El término “Cyberciruja” más allá de lo pintoresco que resulte encierra un fuerte compromiso y militancia. Todo aquel que se posicione tras sus filas, implícitamente se está enfrentando a arraigadas políticas de consumo que hacen del “descarte” una moneda corriente.

Los cybercirujas se definen, ante todo, como una agrupación que nuclea a distintas personas unidas por una lucha en común: “la pelea contra la obsolescencia programada y los oligarcas del dato”. De manera organizada intentan desterrar el concepto de “basura electrónica” y ofrecerles a los bienes informáticos una nueva vida, y porque no, un nuevo fin. Recolectan y reparan computadoras, por ejemplo, para donarlas a distintas instituciones, asociaciones civiles y personas que lo necesiten. Lo hacen al tiempo que proponen la utilización de tecnologías basadas en el software libre, como una suerte de evangelización. “Estas últimas permiten no solo darles una sobrevida a los equipos, sino también brindan la posibilidad de tener soberanía tecnológica, permitiéndonos ser los dueños de los espacios digitales que habitamos”, informan en su página web.

En Rosario están representados por el colectivo Hackfun que, además de perseguir estos mismos objetivos, cuenta con una agenda de actividades propia que va mucho más allá del reacondicionamiento de componentes informáticos. “Somos una comunidad inclusiva que comparte una gran variedad de intereses: la curiosidad, y el entusiasmo por el trabajo colaborativo y con impacto social. Nos interesan (entre tantas otras cosas) la programación, la electrónica, la cultura libre, la retrocomputación, los videojuegos (viejos y nuevos), la música y el arte, y también somos la Célula Rosario de Cybercirujas. Somos activistas de la seguridad y la privacidad en la vida digital, la cultura y el conocimiento libre, y trabajamos para fomentar la inclusión y la diversidad”.

El evento está organizado por el colectivo Hackfun y nuclea a distintas personas unidas con la idea de enfrentar políticas de consumo y desterrar conceptos como el de “basura electrónica”.Foto: Gentileza.

El próximo sábado 31 de agosto estarán organizando en la ciudad el “2do Encuentro Federal Cyberciruja” donde se espera la presencia de numerosos cybercirujas de la región y de países limítrofes como Uruguay y Brasil. El evento se desarrollará desde las 11 hs en las instalaciones del Centro de Expresiones Contemporáneas (Sargento Cabral y el Río) con una entrada totalmente libre y gratuita.

Al igual que lo acontecido en la primera edición (realizada en el mes de noviembre en Córdoba) se brindarán charlas, talleres y habrá una exposición permanente.

Se esperan muchas sorpresas, entre ellas, la presencia de una suerte de olla popular informática de la que se podrán obtener componentes reciclados para su uso con el compromiso de alimentarla con nuevos dispositivos para reacondicionar.

“Por otro lado, también buscamos abrir las puertas a toda la comunidad, generando un espacio familiar, ameno, divertido y de aprendizaje mutuo en el que cualquier persona que asista, sea cyberciruja o no, pueda aprender, conocer y empaparse de los distintos saberes que nuestra comunidad ha ido construyendo a lo largo de estos años de trabajo colectivo y mancomunado”.

En resumen, no es necesario contar con conocimientos previos de computación o de electrónica, la idea es compartir y que los interesados puedan sumarse y participar. Incluso han abierto una convocatoria para aquellos que quieran aportar de manera más activa en el evento. Para mayor información el público puede contactarse con las distintas redes sociales de Hackfun.

El evento está organizado por el colectivo Hackfun y nuclea a distintas personas unidas con la idea de enfrentar políticas de consumo y desterrar conceptos como el de “basura electrónica”.Foto: Gentileza.

Acerca de Hackfun

Hackfun es ante todo una comunidad. Se inició formalmente en el año 2019 de forma online y al poco tiempo comenzó con algunas reuniones y charlas de manera presencial en espacios que se iban alternando. Su punto de despegue se dio cuando irónicamente el mundo parecía estar en suspenso. La llegada de la pandemia obligo a muchos a enfrentarse diariamente a las pantallas ya sea para trabajar o estudiar, pero claro no todos tenían la suerte de contar con esos dispositivos. Desde ese momento se pusieron manos a la obra y comenzaron con la actividad de “reacondicionamiento” que se extiende hasta nuestros días.

“Nuestros proyectos están determinados por los intereses de los integrantes de la comunidad. Nuestras actividades varían día a día, aunque también tenemos proyectos que ya llevan un tiempo significativo funcionando y que consideramos "estables".

Hacemos "reparatones", nos juntamos a programar, a experimentar con dispositivos (nuevos o retro), y a enseñarnos cosas mutuamente. También organizamos charlas y eventos para compartir nuestros intereses con el resto de la comunidad. Resolvemos problemas y nos planteamos nuevos, conocemos gente interesante y diversa, y hacemos nuevas amistades”.

El año pasado dieron un segundo gran paso cuando se instalaron de forma regular en el espacio Experimenta ubicado en el primer piso del Centro Cultural La Toma (Tucumán 1349). Se juntan allí una vez por semana, todos los miércoles, a partir de las 19. La posibilidad de contar con un espacio físico facilito no solo el crecimiento de la comunidad sino la ampliación de muchas de sus actividades.

En “Hackfun” podes desarmar compus, impresoras, monitores y todo tipo de dispositivos para aprender e intentar arreglarlos o rescatar componentes que sirvan para otros proyectos; instalar y configurar Linux en las computadoras que posteriormente van a ser donadas; y finalmente adquirir una formación y compartir experiencias vinculadas al desarrollo de software. Sin embargo, aclaran, no todo es trabajo.

“Los encuentros de Hackfun son una excusa para socializar, conocer gente con intereses afines, con distintos conocimientos, que viene de distintos ámbitos y con distintas experiencias.

El propósito fundamental de Hackfun es ejercitar la creatividad e incentivar proyectos colaborativos. Creemos que la vida cotidiana y la rutina del trabajo entumece nuestra capacidad de crear, de sentir curiosidad, de analizar los problemas y pensar soluciones de formas no convencionales.

Buscamos la inclusión y la creación de un espacio seguro en donde todos puedan participar, ser escuchados, respetados y valorados. En un espacio en donde todos piensan igual, siempre van a circular las mismas ideas, por eso creemos que la diversidad es un aspecto clave para generar un intercambio original y diferente”.

El trabajo realizado por el colectivo es de carácter voluntario. Sus integrantes, ante todo, disfrutan la actividad sin perseguir beneficios económicos. “Somos un grupo independiente y no contamos con financiación ni subsidios de ninguna clase, por lo que nos sustentamos gracias a las donaciones voluntarias de nuestros miembros”.