El balance hídrico del 2024 deja contrastes en la región núcleo. Según el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), las lluvias anuales se acercaron al gradiente típico de 800 a 1.200 milímetros, con mayores acumulaciones hacia el este. Esto marcó un aumento promedio del 26% respecto de 2023.
“El año 2024 terminó con un 26% más de lluvias que el 2023. Las lluvias de otoño, influenciadas por el fenómeno ‘El Niño’ del verano 2023-24, y la recomposición de precipitaciones durante la primavera, fueron los factores que aportaron más agua al año”, explicó Marina Barletta, integrante del equipo de GEA.
Registros publicados en el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario.Foto: BCR
No obstante, diciembre trajo consigo un quiebre en esta tendencia favorable, particularmente en el noreste de Buenos Aires y el extremo sur de Santa Fe. Barletta destacó que esta zona acumuló apenas 35 milímetros, muy lejos del promedio histórico de 110 milímetros. “En este sector hay mucha preocupación porque las reservas de agua van de escasas a sequía. Es muy crítico lo que está sucediendo y ya se empiezan a ver los síntomas de falta de agua en los cultivos”, aseguró.
Los más afectados
En el caso del maíz temprano, la situación es alarmante: “Se están reportando posibles pérdidas en el rinde de entre un 10% y un 30%, ya que los maíces están pasando su período crítico con falta de agua”, agregó Barletta. Este estrés hídrico también está generando síntomas visibles en las plantas, como hojas basales secas, menor tamaño y un aspecto avejentado.
Además, las dificultades no se limitan al maíz. En el noreste bonaerense, entre un 10% y un 15% de los lotes de soja no pudieron sembrarse debido a la falta de humedad, lo que pone de manifiesto la gravedad de la situación.
Lamentablemente, las perspectivas climáticas no ofrecen un alivio inmediato. “Los pronósticos no prevén lluvias significativas, al menos durante la primera quincena de enero”, concluyó Barletta.