaje principal se cruza con los protagonistas de “Mort Cinder”. Si bien es cierto que esta historia vio la luz a fines de 1985, solo lo hizo para el mercado italiano teniendo que esperar los lectores argentinos hasta mayo de 2006 cuando se plasmó a través del libro Breccia Negro 2.0.
La novela gráfica se compone además de dos apartados. En el primero de ellos, “La Argentina entre consignas”, el periodista Fernando García sitúa al lector respecto al contexto en el que se perpetraron las historias, una Argentina presa del terror, bajo la dictadura militar. Entiende a “Buscavidas” como “la historieta argentina que mejor representó el efecto de la cultura del miedo sobre la Argentina de esos años”.
Sobre el final, como epilogo o “trastienda” (como es llamado), el editor Javier Doeyo repasa el recorrido de la obra en sus diversas ediciones a lo largo de los años, acabando con cierto misterio en torno al nombre del último episodio.
Sin embargo, la frutilla del postre tiene que ver con la inclusión de una serie de bocetos de trabajo de Breccia (conocido como el viejo) donde se puede apreciar su trabajo en lápiz y sus ideas en cuanto a la composición de las páginas. Resulta muy bello ver anotaciones personales del dibujante en los bocetos como, por ejemplo: “¡Calma en las Malvinas, nos hundieron el Belgrano!
Hasta allí lo que tiene que ver con la propia edición, una que por su contenido tiene el carácter de definitiva.
En cuanto al guion cada uno de los capítulos esta precedido por una frase del protagonista, como muestra podemos citar: ¿Para qué vivir la vida propia si hay tantas sueltas por ahí? Siguiendo la figura tradicional del antihéroe, Carlos Trillo nos presenta al “Buscavidas”, un inmenso sujeto, del que nunca sabemos su nombre, cuyo pasatiempo favorito es coleccionar historias trágicas, confesiones íntimas de completos desconocidos. Goza de una extraña facultad por encontrarlas en diversos lugares, como en bares, plazas, trenes o la misma calle. Las comparte a los lectores acompañándolas con sentencias y comentarios ácidos para finalmente archivarlas en una particular biblioteca, que de algún modo sirve como testimonio de una sociedad miserable y degradada. Son historias autoconclusivas, dueñas de un mensaje contundente donde abundan sentimientos como el odio, la envidia o la avaricia. Trillo incomoda e interpela a los lectores, juega con su tolerancia enfrentándolos a personajes y actitudes mezquinas y perversas que exponen lo peor de los seres humanos. Existen nietas que rifan a sus abuelas, representantes que son capaces de asesinar con tal de recobrar algo de popularidad o esposos capaces de mutilar por celos. El mayor mérito del autor es conseguir que estos personajes sean atractivos, encontrando en el humor y el sarcasmo la mejor herramienta para surfear estos dilemas morales.
Otra de los puntos a destacar es sin dudas el contexto en el que se publicó la obra. Una dictadura militar donde se cometieron violaciones masivas a los derechos humanos frente a los que parte de la población decidió mirar para otro lado. Fernando Ariel García en el prólogo de la edición habla de una santísima trinidad compuesta por “No te metás. Mirá para otro lado. Algo habrán hecho”. “Cuando no tiene una historia ajena de la vida real, el Busca mira historias ajenas en la televisión y en el cine. Con tal de no ser el protagonista, cualquier cuento le viene bien al tipo”.
Los dibujos responden al tono del guion. Es un trabajo de Breccia estupendo que se destaca por la ausencia de matices grises. Se juega todo por el todo con el blanco y negro, algo que no debería sorprender a los seguidores de su trabajo. Sus personajes son deformes, grotescos y algo desproporcionados, casi como su integridad. Pese a la oscuridad reinante, abundan los detalles, cada viñeta está muy bien trabajada y planificada.
Doeyo y Sector Editorial presentan la edición impecable de uno de los mejores trabajos de la dupla Trillo/Breccia. A fuerza de un guion y dibujos aceitados, la novela gráfica consigue que las historias funcionen tanto de manera individual como de forma conjunta gracias a su trasfondo y marcado simbolismo. Una pieza infaltable en la biblioteca de cualquier amante de la historieta argentina.