Newell’s no ve la hora de que se termine este tortuoso 2024. Sin dudas, fue uno de los peores años futbolísticos de la institución, al menos en este siglo. Basta con decir que llega a la última fecha solo con la expectativa de no quedar en la última ubicación de la tabla de posiciones. Encima, participará de una fiesta en la que todavía no se sabe si habrá celebración, pero indudablemente la “Lepra” no tiene cotillón ni torta. La referencia va para el rival que tendrá enfrente, Talleres, el popular conjunto cordobés que tiene buenas chances de conseguir el primer campeonato nacional de su larga historia, si derrota al equipo rosarino y si Vélez no logra ganar su encuentro ante Huracán, que es el tercer equipo con chances de conquistar la Liga Profesional. Más allá de esa apasionante definición, el técnico “rojinegro” Mariano Soso solo está pensando en rearmar el plantel para la temporada 2025.
Newell’s cierra este paupérrimo 2024 con mucho ruido externo y fundamentalmente interno. Como sucede en todas las instituciones que respiran fútbol, cuando los resultados no se dan la crisis se traslada a todos los estamentos del club. Y esta temporada ha sido verdaderamente alarmante para la “Lepra”. De hecho, su situación hubiera sido preocupante si se hubieran sostenido los descensos -que la AFA eliminó este año a mitad de camino- y será un tema preocupante si el equipo no cambia drásticamente de rumbo en 2025.
En el fútbol profesional, ha sido un fracaso tras otro. La temporada empezó con el técnico uruguayo Mauricio Larriera, que por flojísimos resultados y falta de liderazgo le pasó la posta al “Gallego” Sebastián Méndez, al que le fue peor todavía. La derrota en el clásico y las que le siguieron le dieron una oportunidad a Ricardo Lunari, que venía reclamando un lugar desde el gran trabajo que venía haciendo con los juveniles de Reserva. El año de Newell’s fue tan malo que ni siquiera pudo sostener ese interinato y tuvo que dirigir un ayudante del coordinador general de inferiores. Ese episodio rozó el papelón.
Llegó Mariano Soso, el entrenador elegido por el presidente Ignacio Astore y por el director deportivo Rubén Capria, para tratar de enderezar un barco que está encallado en el barro hace rato. Su ciclo empezó con un empate frente a Atlético Tucumán y una derrota de local ante Boca, con algunos síntomas positivos sobre su idea de juego, pero con muchísimo por mejorar.
Antes de pensar en el 2025, Newell’s debe sortear este complicadísimo duelo ante Talleres, en el estadio “Mario Kempes” de Córdoba, que estará a reventar esperando una victoria propia y un tropezón de Vélez ante Huracán para desatar una interminable fiesta de cuarteto y fernet. La “Lepra” tratará de arruinar esa celebración, pero más por necesidad propia que por apetito de destrucción.
Soso armará el equipo como puede para llegar a la orilla de esta escuálida temporada. En la semana, se despidió el volante uruguayo Rodrigo Fernández Cedrés, uno de los mejores jugadores del plantel, que se va descontento con la dirigencia. Newell’s termina con un equipo plagado de juveniles, más por urgencia que por decisión de promocionar a los chicos del club, como marca la historia “leprosa”.