Dado el contexto económico actual, la televisión abierta ha decidido poner cuanto menos en pausa su apuesta hacia las ficciones. El grueso de las producciones se ha mudado a las plataformas de streaming, un hogar un poco más libre respecto a las presiones propias del rating. Una de las tantas que asomó en este último tramo del 2024 es “La voz ausente”, un efectivo thriller psicológico basado libremente - algo en lo que pone el acento la serie desde sus títulos iniciales - en la novela de Gabriel Rolón.
Con el correr de los años el reconocido psicólogo ha visto cómo sus obras se han ido adaptando siempre de manera exitosa tanto al cine como a la tv. Como ejemplo podemos mencionar “Historias de diván” (2013), basada en el libro del mismo nombre y en “Palabras cruzadas” (2009); y “Los padecientes”, película dirigida por Nicolás Tuozzo, que recogía lo volcado en la novela publicada en 2012.
En “La voz ausente”, el actor interpreta por segunda vez a Pablo Rouviot, el protagonista de ambas novelas.Foto: Gentileza.
Así como no es la primera vez que un trabajo de Rolón se adapta a la pantalla, tampoco es la primera en la que Benjamín Vicuña se pone al frente de uno de sus personajes. De hecho, en “La voz ausente”, el actor interpreta por segunda vez a Pablo Rouviot, el protagonista de ambas novelas.
Para esta nueva adaptación, a cargo de Star Originals, se modificaron muchas de las sentencias plasmadas en el libro en pos de explotar principalmente la relación entre el dúo protagonista y el estilo de su director, cercano al cine de suspenso y terror.
El resultado es positivo. “La voz ausente”, crece en ritmo y escala en tensión a lo largo de sus escasos siete episodios cercanos a los treinta minutos de duración, cantidad que la convierte en una serie ideal para maratonear. Puede verse en la plataforma Disney+.
Así como no es la primera vez que un trabajo de Rolón se adapta a la pantalla, tampoco es la primera en la que Benjamín Vicuña se pone al frente de uno de sus personajes.Foto: Gentileza.
La serie
“La voz ausente” lo tiene a Gustavo Hernández como director. No es un detalle menor, el realizador uruguayo goza de una vasta experiencia sobre todo en lo que tiene que ver con el cine de terror. Es, en líneas generales, un muy buen creador de climas, atento siempre al apartado técnico e interesado en conseguir la excelencia visual. Así lo hemos visto en trabajos como “La casa muda”, “No dormirás” y “Virus 32”.
Aquí, si bien se pone al frente de un policial, nunca deja de lado el tono oscuro característico de su cine, una particularidad que vale la pena mencionar ya que diferencia a la producción de envíos similares.
La serie comienza con la llegada al país de Pablo Rouviot (Benjamín Vicuña), un reconocido psicoanalista proveniente de una familia adinerada, luego de transitar sus últimos años, radicado en España, brindando conferencias y charlas alrededor del mundo. Llega para asistir al festejo por los veinticinco años de matrimonio de su hermano José (interpretado por Federico Olivera) y su mujer, Candela (encarnada por Jazmín Stuart). Apenas unos días después del evento, el cuerpo de José aparece sin vida en su consultorio, un hecho al que la policía rápidamente cataloga como suicidio.
Pablo motivado por algo que le confesó su hermano en el marco de la fiesta, descree de la versión oficial, y encuentra en la figura de la agente Cecilia Bermúdez (Gimena Accardi) la aliada necesaria para hallar al culpable de lo que estima se trató de un asesinato. Bermúdez tiene sus propios intereses: es la hija de un oficial muy importante de la fuerza y verá en este caso la oportunidad perfecta para demostrarle a sus compañeros de lo que es capaz.
De manera conjunta emprenderán una frenética investigación que los llevará por distintos lugares hasta finalmente recaer en uno de los pacientes más jóvenes de José. Al mismo tiempo comenzaran a sucederse una serie de asesinatos evidenciando un cierto patrón o “modus operandi” del asesino quien parece adoptar para sus matanzas elementos presentes en grandes clásicos de la literatura como “Frankenstein”, “El hombre invisible”, “El jorobado de Notre Dame”, “Drácula”, “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” y “El fantasma de la ópera”.
La interacción y buena química entre Rouviot y Bermúdez es, sin dudas, uno de los principales motores de la trama. La misma se sostiene no solo por sus diferencias respecto al caso sino por una tensión sexual que crecerá con el correr los capítulos. De boca de ellos salen los mejores diálogos, así como buenas cuotas de humor y comentarios ácidos. Como punto en común, ambos arrastran un pasado trágico que ira develándose y que influirá en gran parte de la investigación.
Detrás se tejen algunas subtramas y capas narrativas que, si bien no todas funcionan por igual, se retroalimentan y son funcionales a un relato que necesita evidentemente explicar muchas cosas. Es en este terreno donde mejor funciona “La voz ausente”, una propuesta que consigue escapar de la mera búsqueda de un asesino, para invitar al público a adentrarse en la mente humana, sus demonios y sus propias contradicciones.
La serie se destaca también por la presencia de grandes secundarios entre los que se incluyen Susú Pecoraro, Germán de Silva, Gustavo Garzón, Gonzalo Urtizberea, César Bordón y Lorena Meritano, entre otros. Hernández permite el lucimiento de todos, aun cuando sus presencias son esporádicas.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Más allá del talento natural de Pablo Rouviot para desarmar los pensamientos y actitudes de las personas, muchas de sus teorías y predicciones (que terminan siendo ciertas) son un tanto caprichosas, sin un fuerte nexo con la realidad, en otras palabras, como que la pega casi de casualidad. Hay ciertas licencias que si bien aplican para la literatura no siempre lo hacen cuando se trasladan al formato audiovisual. En esos momentos la veracidad flaquea y la serie se pierde en un manojo de enredos y giros forzados. Cuando todo parece perdido, nuevamente consigue atrapar a su público.
“La voz ausente” cumple su principal cometido que es el de entretener. Visualmente es un producto a la altura de la plataforma que la aloja, goza de una atmosfera intensa y convocante. Su trama está plagada de suspenso, intriga, secretos familiares y cierto coqueteo respecto a los límites de la condición humana. Como punto negativo están sus baches narrativos que, sin embargo, se compensan con la buena interpretación de su dúo protagonista.
Créditos
“La voz ausente”, está compuesta por siete episodios de 30 minutos disponibles en Disney +. Esta producida por Pampa Films y Gloriamundi Producciones y dirigida por Gustavo Hernández (también showrunner de la serie). El equipo de guionistas está integrado por Juma Fodde Roma, María Meira, Carlos Zicanelli, Ginna Álvarez, y Leandro Custo.
De su elenco forman parte Benjamín Vicuña, Gimena Accardi, Jazmín Stuart, Federico Olivera, Susú Pecoraro, Francisco Vázquez, Gustavo Garzón, Tupac Larriera, Nicolás García Hume, Gonzalo Urtizberea, César Bordón, Lorena Meritano y Germán de Silva.